entre la amplia fauna de personajes de Twitter
que escriben frases con cierto ingenio, ironía fina o sentido común,
suele destacar casi siempre Gerardo Tecé. El otro día, al poco de
conocerse el Fernándezgate, escribió lo siguiente: “Grabación
muestra cómo el ministro de Interior de Nicolás Maduro conspiró para
fabricar escándalos contra opositores”. Ayer la frase andaba por los
2.200 retuits. Pocas metáforas tan acertadas para describir a un
ministro que se diría que ha sido forjado en la misma cantera de la
prepotencia de la que salieron Fraga, Martín-Villa, Corcuera,
Barrionuevo, Mayor Oreja y Acebes. Políticos del PP o del PSOE, tanto
monta, monta tanto, que usaban los aparatos del Estado sin escrúpulo
alguno. Fernández Díez, tan dado a condecorar a vírgenes y a
deslenguados como el tal Marhuenda, pertenece a esa escuela de cargos
públicos que se maneja como pez en el agua en los bajos fondos del
Estado. Es de ese tipo de personas que miente más que habla. Ni
dimitirá, faltaría más, ni tampoco renunciará a encabezar la lista del
PP por Barcelona. No descarten que el partido le organice un acto de
desagravio y que, si Rajoy sigue en la Moncloa, repita en el puesto.
Huele a podrido.
viernes, 24 de junio de 2016
jueves, 16 de junio de 2016
Fútbol femenino sin sede
el próximo fin de semana
arrancan en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas (Madrid) los cuartos de
final de la Copa de la Reina de fútbol. La eliminatoria entre la Real y
el Barça dará inicio a la recta final de un torneo que celebrará la
final el siguiente fin de semana, el domingo 26 de junio, en el mismo
escenario. Para los no iniciados en los menesteres del balón, habría que
añadir que la Ciudad del Fútbol de Las Rozas es propiedad de la
Federación Española de Fútbol del plenipotenciario Ángel Villar. Es
decir, que no es casual que sea la sede de la competición. Ninguna
ciudad se ha postulado para acoger el torneo ni este año, ni en 2011, ni
en 2012, ni en 2013. El año pasado se disputó en Melilla, en 2014 en
Ceuta y en 2010 en Basauri. Más allá del debate sobre gabarra sí o gabarra no,
cabría plantearse por qué la segunda competición más importante del
fútbol femenino solo puede celebrarse en las instalaciones de la propia
institución que organiza el torneo. El fútbol femenino, y el deporte
femenino en general, necesita seguramente menos discusiones estériles y
más apoyo contante y sonante. El respaldo que recibió ayer el Bera Bera
para disputar la Champions League que tanto le costó ganar sobre la
cancha es una de las sendas a seguir.
viernes, 10 de junio de 2016
Masificado Everest
Después de dos años
virgen, sin que nadie pisara su cima, el Everest ha vuelto por donde
solía o, lo que es lo mismo, ha sido tomado por las expediciones
comerciales. Una cordada de nueve sherpas coronó el 11 de mayo el techo
del mundo y puso fin a largos meses sin ascensiones, bruscamente
interrumpidas, primero por una avalancha que en 2014 arrasó el campo
base y provocó 16 muertos, y luego, en 2015, por el terremoto que
devastó Nepal. Una vez abierta la veda, la vía clásica del Everest por
su vertiente sur ha sido un rosario por el que han desfilado decenas de
montañeros siguiendo la ruta previamente equipada por los sherpas. Se
calcula que unos 400 alpinistas han hollado el Everest, aunque solo
cinco lo han conseguido sin recurrir a las botellas de oxígeno. Y sabido
es que la diferencia entre subir un ochomil con o sin oxígeno
es como cruzar el Canal de La Mancha nadando a pelo o con aletas.
Abierto el melón, la vanidad y la banalidad han vuelto a sentirse en las
faldas de la cumbre más famosa del planeta. No basta con subir al
Everest, debes ser el primero de tu categoría. Así que si ya teníamos al primer astronauta en pisar la cumbre o al primero que descendió en esquís, ahora ya tenemos al primer amputado de guerra, un exmarine, que holla el Everest. Que pase el siguiente.
viernes, 3 de junio de 2016
1.000 pesetas
corrían mediados de los años 80. Llevábamos varios meses preparando el viaje de estudios de octavo de EGB (hoy, segundo de ESO) a Barcelona cuando, a pocos días de partir, el profesor nos pidió que apuntáramos en un papel cuánto dinero íbamos a llevar. En clase éramos 55 alumnos en dos aulas. El profesor decidió que todos lleváramos la misma suma: tanto dinero como el que menos pudiera llevar. Huelga decir que teníamos todos los gastos pagados después de recaudar dinero de todas las maneras posibles, incluida una moción al Ayuntamiento solicitando una subvención. No teníamos que pagar ni un duro en un viaje de esos que recuerdas toda tu vida: visita a la fábrica de General Motors en Figueruelas, entrada al Camp Nou, al museo del Barça, a la Sagrada Familia y a todos los iconos de la ciudad condal, asistencia a un programa (no recuerdo el nombre) en los estudios de TVE en Sant Cugat, película en un cine del Maresme, etc. El caso es que, cuando el profesor recogió los papeles, supimos que teníamos que llevar como máximo 1.000 pesetas. Uno ya entonces era formal y cumplió la orden a rajatabla (gasté la pasta en un McDonald’s y una pulsera, cosas de la pubertad). Otros, pocos, llevaron más dinero. Hoy, supongo, aquel profesor sería tildado de bolivariano y otras lindezas.
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