Si usted vuelve hoy al currete después de dos semanas, un mes o qué sé yo 200 días de vacaciones, relájese y tire de calendario. Si lo usa, pase del correo electrónico (tendrá 5.000 mensajes más la basurilla de los spam), no mire los tropecientos papeles que dejó pendientes al irse maleta en mano o mochila en la espalda, y vuelva a relajarse. Piense en la vidorra que se ha pegado en las últimas semanas, cervecita y tapita por aquí, farrilla por allí, siesta, comilonas con los amiguetes, libros a tutiplén y chapuzones por doquier. Piense en que se lo ha pasado de cine sin pegar un palo al agua y vuelva a relajarse. Pase del inminente inicio del curso escolar y las 200 compras que tiene que hacer; pase de la gripe A, B y C; de la dichosa crisis; de la hipoteca, del precio de la gasolina; pase de Zapatero el bertsolari nacido para improvisar, pase de la TDT hay que hacer un cursillo para entender cómo se puede ver el fútbol esta temporada, y pase de todo. Vuelva a relajarse. Hay un método infalible para superar el síndrome posvacacional, esta patología no reconocida como enfermedad de la que nada sabían nuestros padres hace un par de décadas. Coja un calendario, póngase a mirar en qué fechas caen los próximos puentes festivos, vacaciones y demás... y deje volar su imaginación. Piense un lugar al que nunca ha viajado y desea conocer (no tiene por qué estar a miles de kilómetros, aquí al lado hay sitios fantásticos). Piense, viaje con la imaginación y relájese. Las próximas vacaciones están al caer. Mientras tanto, póngase a currar.
lunes, 31 de agosto de 2009
lunes, 17 de agosto de 2009
Tomamos nota
Supongo que en estos tiempos políticamente correctos, Mike Hammer no duraría en una cadena de televisión ni un Telediario. Programar en horario infantil a un detective que resolvía crímenes y robos a golpe de pistola del calibre 45 cariñosamente, el tipo llamaba a su pipa Betsy y que era más promiscuo que don Silvio con sus velinas, sería calificado hoy como un atentado contra la moral y esas cosas. Salvo que me falle la memoria, en los 80 esta serie se emitía a horas que hoy serían catalogadas con dos rombos. En nuestro descargo habría que decir que entonces estábamos en pleno apogeo de la pubertad y el bueno de Mike nos daba una envidia terrible, siempre paseándose con unas pechugonas made in Playboy que ni Yola Berrocal. A ellas se les salían las carnes por todos los costados y nosotros, que no nos comíamos una rosca, no perdíamos ojo aunque al final no viéramos más que piernas que se colaban entre las sábanas. Entre crimen y crimen, Mike, el prototipo de macho Camacho, se paseaba en su flamante Ford Mustang por las calles de Nueva York, con su inconfundible bigotillo y sombrero, a la caza del criminal de turno. Nos acordamos también de Velda, otra mujer de pechos prominentes, y del policía Pat Chambers, siempre tratando de frenar los desmanes de Hammer. Pero, sobre todo, recordamos aquella frase que Mike repetía cada vez que se cruzaba con una belleza. "Tomaré nota", decía.
* Texto publicado en la contraportada de NOTICIAS DE GIPUZKOA en una serie sobre programas de televisión
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