si de chaval te gustaba el
deporte y en casa lo mamabas desde que eras un crío, hoy almacenas en tu memoria
infinidad de recuerdos que permanecen imborrables. En mi caso, mantengo vivas
las imágenes del primer partido que presencié en Atocha (Real-Español), el
segundo título de Liga ante el Athletic, la amarga victoria contra el Stuttgart,
un Sabadell-Real en la Nova Creu Alta con Genaro Celayeta, Periko Alonso y
Julián Ordoki vistiendo la camiseta arlequinada o un Barça-Osasuna en el Camp
Nou de los 80 con bocata de butifarra incluido. Cómo no, también recuerdo como
si fueran hoy las llegadas a Ibardin con Kelly, Laguía, Gorospe y compañía, los
Tour de Indurain en el Tourmalet tras pasar la noche en una tienda de campaña,
el Mundial de ciclismo de Barcelona que ganó Claude Criquelion, el primer título
del Bidasoa o la primera Behobia que vi desde el arcén de Gaintxurizketa.
Recuerdos infantiles y juveniles como la final del Interpueblos de mano de hace
35 años en el Labrit. Para un chaval de Donostia, que su ciudad juegue mañana la
final de este torneo en el Atano III quizás no le diga nada. Para un chaval de
Bera, y más si es pelotari, el recuerdo permanecerá imborrable, de por vida,
gane o pierda. Zorionak!
viernes, 25 de julio de 2014
viernes, 18 de julio de 2014
Hacer arte de una presa
Si alguna vez se ha
tumbado a la bartola en la campa de Guadalupe, en Hondarribia,
seguramente habrá puesto sus posaderas en un banco realizado en bronce
que no es tal. Es una preciosa escultura de Remigio Mendiburu que
simboliza una txalaparta y está sujeta a la superficie con hormigón.
Desgraciadamente, en alguna ocasión ha sufrido el vandalismo de los
indeseables de turno. Si cruza a Hendaia por el puente de Santiago verá
una estela de Jorge Oteiza en la mediana de la carretera que, cómo no,
también ha tenido que ser reparada más de una vez. Nuestro paisaje
urbano y rural está trufado de esculturas, monumentos y símbolos, pero
muchas veces desconocemos su significado y, sobre todo, su autoría. Das
dos pasos y te encuentras con un obra de Oteiza en un recóndito hueco de
una iglesia de la Parte Vieja donostiarra, observas a diario sin
prestar atención por habitual varios emblemas creados por Eduardo
Chillida, acudes a la caja de ahorros y estás rodeado de pinturas de
Amable Arias, José Luis Zumeta o Rafael Ruiz Balerdi, caminas por una
plaza de Benta Berri y pisas el artístico pavimento de José Antonio
Sistiaga y te asomas al embalse de Arriaran y compruebas que Néstor
Basterretxea hizo arte de una presa. Arte vasco de vanguardia en estado
puro.
viernes, 11 de julio de 2014
Vive le Tour!
Gérard Holtz, el periodista deportivo francés más famoso (también es el mejor pagado y, seguramente, el más guapo), acostumbra a despedir sus programas con una frase (“Vive le sport!”) a la que durante estas semanas añade la coletilla de “Vive le Tour!”. Que el Tour vive y está vivo se ha demostrado en seis días de carrera. El fin de semana pasado, mirabas la pantalla del televisor y te daban ganas de plantarte en la campiña inglesa y sumarte a las oleadas de aficionados que poblaron las cunetas como jamás se ha visto. El Tour es francés, la lengua que tradicionalmente ha gobernado el ciclismo y la UCI, pero, paradójicamente, desde hace años en el pelotón el idioma que más se habla es el inglés. Los equipos y las marcas comerciales anglosajonas (con los fabricantes de bicicletas a la cabeza) han pasado a liderar un deporte que, pese a los escándalos, sigue siendo un buen escaparate para vender productos, sea una bici o una ciudad. El Tour, el Giro y la Vuelta son una herramienta de promoción turística de primer orden. No hay mejor postal que las imágenes que ofrece el helicóptero. Dame una autocaravana, dinero para gasolina y 21 días de vacaciones, y déjate de Punta Cana y el Caribe. Donde estén los Dolomitas, que se quite todo.
lunes, 7 de julio de 2014
Sorpresas, las justas
Llegados a la fase decisiva del Mundial, ninguna selección ha alterado el orden del planeta fútbol. Brasil, Alemania, Argentina y Holanda contaban en todos los pronósticos para figurar en el cuadro de semifinales, y la realidad no ha hecho sino confirmar los vaticinios. De hecho, históricamente el campeonato no depara grandes sorpresas, más allá de algunos resultados llamativos que se suelen registrar en la clasificatoria de grupos. Europeos y sudamericanos han protagonizado todas las semifinales de los Mundiales, salvo una de 2002 en la que se coló Corea del Sur, anfitriona de aquel campeonato junto a Japón. Costa Rica estuvo anteayer a punto de convertirse en el primer combinado de la Concacaf que traspasaba esta barrera, pero Van Gaal y su chistera se lo impidieron. Los países centroamericanos, norteamericanos y africanos deberán esperar a Rusia 2018 para derribar este muro.
jueves, 3 de julio de 2014
'Hacer un Endika'
Superados los 40, e
incluso los 30 años, cuando sale uno de fiesta, tan importante como
pasarlo bien es decidir cuándo vuelves a casa. Una retirada a tiempo es
una victoria, reza el dicho que marca el antes y después de una
farrilla. Si no te retiras a tiempo, corres el riesgo de sufrir una
resaca de esas en las que tu lengua es una bola de polvorones, el cuerpo
no se coordina con la cabeza, te vence la somnolencia y pides
coca-colas a gritos. Si te marchas a tiempo, rebajas los padecimientos
que se sufren después de un día de jarana. Marcharte en plena juerga
está mal visto, así que hay que tirar de estrategias. La más socorrida
es despistar a la cuadrilla entre poteo de un bar a otro, y tomar las de
Villadiego. El caso es buscar una excusa y (muy importante) no ser el
encargado de llevar el bote. Siempre habrá alguien que te recordará que
ese será el último trago, la chopera, la espuela, que no te vayas, que
esta y ni una más. Hay tretas varias para escabullirse y luego está lo
que en la cuadrilla acabamos de bautizar como hacer un Endika.
Consiste en largarte a casa con el mayor de los sigilos, sin levantar
sospechas. Estás sentado de madrugada después de una recena en la
sociedad, te levantas como quien va al baño y te piras sin hacer ruido.
Al cabo de diez minutos, ya no hay rastro de ti. Mandas desde casa un WhatsApp al grupo y si te he visto no me acuerdo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)