Durante años y años, bancos y cajas de ahorro imputaron a los clientes casi todos los gastos asociados a la firma de la hipoteca de una vivienda. Los gastos de notario, registro de la propiedad, gestoría y tasación corrían a cuenta de quien recibía el capital. En ocasiones, para que tuvieran a bien concederte una hipoteca, las entidades financieras te obligaban a suscribir también el seguro de la vivienda con una aseguradora de la casa y te obligaban también a contratar un seguro para asegurarse (valga la redundancia) que no les dejabas colgados al amortizar mes a mes la hipoteca. El abusivo proceder de los bancos recibió un sopapo en julio de 2020, cuando el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitió una sentencia que estableció la obligación a las entidades de devolver todos esos gastos. Un fallo que luego el Tribunal Supremo español asumió en varias sentencias. Las entidades financieras deben devolver a sus clientes las cantidades que cobraron hasta junio de 2019, cuando entró en vigor la nueva ley hipotecaria. Hablamos de hipotecas que se remontan incluso a los 80 del siglo pasado. Sin embargo, varios de esos mismos bancos que suman miles de millones de beneficios, en algunos casos se niegan y en otros se hacen los remolones para devolver un dinero que cobraron indebidamente, por decirlo de manera fina.
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