Hay una etapa de tu vida en la que no perdonas un sábado sin salir de farra. Te conoces hasta el nombre del patrón de las fiestas de un barrio, cuando llega el verano haces un planning y de tanto desfase acabas un día de gaupasa en Arraioz. Acabada esta etapa, llega otra en la que descubres que los domingos por la mañana existen y no son una invención de tus padres, y ya puestos empiezas a praticar ejercicio, mayormente ir al monte, que es el deporte nacional. Cuando ya has madurado un poquito, de repente te encuentras con un aluvión de bodas de tus amigotes y de tu parentela, que siempre está ahí aunque no la tengas en cuenta. Todo Dios se casa, casi siempre el mismo año, así que no te queda otra que trabajar para pagar tanto bodorrio. Hay años en los que tienes que acudir a tantas que llegas a repetir restaurante. Ahora estás en el momento embarazo. O sea, estás rodeado de amigos, hermanos y primos que están en los que los cursis llaman estado de buena esperanza. Bueno, estar, lo que se dice estar embarazadas, están ellas, aunque todo se andará y llegará el día en el que los hombres podamos parir. Tengo un amigo que ya pierde la cuenta de los churumbeles que esperan sus amigos. Ha confeccionado una agenda y va a apuntando el nombre de la pareja que espera la criatura y la fecha aproximada en la que nacerá. Así no se enterará del nacimiento por el periódico, que queda un poco frío. Como en la radio, cuando los oyentes piden saludar, el amigo me dice que felicite por adelantado a ellas: Laura, Laura, Araceli y Erika. Pues nada, zorionak a todas.
martes, 22 de enero de 2008
miércoles, 16 de enero de 2008
Y el Papa dio la espalda
Qué travieso es el teclado de este ordenador. He empezado a titular esta Mesa de redacción y, en lugar de poner Papa, me ha salido PP. Manazas que es uno, porque yo vengo aquí a hablar de la última del PP, digo del papa Benedicto XVI. Mi ignorancia supina (que no está reñida con el respeto) hacia un montonazo de liturgias y símbolos de la Iglesia católica provoca que hasta el pasado domingo no supiera el significado que tiene el gesto que el tal Joseph Alois Ratzinger realizó en la Capilla Sixtina con motivo de la Fiesta del Bautismo de Jesús. Lo de la ignorancia lo atribuyo a que en el instituto no había manera de llegar a las lecciones de Historia Contemporánea. Empezabas con el Big Bang, te enrollabas con la Prehistoria, la Edad de Bronce y tal, y llegabas como mucho al Renacimiento. Así que nadie nos explicó en clase lo de los concilios del Vaticano. El caso es que Ratzinger ofició el domingo la misa de espaldas a los fieles, algo que no hacía un Papa desde los años 60. Ahí es nada. Reconozco que me pierdo en los recovecos de la jerarquía eclesiástica. Cuando murió Juan Pablo II echaba de menos un manual que me explicara la serie de acontecimientos que se iban sucediendo en la Santa Sede. Lo de la fumata blanca lo sabes desde chico, pero aquello del camarlengo me tiene todavía traspuesto. No había oído en mi vida que, una vez certificada la muerte del Papa, alguien se encargaba de confirmarla oficialmente golpeando tres veces su frente con un martillo de plata y llamándole por su nombre de pila en latín. Ya se sabe. Nunca te acostarás...
miércoles, 9 de enero de 2008
Iñaki Badiola
Hace un par de meses no le conocía ni Cristo. Hoy todos tenemos un primo que tiene un amigo que, a su vez, tiene un cuñado que ya le conocía. Hombre, claro. Ya saben, ése que siempre te contesta: "Yo ya lo sabía (conocía)". Hablamos de Iñaki Badiola, el tipo más nombrado por segundo en los corrillos futbolísticos y no tan futbolísticos de las últimas semanas. Yo, qué quieren que les diga, no había oído hablar de este hombre en mi vida. Ancha es Donostia y ancha es Gipuzkoa. Ni siquiera me lo había cruzado corriendo por La Concha, porque no soy de los que se levanta a las cinco de la mañana para calzarse las zapatillas y recorrer 16 kilómetros con la fresca. Así que le conozco por lo que ha dicho y ha prometido en público durante su gira por varias localidades del territorio. No me fío del primo que tiene un amigo que, a su vez, tiene un cuñado que dice que Badiola es un lince en los negocios y un triunfador en la vida. Y tampoco me fío del primo que tiene un amigo que, a su vez, tiene un amigo que dice que Badiola es un farsante y que sus empresas son un fracaso. Como todo en la vida, en el término medio está la virtud. A Badiola, como a todo gestor, le conoceremos por sus acciones y sus hechos. De momento ha lanzado alguna que otra frase lapidaria ("Si la Real sigue en Segunda en ocho meses desaparece porque las cuentas no lo aguantan") y ha incorporado a uno de los cinco fichajes que prometió en la campaña electoral. Su problema es que más de uno y más de dos están aguardando su primer tropezón.
jueves, 3 de enero de 2008
Propósitos 2008
Arranca un nuevo año y, entre la cascada de topicazos que nos apabullan durante estas fiestas y que me niego a enumerar, llegan también los propósitos... que rara vez se cumplen. Te apuntas al gimnasio para quitarte diez kilazos y lo dejas a los quince días, abandonas el tabaco y te abrazas al mal humor (dicen que lo uno está relacionado con lo otro), te inscribes por enésima vez en el euskaltegi, juras por la santísima que vas a ver menos la tele y a leer más, aseguras que irás al dentista por lo menos una vez al año. Y paro de contar. Están los propósitos personales y eso que un compañero de aquí al lado llama los "propósitos empresariales"... que se cumplen siempre. Anuncia Iberdrola que subirá la luz, y sube; anuncia el Ayuntamiento que subirá la tasa de agua y basuras, y sube; anuncia Gas Natural que subirá el gas, y sube; y, cómo no, anuncia Telefónica que subirá las tarifas, y sube. De entre todos estos aumentos, que son tan típicos como la Navidad, molesta (por decirlo de una manera políticamente correcta), el de Telefónica. Con la llegada de la era del móvil supongo que a más de uno y de dos les pasa lo que a un servidor. Pagas más por el mantenimiento de la línea de teléfono fijo que por las llamadas. La millonaria compañía cobra cada dos meses 27,40 euros (sin IVA) por el concepto "Mantenimiento de la línea". Parece una cantidad nimia, pero multipliquen por el número de facturas anuales y el número de años que llevan abonados y comprobarán que es un abuso... que dura toda la vida.
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