En medio del debate sobre si el transporte público debe ser gratuito para todo quisqui, el metro de París ha tomado la medida contraria. Durante los Juegos Olímpicos del próximo verano, el precio de los billetes se duplicará. Los tiques sencillos se venderán a cuatro euros, frente a los 2,10 euros actuales, y el bono de diez viajes pasará de los 16,9 euros a los 32 que costará durante las dos semanas olímpicas. Los responsables del suburbano argumentan que los ciudadanos de Île-de-France, la región con epicentro en París, no tienen por qué pagar el sobrecoste de 200 millones de euros que supondrá para el transporte público la celebración del acontecimiento deportivo por antonomasia. Los visitantes que acuden a la Ciudad de la Luz dispondrán de una tarifa plana de 16 euros al día o 70 euros a la semana. Nada que objetar si no fuera porque los organizadores habían prometido celebrar los JJOO más ecológicos y sostenibles de la historia... con el transporte público gratuito. En realidad, da la impresión de que los organizadores están empeñados en que cuantos menos visitantes acudan a París, mejor. Ayer, las entradas para la ceremonia de apertura costaban a 1.600 euros en la web de París’24. O debe ser que la fama que tienen los parisinos de ser gente de lo más antipática la van a llevar hasta su máxima expresión.
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