Usted es un ciudadano chipriota que paga religiosamente sus impuestos porque ya se sabe que Hacienda somos todos, abona todas las tasas habidas y por haber a su Ayuntamiento, no se salta la ley ni para esquivar una multa de OTA y administra su sueldo y los ingresos familiares sin que el agua le llegue al cuello. Como es un buen autogestor, hace años que, por si vienen mal dadas, decidió guardar en el banco pequeñas cantidades de dinero. Lo que viene a ser ahorrar de toda la vida. Pero hete aquí que las entidades financieras que conservan tu capital han entrado en bancarrota por gestionar mal tus dineros y necesitan 10.000 millones de euros. Y hete aquí que la UE, en un alarde de imaginación, decide que más de la mitad de ese rescate se pague imponiendo un nuevo impuesto a los pequeños ahorradores, es decir, a aquellos que tienen depósitos de menos de 100.000 euros. A eso en mi pueblo se le llama robar. La credibilidad de los dirigentes de la UE está por los suelos. En 2008 aseguraron que, ya se hundiera Francia o cayera el Deutsche Bank, todos los depósitos de menos de 100.000 euros estaban garantizados. Ahora se demuestra que no. Ya no sabemos si nuestros duros están mejor en la caja fuerte del banco o bajo el colchón. Después de escuchar al ministro De Guindos – “Los ahorros de los españoles son sagrados”– todo lo que ya está mal puede empeorar. ¿Será verdad esa leyenda urbana que dice que desde hace tiempo hay guipuzcoanos que han decidido sacar sus ahorros del banco de toda la vida para llevarlos en coche hasta Alemania y ponerlos a buen recaudo?
lunes, 25 de marzo de 2013
viernes, 22 de marzo de 2013
La Korrika del PP
el barullo político y
económico provoca que situaciones que hace unos años hubieran ocupado la
foto de portada de cualquier periódico vasco pasen ahora casi
desapercibidas. Lo comentaba ayer Maddalen Iriarte en
la última página de este diario: parlamentarios del PNV, EH Bildu, PSE y
PP acompañaron el martes pasado a la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, que portó el testigo de la Korrika a su paso por Gasteiz. Digo yo que faltaba Gorka Maneiro,
entretenido como está en fiscalizar las subvenciones que los
presupuestos del Gobierno Vasco prevén destinar a las "ikastolas de
Francia". He escrito bien el PP, porque en las imágenes se puede ver
trotando (la Korrika se corre a trote, para sufrir ya están las
carreras) a Carmelo Barrio, enfundado en un chándal y tocado con una gorra, y a Laura Garrido
junto a representantes de otros partidos. El acto más popular de
cuantos organiza AEK era material inflamable hasta hace nada. Asunto
para la polémica, ya fuera por una subvención de una institución, por la
presencia de símbolos ofensivos para parte de la ciudadanía o por lo
que fuera. Hoy la Korrika concita adhesiones como las del PP o el PSE,
que por primera vez ha comprado un kilómetro. Paso a paso, ttipi-ttapa,
como repiten una y otra vez desde la megafonía durante la marcha, se van
dando avances hacia la normalización. Dicen que los grandes retos se
consiguen con pequeños pasos. El gran reto está por llegar, así que
bienvenidos sean los pequeños pasos.
viernes, 15 de marzo de 2013
Pues ya estamos todos
pUES ya estamos todos. El Madrí y el Barça en cuartos de la Champions, su excelencia don Francisco en los aposentos del Vaticano y Xi Jinping en
el trono chino mundial. Café, copa de sol y sombra, y puro. Esto no lo
supera ni la Semana Fantástica de El Corte Inglés. "¿Parece majo, no?",
me preguntó mi contraria a esas horas en las que siempre te pillan en un
renuncio. "Está hecho un chaval", le dije. "Vive solo con un pulmón,
señal de que ha fumado a escondidas. Y no es de River. Es cuervo, de
San Lorenzo". Aturdido estoy todavía con el eco del mayor espectáculo de
suspense de los últimos tiempos. Domina bien el Vaticano lo del
marketing y la repercusión mediática. 2.000 años les contemplan y les
avalan. Hoy todos ustedes conocen la obra, vida y milagros de ese señor
del que hace tres cuartos de hora lo desconocíamos todo. Para eso
estamos los medios. Para contarles hasta el último (que no íntimo)
detalle del elegido en un alarde y derroche de medios y esfuerzos que no
sé yo si es un tanto desproporcionado. Que, como leí el otro día, hay
radios que esta semana se parecen más a Radio María que a una
emisora convencional. Así que ya tenemos Papa. Algún pariente vasco ya
le encontraremos. Alguna tía monja o así. Al tiempo. Menudos somos para
eso. Yo iba con Rouco, pero no tuvo a bien presentarse.
Es que a mí ese tono de voz de ultratumba de Rouco me tiene
encandilado. Cuando lo oyes, acojona. Mientras escribo estas líneas,
escucho a un tipo en la radio que dice que "ustedes, los periodistas,
tienen que hablar más con el Espíritu Santo". Alabado sea el Señor.
Amén.
viernes, 8 de marzo de 2013
PJA
Tomo prestada una frase que @pgabilond ha escrito esta semana en Twitter para
tirar del hilo. A estas alturas del viernes, supongo que se habrán dado
cuenta de que llevamos varios días sin Papa y sin rey y no ha pasado
nada. La Tierra sigue girando alrededor de su eje como si nada. En
realidad, podríamos vivir y sobrevivir sin Papa, sin rey, sin
presidente, sin lehendakari, sin diputado general, sin alcalde y, si me
apuran, sin casi nada. Salvo el oxígeno que necesitamos para respirar y
la Real, el resto es prescindible. Por supuesto, en la categoría de
elementos accesorios incluyo a los periodistas, sobre todo después de
repasar el reciente Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones
Sociológicas (CIS). Según esta encuesta, elaborada sobre 16 profesiones
representativas de la sociedad, los plumillas somos los peor valorados.
Tenemos el dudoso honor de encabezar un cuadro de honor en el que
también figuran los jueces en la segunda posición y los abogados en la
tercera. Hemos pasado de las célebres tres P (Prostitutas, Policías y
Periodistas) al PJA (Periodistas, Jueces y Abogados). En una escala de 0
a 100 puntos, los periodistas obtenemos 59,09 puntos, a más de 20
puntos de los líderes, los médicos. En un momento en el que
ejercer esta profesión es más necesario y más difícil que nunca para
denunciar todo tipo de abusos de los poderes públicos y privados, hemos
alcanzado nuestra más baja cota. Algo debemos estar haciendo mal cuando
la sociedad tiene semejante percepción de nuestra labor.
viernes, 1 de marzo de 2013
Carne de caballo
Soy alérgico a
la carne de caballo y hace dos semanas me zampé una ración de albóndigas
en el restaurante de una multinacional sueca del mueble cuyo nombre no
recuerdo. Lo digo así, de sopetón, y fuera bromas, por si acaso no vivo
para contarlo. Sé desde hace más de 30 años que mi estómago no tolera
las delicias que ofrecen los equinos. Cuando por aquí escaseaban los
dentistas, más de uno cruzábamos la muga para arreglarnos los piños en Iparralde. En mi caso, visité decenas de veces (y no exagero) el potro de torturas
de monsieur Poulou. El viaje consistía en desplazarme a la consulta de
Ziburu, esperar media horita, ver cómo me apretaban el dichoso aparato
de la boca y vuelta a casa como copiloto de mi santa madre, que hizo un
tratado de cómo conducir sorteando semana tras semana las retorcidas
curvas de Ibardin. En unas de esas idas y venidas descubrimos un puesto
ambulante de venta de carne de caballo frente al portal del dentista.
Semejante manjar debió sentarme como mil demonios porque al cabo de unos
días se me llenó el cuerpo de granos. El médico lo tuvo claro tras
hacer un repaso a la ingesta de alimentos de esos últimos días: "Es
alérgico a la carne de caballo". A otro familiar se le puso la cara como
un globo, así que lo nuestro con la carne de caballo como que no pudo
ser. No he vuelto a saber más de estas exquisiteces hasta hace unas
semanas, cuando se ha descubierto que algunas empresas dan gato
(caballo) por liebre (vacuno). Será cuestión de probar y ver si la
alergia sigue vigente.
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