No sé qué es más
complicado: recordar cuándo marcó la Real un gol de falta directa desde
el borde del área o hacer memoria de cuándo fue la última vez que
dimitió un ministro del Gobierno español. Resolveremos la incógnita al
final del texto. El caso es que estamos tan acostumbrados a que no
dimita ni dios que tanta renuncia seguida nos pilla a contrapié. Primero
se pira Gallardón y ahora el presidente de RTVE, Leopoldo González
Echenique. Dos en tres días. La estadística hecha añicos. Amigos, no
estamos preparados para tanta dimisión. Estamos habituados a los
desmentidos, los pagos en diferido, las medias verdades, los rostros de
mármol, las mordidas, los tresporcientos, las fortunas sin
pegar un palo al agua y el escapismo. Dimitir, lo que se dice dimitir,
es un hecho excepcional entre la clase política, cuando en realidad en
muchas ocasiones es un acto de sinceridad. Lo has hecho mal, has perdido
o te has equivocado, coges tus bártulos y te marchas a casa. Aquí
sucede lo contrario. En lugar de dimitir, se practica el patapún p’arriba.
Te ascienden a capitán general. Y, por cierto, gana la Real. Hace
cuatro años (febrero de 2010) Bravo anotó un txitxarro en un lanzamiento
directo y hace cinco que no dimitía un ministro forzado por las
circunstancias (Mariano Fernández Bermejo en febrero de 2009).
viernes, 26 de septiembre de 2014
viernes, 19 de septiembre de 2014
Oler la brisa del mar
Uno de los placeres de subir un monte es llegar a la cima y divisar la sucesión de picos que se adivinan en el horizonte. Asciendes al Ibantelli o al Axuria, y tienes una panorámica tan incomparable como el marco. A un lado el mar, al fondo las Landas, y hacia el otro lado Larun, Ekaitza, Mendaur, más allá el Ori y, si las nubes lo permiten, a lo lejos se ve el afilado Anie. El perfil de Aiako Harria, que dicen que recuerda al rostro de Napoleón, se puede observar desde varios puntos, aunque puestos a recomendar, la silueta es preciosa desde la carretera que baja desde el alto de Lizuniaga. En tardes como las de esta semana, ver la puesta del sol en montes como Peñas no tiene precio. No digo que haya que aplaudir al estilo Ibiza, pero casi. Son tan versátiles las vistas, que un 15 de agosto te puedes plantar a las once de la noche en la cima de Larun y ver al mismo tiempo los fuegos artificiales de Donostia y de Biarritz. Resulta complicado distinguir montes que estén más allá del Pirineo navarro, salvo que seas Jordi Solé, Mark Bret y Juanjo Díaz de Argandoña, tres fotógrafos que este verano han captado una imagen de los Alpes... hecha desde los Pirineos, a casi 400 kilómetros de distancia. Va a ser verdad aquello que me dijo un familiar por vía paterna, que aseguraba convencido que desde la Ribera navarra se olía la brisa del mar.
jueves, 18 de septiembre de 2014
La paradoja del cine
Paradojas del cine. A
partir de mañana, el Kursaal, el Victoria Eugenia, los cines Príncipe y
los cines Antiguo Berri se llenarán de espectadores ávidos de películas,
sean cuales sean. Lo mismo da un truño coreano que una obra maestra de
Dorothy Arzner. A 300 metros escasos del epicentro del cine (basta con
cruzar el puente sobre el Urumea), nueve salas se encuentran bajo la
amenaza del cierre. Ocine, la empresa que gestiona las salas del centro
comercial La Bretxa, ha presentado un ERE de extinción que afecta a una
quincena de trabajadores. Llama la atención el evidente contraste. De un
lado, un Festival que ha hecho del éxito de público una de sus señas de
identidad; del otro, nueve salas sobre las que se cierne la clausura
definitiva, se supone que porque no son rentables. Desde 2004 en
Donostia se han cerrado las salas del centro comercial Garbera, los
míticos cines Astoria y las diez salas que Warner Lusomundo regentaba en
el complejo de Illunbe. Argumenta un compañero que la sobresaliente
asistencia de los espectadores al Zinemaldia se debe, no solo a la
calidad que ofrecen las películas, sino también a que se trata de un
acontecimiento social. Seguramente, sin el envoltorio del Zinemaldia no
pagaríamos una entrada por ver algunos de los filmes que se proyectarán a
partir de mañana.
viernes, 12 de septiembre de 2014
De prescindible a adictivo
Hace ya unos años, y no
estoy hablando del Pleistoceno, tener un móvil era algo extravagante. No
diré que estaba mal visto, pero sí era habitual encontrar más amigos
que carecieran del aparato que un rara avis que lo tuviera y lo
utilizara. De hecho, a más de uno le daba (y le sigue dando) reparo
hablar con el móvil por la calle. Y existía una resistencia numantina a
comprarlo. Incluso entre los periodistas, pese a que luego se ha
revelado como un herramienta imprescindible para realizar este trabajo.
“Ni tengo móvil ni lo voy a tener”, escuchabas a más de uno. Su
expansión y popularización ha sido tan vertiginosa que hoy es complicado
encontrar a alguien que no tenga el dichoso celular. Ha pasado de ser
un artilugio prescindible a ser indispensable y hasta adictivo. No
podemos vivir sin él, estamos enganchados, más aún desde que se ha
convertido en un miniordenador que nos mantiene en permanente contacto
con la familia, los amigos y el mundo que se mueve ahí afuera. Cada
lanzamiento de un nuevo aparato se convierte en una ceremonia de
resonancia mundial que los medios amplificamos. Ha sucedido esta semana
con la marca de vanguardia. No le hace falta gastarse un duro en
publicidad. Ya le hemos hecho el trabajo por adelantado.
viernes, 5 de septiembre de 2014
Calderilla
si usted es pintor y ha
dejado con el rodillo y la brocha una habitación como un primor, tal vez
los dueños de la casa le feliciten e incluso le den una propinilla. Si
trabaja de pescatera, se ha levantado a las cuatro de la mañana para ir a
la lonja y ha servido tres medianas a una clienta, puede que a los
pocos días esa misma mujer le recompense su trabajo recordando lo fresco
que estaba el pescado. Si trabaja usted de enfermera, puede que una
paciente que regenta una empresa de plantas le agradezca su dedicación y
su trato exquisito llenando el office de flores de lo más
diversas para todo el personal. Si es usted camionero de los que
reparten pedidos de comercio en comercio, sin tiempo para aparcar el
vehículo como dios manda, como mucho su cliente le firmará el albarán y
si te he visto no me acuerdo. Si es usted periodista y ha hecho bien su
trabajo; un buen reportaje, una entrevista o, qué sé yo, una exclusiva,
le felicitará su madre, que son las fans número uno de los plumillas.
Pero si usted es el presidente de un club de fútbol y sus chavales le
dan una alegría, entonces vendrá su patrocinador chino y le gratificará
con 100.000 eurazos. 16 millones de pesetas. Calderilla. Qué mal está
repartido el dinero en este mundo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)