A veces salgo del trabajo y no recuerdo dónde he aparcado el coche. No sé si les pasa lo mismo. Primero tiro de disco duro para intentar recordar en qué lugar del barrio he aparcado, y luego echo mano de la llave del coche, que voy presionando para ver si se encienden las lucecitas por algún lado. Siempre he encontrado el coche, salvo en una ocasión. Ahora que ha pasado un tiempo se puede contar. Fue en la época más dura de la pandemia, aquella en la que éramos trabajadores esenciales. Salí de la redacción junto a un compañero y me dirigí al lugar donde había aparcado el coche. Sabía exactamente dónde estaba porque esos días de confinamiento apenas había coches. Podías estacionar casi donde te diera la gana. Pero mi coche no estaba. Había desaparecido. Primero piensas que te lo han robado. Luego piensas un poquito más y llamas al depósito de vehículos municipal. “Aquí está”, me contestaron tras detallarles la matrícula. Volví a tirar de disco duro. Ensimismado o eufórico porque al llegar al trabajo disponía de todos los aparcamientos para mí solito y, además, gratis (hubo un tiempo en el que no había que pagar la OTA ), fui a estacionar encima del único paso de cebra en 200 metros a la redonda. Todavía recuerdo las palabras de la trabajadora del depósito de vehículos cuando fui a recogerlo: “Es el único que hemos traído en todo el día”. Tierra trágame.
viernes, 29 de julio de 2022
viernes, 22 de julio de 2022
Pobreza energética
domingo, 17 de julio de 2022
Glaciares que se mueren
¿Habéis visto cómo está el glaciar del Aneto? Eso no va a traer nada bueno”, nos comenta un trabajador mientras nos montamos en el telesilla de Clòt der Os para bajar hasta la planicie de Beret. Al fondo, a lo lejos, en un marco incomparable de montañas bañadas por un calor abrasador, se observa el glaciar del Aneto pero es difícil apreciar lo que sucede. Y lo que sucede es que el icónico tramo helado, el mayor de los Pirineos, con dos kilómetro de longitud, se derrite sin remisión por efecto del cambio climático. En una década ha perdido 20 metros de espesor. Las altas temperaturas, que estos últimos días son más que evidentes, han provocado que desde hace ya muchos años este glaciar y los otros 19 del Pirineo se consuman y aflore cada vez con más frecuencia un mar de piedras y rocas. En zonas de alta montaña, como la del Aneto-Maladeta, el impacto del cambio climático es demoledor, según apuntan los expertos, y el incremento de las altas temperaturas es el doble que la media global a pie de calle. El daño, además, es irreversible. Un equipo de científicos del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y de la UPV/EHU hizo hace un año un pormenorizado estudio sobre el glaciar del Aneto y estimó que en 2050 es posible que hayan desaparecido todos los glaciares de los Pirineos.
viernes, 8 de julio de 2022
'Intimidad'
viernes, 1 de julio de 2022
Hautacam
A primeros de junio el Barça alquiló el Camp Nou para pachangas. Previo pago de 300 euros por cabeza, todo aquel que quisiera podía jugar un partido en el coliseo blaugrana con su cuadrilla de amigos o en solitario. La pela es la pela, y la deuda es la deuda (el Barça tiene una monstruosa deuda de 1.300 millones de euros), así que lo que llama la atención no es que cobrara 300 lereles por pisar su césped sino que cobrara 30 euros a quien acudiera a la grada a animar a los amigotes. Como el business se ha impuesto en el fútbol, no descarten que en el futuro se abra Anoeta para vivir la experiencia de jugar a penaltis y pases en la portería de la Grada Zabaleta (en Atotxa se hizo). Ya visualizo hasta la promo en las redes: Enjoy penaltis and pases in Anoeta. De momento, si quieren una experiencia deportiva inolvidable y gratis prueben con el Tour. Se plantan en coche el jueves 21 de julio en las afueras de Argelès-Gazosts. Cogen la bici, calientan unos kilómetros y, a la salida de la localidad, en un cruce, comienzan a ascender Hautacam. Son catorce kilómetros de subida con un desnivel de algo más del 7%. Ese día se sentirán como el líder del Tour porque a ambos lados de la carretera habrá miles de personas. La Gendarmería suele dejar subir hasta prácticamente la meta. Y si están en baja forma, tiren de una bici eléctrica, que te lleva a donde las piernas y la respiración no alcanzan.