la Donostia-Hondarribia
por la senda Talaia, la subida y bajada a Loatzo, en Villabona, la
Gipuzkoa Klasika para ciclistas junior, la Marcha Nórdica por las tres
playas de Donostia, la clásica cicloturista de Egia-Memorial Eugenio
Olaciregui, la carrera mixta de Oñati, la carrera de montaña de
Trintxerpe-San Pedro, el Premio Deba para cadetes... Toda la relación de
competiciones descritas tienen en común que se celebran este próximo
fin de semana, que no destaca por nada en particular. Cada fin de
semana, el calendario de actividades deportivas en Gipuzkoa es amplio y
variado. Pero ninguna de estas pruebas se podría celebrar sin la
impagable labor de los voluntarios. En estos tiempos en los que vamos
conociendo cómo algunos (unos pocos) hacían del lucro personal su
carrera, los voluntarios son un ejemplo de generosidad, de compromiso,
de cómo se puede trabajar y colaborar por amor al arte, en este caso al
deporte. Los voluntarios realizan una labor que no se recompensa con
dinero (a lo sumo les cae el bocata para el almuerzo) pero que tiene el
aplauso de quienes organizan y compiten. Con el clásico peto, lo mismo
preparan un avituallamiento y sirven un hamaiketako, que controlan el
tráfico, hacen de moto de enlace, vigilan cruces o informan a través de
un walki talkie. A veces ni siquiera es necesario que el organizador de
turno llame al voluntario para conocer si cuenta con él. El voluntario
colabora de forma desinteresada, por el puro placer de ayudar a un
amigo, a un familiar o a una causa con la que se siente identificado. No
está de más agradecérselo con palabras.
viernes, 26 de abril de 2013
viernes, 19 de abril de 2013
Pagar por aparcar
"Hola Juanma. Vienes con el chaval al mediodía a Urgencias de Pediatría del
hospital de Donosti. Te pasas toda la tarde en el hospital de prueba en
prueba, y cuando sales, ya al anochecer, después de dejar ingresado al
crío en observación, te soplan casi ocho euros por aparcar. ¿Eso qué es?
¿Copago? ¿Son unos ladrones? ¿Se creen acaso que aparcamos por
diversión?". Transcribo literal el WhatsApp que me envió ayer
un amigo a eso de las siete de la mañana. Podría dejar el resto de la
columna en blanco porque sobran los comentarios. Que te cobren por
aparcar junto a un centro sanitario se ha convertido en algo tan común
como pagar por dejar el coche en un subterráneo cuando vas de compras al
centro y resides en una zona con un transporte público deficiente. Y no
es lo mismo. El parking (mal llamado público) de hospitales es el
chollo padre para Osakidetza y para la empresa privada que lo gestiona.
Siempre está en temporada alta, tanto por la tarifa como por el número
de usuarios, y, que se sepa, su mantenimiento no es precisamente que
cueste un ojo de la cara. Nos hemos acostumbrado de tal manera a pagar
por tantos servicios que antes eran gratis (ya se sabe, hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades), que no me extrañaría que dentro de
nada nos cobren por subirnos a los numerosos ascensores y escaleras
mecánicas que los ayuntamientos han instalado por aquí y por allá para
facilitar la movilidad de los ciudadanos. Será mejor no dar ideas.
viernes, 12 de abril de 2013
Valero
"ea,
ea, ea, Valero se cabrea", solía gritar la afición del Bidasoa en
Artaleku en aquellos añorados partidos contra el Barça. Y Valero se
cabreaba, y mucho. A un lado y otro de la banda, sus duelos con su
vecino de banquillo, el irrepetible Juantxo Villarreal, eran apasionantes. En cierto sentido, Valero Rivera recuerda a Anna Tarrés.
"Tienen cara de mala hostia", que diría el castizo. Son técnicos muy
exigentes con sus jugadores y consigo mismos, y llevan esa seña de
identidad y la búsqueda de la excelencia casi hasta las últimas
consecuencias. El resultado son triunfos, títulos y medallas. Valero
Rivera forjó el mejor Barcelona de balonmano de la historia y sumó 55
títulos en 20 temporadas. Si el equipo de fútbol acaba de batir una
marca histórica al clasificarse por sexta vez consecutiva para las
semifinales de la Champions League, qué decir de aquel Barça de
balonmano que ganó seis Copas de Europa, cinco de ellas seguidas. Aquel
imbatible equipo marcó los años 90, como el Gummersbach lo hizo a
principios de los 70 o el Metaloplastika en los 80. Tras una mala
experiencia como director general de las secciones del Barça (solo duró
ocho meses), Valero fichó como seleccionador español (en enero conquistó
el Mundial) y ahora ha sido contratado por Catar después de que le
pusieran sobre la mesa muchísimos petrodólares. 800.000 euros por año,
según se ha asegurado. ¿Que la noticia es su ayudante en el banquillo?
La noticia será cuando, como señalaba hace unos días un columnista,
España se enfrente a Catar en los Juegos Olímpicos que Madrid quiere y
no puede organizar en 2020.
viernes, 5 de abril de 2013
Guarros
Un guante de látex. Una
botella de lejía. Restos de plástico de lomo extra embuchado marca
Hacendado. Un bote de Pringles. Una botella de plástico. Pañuelos de
papel. Un paquete de Ducados rubio. Un tapacubos de coche con varios
caracoles adosados. Una lata de Coca-Cola. Otra botella de agua
(pequeña). Un bote de 500 gramos de Sveltesse. Un envase de yogurt. Una
bolsa (también vacía) de croi-ssants. Un vaso de café de máquina (sin el
palito). Una lata de Red Bull. Varios folios mojados de una sentencia
judicial escrita en francés. Una bolsa de plástico. Un par de Danoninos.
Un paquete de Fortuna. Una lata (vacía) de San Miguel. Un plástico que
en su día contenía algún producto de Matutano. Restos de papel de
aluminio. Una lata (machacada y oxidada) de cerveza Aurum. Una bolsa de
McDonald's sin comida pero con restos de un vaso de cartón gigante y
bolsitas de ketchup y salsa barbacoa. Otro paquete de tabaco, este de la
marca LM. Un envoltorio de energy gel. Otra bolsa vacía. Un aparato de
Ventolin. Más latas de cerveza y Coca-Cola... Todo el material que se
describe en estas líneas lo recogí ayer en un tramo de menos de 500
metros de la cuneta de una carretera muy transitada por coches,
camiones, motos y ciclistas, y que servidor frecuenta cuando sale a
correr. Arrojar mierda por la ventanilla se ha convertido en el deporte
nacional. Los bordes de las carreteras son estercoleros que causan
vergüenza ajena. Toda esa basura no ha caído del cielo, la arroja la
mano humana. Me faltaron bolsas y manos para recoger tanto desperdicio
porque había el doble o el triple tirado en el suelo. Una pena.
miércoles, 3 de abril de 2013
Ada Colau
Sucedió hace tiempo con Pilar Manjón, la presidenta de la Asociación 11-M de Afectados del Terrorismo, y sucede ahora con Ada Colau,
la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Pasan los
años, pero no cambian las estrategias que utiliza la derecha española
para condenar a la hoguera a quien ose rebatir con sólidos argumentos
sus líquidas miserias y mentiras. Cuando algún colectivo ciudadano se
enfrenta al poder político y económico de la ultramontana derecha y sus
satélites mediáticos, automáticamente se despliega una campaña para
desacreditar tanto al colectivo como, sobre todo, a quien actúa como
portavoz. A Manjón todavía le pitan los oídos de las barbaridades que
tuvo que escuchar (alguna incluso en el propio Congreso de los
Diputados) por responsabilizar a Aznar de los atentados
del 11-M. A la enérgica Colau supongo que pronto le relacionarán con un
primo suyo que tiene un amigo que tiene un sobrino que militó en
Jarrai. Qué sé yo. Cualquier sandez vale para tratar de poner en marcha
el ventilador contra quien no piensa como tú. Del pensamiento único
hemos pasado al todo el mundo calladito que aquí mando. Quieren
ciudadanos mansos que no se quejen y disponen de palmeros que les
jalean. No hay más que comprobar la portada de ese periódico que hoy
critica el escrache, cuando hace unos meses no tuvo ningún
empacho en publicar en su primer página, con alarde tipográfico, las
fotos de cinco jóvenes que abanderaban las protestas contra los recortes
en educación como si fueran los terroristas más buscados.
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