La primera vez que recorres la preciosa ruta costera que va de Donostia a Pasai San Pedro, y viceversa, te llama la atención, a medio camino, el bullicio que se oye a mitad de mañana. Son los chavales de la ikastola Herri Ametsa, que están de recreo. El centro está enclavado en el monte Mendiola, en un entorno privilegiado, a un paso del mar y rodeado de naturaleza. Hace unos años, padres, madres, profesorado y alumnos, lo que se viene a denominar comunidad educativa, se liaron la manta a la cabeza y comenzaron a organizar una carrera y una marcha de montaña sobre tres pilares: deporte, euskera y naturaleza. Organizar una prueba, sea del deporte que sea, no es un asunto sencillo. Lleva meses, mil gestiones y un trabajo coordinado para que todo salga bien. Que en Herri Ametsa Talaia Krosa lo bordan no lo digo yo, lo dicen los 275 participantes que agotaron los dorsales solo hora y media después de que se abrieran las inscripciones. Un recorrido muy atractivo por Ulia, Mendiola y el Faro de la Plata, y los detalles con los que cuidan a los participantes (buenos avituallamientos, hamaiketako, consigna, duchas, regalos...) le convierten en una cita imprescindible. En un contexto en el que cada vez se mercantilizan y privatizan más las pruebas deportivas, esta carrera es un soplo de aire fresco.
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