durante esta
semana en la que es complicado discernir entre lo verdadero y lo falso
(aún estoy perplejo con lo de "España es la nueva Alemania"), me he
topado con un vídeo que lo firmaría el mismísimo Follonero. La cinta
dura menos de dos minutos y fue emitida en 2011 por la desaparecida Popular TV
de Pamplona en una sección dedicada a "semblanzas campechanas". Rafael
Domingo Oslé, ilustre doctor en Derecho de la Universidad de la Iglesia
de Navarra, se deshace en elogios hacia Yolanda Barcina (entonces
alcaldesa de Iruñea) y alaba lo que él autodenomina (palabra de moda
esta semana, la otra es paripé) "el Yoli Style, que ha marcado una
época". "Pamplona se le queda pequeña", dice en el ¿sketch? el bueno de
Domingo Oslé, que como pitoniso no tiene precio. Tan pequeña se
le quedó, que dio el salto de la alcaldía a la presidencia de Navarra y
ha sido como ir de un terremoto a otro. Tras los recortes en educación y
sanidad, las dimisiones en cadena en el Complejo Hospitalario de
Navarra, el fiasco del circuito de Los Arcos, la megalomanía del Navarra
Arena y el escándalo de las dietas de CAN (1.000 euracos por estar
cinco minutos de oyente), llega ahora a sus pantallas el "que vienen los
vascos, la ETA y Navarra se rompe". Con Barcina de plañidera. Pues eso, a taparse la nariz, y p'alante, siempre p'alante.
viernes, 28 de febrero de 2014
viernes, 21 de febrero de 2014
Las redes nos tienen atrapados
Definitivamente, las redes
sociales nos tienen atrapados. Nos hemos convertido en seres mutantes
que vamos de aquí para allá con el móvil o la tablet, o ambos
dos, asidos a nuestras manos. Son un apéndice más de nuestro cuerpo.
Caminamos por la calle sin mirar alrededor, con los ojos puestos en el
celular, comemos con el aparato a modo de cubierto, corremos sin
despegarnos de él, estamos atados a él con el manos libres del coche e
incluso a veces conversamos con otra persona sin quitar ojo a la
pantalla. Vivimos pendientes del WhatsApp, de que nos van a llamar por Skype, de Linkedin, de mirar nuestro muro de Facebook, de consultar la última hora de Twitter, de lo más on/off de Pinterest, de hacer fotos con Instagram, de hacer más fotos con Flickr, de estrenar Telegram para comprobar si es tan útil como nos han comentado, de Google Plus, de Tuenti
y de lo que vendrá, porque esto no ha hecho más que empezar. Vivimos en
un sinvivir hasta tal punto de que se diría que si no tienes WhatsApp
estás en fuera de juego, eres de otro mundo. En cuestión de años hemos
pasado de tener un teléfono fijo (entonces no se llamaba así) que
usábamos solo para hablar al mediodía y al anochecer, a retransmitir
nuestras vidas en vivo y en directo.
lunes, 17 de febrero de 2014
El hilo conductor del montañismo vasco
Paco Iriondo, presidente de la Federación Vasca de Montañismo
durante 18 años, falleció el pasado sábado a los 87 años.
Perejil en todas las salsas, la historia del montañismo
vasco no se puede entender sin la figura de Paco Iriondo (Elgoibar,
13 de octubre de 1926). El presidente honorífico de la Federación
Vasca de Montañismo, fallecido el pasado sábado, ha sido el hilo
conductor que ha unido una actividad que se vive en esta tierra
(cerca de 30.000 federados en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba) como en
pocos sitios en el mundo.
Iriondo, dos veces presidente de la federación vasca (de 1971 a 1976 y de 1986 a 2000), fue partícipe de todo cuando aconteció en el montañismo durante los últimos 60 años, ya fueran las primeras salidas a Pirineos y Picos de Europa, el impulso a los clubes, la modernización de las siempre engorrosas pero necesarias tareas administrativas, el apoyo a las expediciones que se aventuraban en los ochomiles, la potenciación de la escalada deportiva, la bienvenida a nuevas modalidades como las carreras de montaña, la puesta en marcha de refugios y un largo etcétera.
Trabajador infatigable, de joven practicó el fútbol en su Elgoibar natal, pero pronto le entró el veneno del montañismo. Sus primeros pasos llegaron de la mano del grupo EUP, que organizaba salidas por los montes de Euskal Herria en la posguerra. Iriondo, Pío Etura, Iñaki Konde y Joxe Larreategi, entre otros, crearon el embrión de lo que luego sería la asociación montañera Morkaiko de Elgoibar, que nació en 1956. Cómo no, Iriondo fue el primer presidente del club, que ya en su primer año organizó la primera salida al monte fuera de Euskal Herria con un guía de lujo: el eibartarra Juan San Martín, gran aficionado al montañismo, que años después ocupó, entre otros cargos, el de Ararteko.
El trato afable, la receptividad con la que acogía todo tipo de iniciativas y su incansable trabajo llamaron la atención de varios clubes de la costa de Gipuzkoa, que le propusieron como candidato a presidente de la federación vasca en la elecciones de 1971, las primeras "democráticas", como resaltó el propio Iriondo en una entrevista publicada por Noticias de Gipuzkoa en junio de 2010. Nada más asumir el cargo, Iriondo lideró la recuperación de la revista Pyrenaica y el nombramiento de un director técnico, un cargo fundamental para el buen funcionamiento de la federación, y celebró las bodas de oro de la institución en 1974. También impulsó la construcción del refugio de montaña en el circo de Piedrafita de Sallent de Gállego (en el Pirineo oscense), que costó 40 millones de pesetas. Antxon Bandrés, otro buque insignia de la federación, que murió en septiembre de 2011 tras sufrir un accidente en su caserío de Tolosa, sustituyó a Iriondo al término de sus cinco años en el cargo.
Una de tantas crisis en la federación provocó un vacío presidencial que llenó Iriondo, siempre dispuesto a echar una mano. El dirigente guipuzcoano abrió en 1986 su segunda etapa al frente de la federación, un curso de catorce años en el que, arropado por un buen equipo directivo, el montañismo vasco vivió el impulso del ochomilismo, la modernización de la administración, el auge del número de federados, la puesta en marcha de las marchas escolares, la potenciación de calendarios regulados de escalada y travesías, y su apertura a actividades de esquí en sus diferentes vertientes. También, a su pesar, Iriondo vivió de cerca las desgracias en forma de accidentes mortales que de cuando en cuando sufre el montañismo vasco. La labor al frente de la federación le valió numerosos reconocimientos de todo tipo de instituciones públicas y privadas (solía decir que su casa es un pequeño museo) y actualmente era asesor del presidente de la Federación Española de Montañismo, Joan Garrigós. De todos los homenajes, uno le marcó en especial: el que recibió en junio de 2010, organizado por el Ayuntamiento y el pueblo de Elgoibar. Desde entonces, una escultura con una placa recuerda a Iriondo en el barrio de Idotorbe (San Pedro).
El tributo tuvo una segunda parte hace unos meses, el 11 de mayo de 2013, cuando Morkaiko le homenajeó aprovechando el día del club. Viudo de Piedad Madariaga y padre de Idoia, sus funerales se celebrarán mañana en la parroquia de San Bartolomé de Elgoibar.
Iriondo, dos veces presidente de la federación vasca (de 1971 a 1976 y de 1986 a 2000), fue partícipe de todo cuando aconteció en el montañismo durante los últimos 60 años, ya fueran las primeras salidas a Pirineos y Picos de Europa, el impulso a los clubes, la modernización de las siempre engorrosas pero necesarias tareas administrativas, el apoyo a las expediciones que se aventuraban en los ochomiles, la potenciación de la escalada deportiva, la bienvenida a nuevas modalidades como las carreras de montaña, la puesta en marcha de refugios y un largo etcétera.
Trabajador infatigable, de joven practicó el fútbol en su Elgoibar natal, pero pronto le entró el veneno del montañismo. Sus primeros pasos llegaron de la mano del grupo EUP, que organizaba salidas por los montes de Euskal Herria en la posguerra. Iriondo, Pío Etura, Iñaki Konde y Joxe Larreategi, entre otros, crearon el embrión de lo que luego sería la asociación montañera Morkaiko de Elgoibar, que nació en 1956. Cómo no, Iriondo fue el primer presidente del club, que ya en su primer año organizó la primera salida al monte fuera de Euskal Herria con un guía de lujo: el eibartarra Juan San Martín, gran aficionado al montañismo, que años después ocupó, entre otros cargos, el de Ararteko.
El trato afable, la receptividad con la que acogía todo tipo de iniciativas y su incansable trabajo llamaron la atención de varios clubes de la costa de Gipuzkoa, que le propusieron como candidato a presidente de la federación vasca en la elecciones de 1971, las primeras "democráticas", como resaltó el propio Iriondo en una entrevista publicada por Noticias de Gipuzkoa en junio de 2010. Nada más asumir el cargo, Iriondo lideró la recuperación de la revista Pyrenaica y el nombramiento de un director técnico, un cargo fundamental para el buen funcionamiento de la federación, y celebró las bodas de oro de la institución en 1974. También impulsó la construcción del refugio de montaña en el circo de Piedrafita de Sallent de Gállego (en el Pirineo oscense), que costó 40 millones de pesetas. Antxon Bandrés, otro buque insignia de la federación, que murió en septiembre de 2011 tras sufrir un accidente en su caserío de Tolosa, sustituyó a Iriondo al término de sus cinco años en el cargo.
Una de tantas crisis en la federación provocó un vacío presidencial que llenó Iriondo, siempre dispuesto a echar una mano. El dirigente guipuzcoano abrió en 1986 su segunda etapa al frente de la federación, un curso de catorce años en el que, arropado por un buen equipo directivo, el montañismo vasco vivió el impulso del ochomilismo, la modernización de la administración, el auge del número de federados, la puesta en marcha de las marchas escolares, la potenciación de calendarios regulados de escalada y travesías, y su apertura a actividades de esquí en sus diferentes vertientes. También, a su pesar, Iriondo vivió de cerca las desgracias en forma de accidentes mortales que de cuando en cuando sufre el montañismo vasco. La labor al frente de la federación le valió numerosos reconocimientos de todo tipo de instituciones públicas y privadas (solía decir que su casa es un pequeño museo) y actualmente era asesor del presidente de la Federación Española de Montañismo, Joan Garrigós. De todos los homenajes, uno le marcó en especial: el que recibió en junio de 2010, organizado por el Ayuntamiento y el pueblo de Elgoibar. Desde entonces, una escultura con una placa recuerda a Iriondo en el barrio de Idotorbe (San Pedro).
El tributo tuvo una segunda parte hace unos meses, el 11 de mayo de 2013, cuando Morkaiko le homenajeó aprovechando el día del club. Viudo de Piedad Madariaga y padre de Idoia, sus funerales se celebrarán mañana en la parroquia de San Bartolomé de Elgoibar.
viernes, 14 de febrero de 2014
El tostonazo del siglo
una competición sin sorpresas, sin pronósticos que se rompen y sin emoción es como un pan sin sal.
Sosete. Sin sustancia. Las Ligas de fútbol y baloncesto se han
convertido en los últimos años en torneos de cartón-piedra por obra y
gracia del Madrid y el Barça. O gana uno, o gana el otro. Bipartidismo
en estado puro. Un tostonazo para mayor gloria de sus jugadores y sus
seguidores, que se amplifica desde los medios de ambas capitales hasta
límites nauseabundos. "La final que todo el mundo quería ver", dicen. La
final que ellos querían ver. El 19 de abril se celebrará el enésimo
partido del siglo, otro Barça-Madrid. Y si no es la final de Copa, es la elección del Balón de Oro,
otra tabarra insufrible que te la encuentras hasta en la sopa. Que un
equipo como el Liverpool le meta cuatro txitxarros en 20 minutos al
Arsenal no tiene traslación posible en la Liga española. Los dos grandes
se reparten el maná del dinero de las televisiones y hacen de la Liga y
la Copa su cortijo. Desde 2001 Barça y Madrid se han repartido todas
las Ligas salvo dos (2002 y 2004 del Valencia), y en los tres últimos
años uno u otro ha ganado la Copa. En el baloncesto, ídem de ídem. Barça
y Madrid han ganado cinco de las siete últimas Ligas (aquí la excepción
fue el TAU en 208 y 2010). Como decían los clásicos, emoción a
raudales.
sábado, 8 de febrero de 2014
Juegos de besos
a riesgo de equivocarme,
doy por seguro que más de uno y más de dos atletas olímpicos
aprovecharán el escaparate que supone un podio en los Juegos de Sochi
para darse un buen morreo con alguno de sus compañeros de peldaño. Digo
yo que será en alguna competición por equipos, no sea que le plantes de
improviso un par de besos en la boca a tu rival de, un suponer,
Azerbaiyán. Qué mejor país para besarse labio a labio que Rusia. Besarse
en los morros es de lo más corriente y moliente en el país de Vladimir Putin en momentos de gran alegría. Es una práctica habitual que durante años hemos visto hacer a los políticos, desde Leonid Brézhnev hasta el simpaticón de Boris Yeltsin. En el Mundial de Atletismo de Moscú del verano pasado, dos atletas rusas, Ksenlya Ryzhova y Tatyana Firovase,
se besaron, no precisamente en las mejillas, en la ceremonia de entrega
de la medalla de oro del 4x400 y, a pesar de que se interpretó como una
reivindicación de los derechos de los homosexuales, pronto aclararon
que ambas están felizmente casadas (con hombres) y que el beso no era
más que el saludo nacional ruso. Así que desde aquí animo a los atletas,
en especial al abanderado español, Javier Fernández, a besar locamente en los labios a sus adversarios.
viernes, 7 de febrero de 2014
Nieve
a la orografía de este
país, que nos permite bañarnos en la playa y subir un pico de 1.500
metros en un escaso intervalo de horas, para ser perfecta solo le falta
un par de montes de más de 3.000 metros y una estación de esquí.
Seríamos la envidia del mundo mundial. Somos un pueblo al que le encanta
la nieve sin tenerla. Cada vez que La Concha amanece con un manto
blanco, ponemos cara de felicidad, nos echamos a la calle, los
periódicos nos liamos la manta publicando páginas y páginas, y las
autoridades se abroncan porque el temporal les pilla con los quitanieves
en el garaje. La nieve es un fenómeno, no paranormal, pero sí
excepcional. No es que nieve a gusto de todos, es que es raro que nieve
en zonas que no sean las cotas más altas. El récord de precipitaciones
está en febrero de 2005, cuando nevó en Gipuzkoa durante diez días
seguidos. Pero si Suiza competía en la Copa América de vela sin tener
mar, nosotros somos los amos de la barraca en la nieve sin tener nieve.
Tres guipuzcoanos compiten desde hoy en los JJOO de Sochi y un cuarto lo
hará en los Paralímpicos. La cifra (es la mayor representación de la
historia) habla, no solo de nuestra atracción por los deportes de
invierno, sino sobre todo de que hemos hecho de la cultura del deporte
una de nuestras señas de identidad. Nos gusta ver deporte, pero sobre
todo nos gusta practicarlo. Pocos territorios como este (con una
población que supera por poco los 700.000 habitantes) tienen tanta
representación colectiva e individual en deporte de elite, y aporta
tantísimos participantes a las competiciones de aficionados.
martes, 4 de febrero de 2014
De catástrofe en catástrofe
Hoy se cumple el día número 35 de 2014. Desde que sonaron las campanadas de
Nochevieja hasta este martes 4 de febrero, nuestras vidas se han
convertido en una página de sucesos de nunca acabar. Vivimos de susto en
susto, de emergencia en emergencia, de catástrofe en catástrofe, en una
concatenación de alarmas amarillas, naranjas y rojas que es un
sinvivir. Solo falta un temporal de nieve de los de antes para completar
el paisaje de desgracias e imprevistos con el que hemos estrenado el
año.
Primero,
el 1 de enero, fue el devastador incendio de Trintxerpe que dejó sin
casa a casi medio centenar de familias en las primeras horas de 2014.
Sin reponernos de esta tragedia, llegaron las gigantescas olas del fin de semana
de Reyes, que provocaron daños de consideración en establecimientos de
la Parte Vieja. Como de agua estamos sobrados, a los pocos días los
vecinos de Txomin y Martutene volvieron a estar en vilo por la subida
del caudal del Urumea, que en esta ocasión no causó los graves
desperfectos de otras ocasiones. La semana pasada, el mar rugió con más
furia de la habitual y dio un primer aviso causando roturas varias en el
puente del Kursaal y en el Paseo de Salamanca. Y para rematar, el
domingo llegó la madre de todos los temporales para llevarse por
delante, trozo a trozo, a bocados de olas, la imagen de postal de
Donostia, y dejando como unos zorros el litoral que va desde Biarritz
hasta Muskiz. Si retrocedemos no ya unos días sino varios meses, nos
encontramos con la sucesión de desprendimientos de la primera mitad de
2013 o la caída de piedras que obligaron en noviembre a cerrar el Paseo
Nuevo.
Para
mañana se anuncia la llegada de otro temporal de olas, quizás el único
fenómeno meteorológico (nieve aparte) que la ciudadanía observa como
quien ve una película de acción. Es un sinvivir, amigos. Se diría que en Euskadi, y con especial virulencia en Gipuzkoa, han caído las Diez Plagas de Egipto.
Se
suele decir que en las catástrofes sale a relucir lo mejor del ser
humano. En este caso, frente a tanta calamidad en forma de inundaciones,
incendios y temporales, es de resaltar la respuesta que han ofrecido
tanto las autoridades (no importa las siglas que gobiernan) como todos los servicios
de emergencias, desde quien activa la alarma hasta el que se encarga de
recoger todo lo que la naturaleza ha destruido a su paso.
Hay que lamentar una víctima, pero resulta casi milagroso que tras una tempestad de semejante calibre no se
hayan registrado más daños personales. La prevención y la buena
coordinación, esta vez sí, han funcionado. Si muchas veces se critica la
descoordinación, no está de más alabar el trabajo cuando se hace bien.
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