Hay médicos y médicos,
camioneros y camioneros, peluqueras y peluqueras, actores y actores,
políticos y políticos, pintores y pintores, dependientas y dependientas,
camareros y camareros, enfermeras y enfermeras, taxistas y taxistas,
carniceros y carniceros, barrenderos y barrenderos, fontaneros y
fontaneros, policías y policías, jardineros y jardineros, profesores y
profesores... y luego están los tertulianos. Hay tertulianos (muchos de
ellos periodistas, todo hay que decirlo) que dan vergüenza ajena. Hay un
método infalible para calibrar si un tertuliano es bueno y domina la
materia en cuestión, o si es un indocumentado que no sabe de lo que
habla: cuando se refiere a un asunto que tú controlas, si dice una
barbaridad sin ton ni son, pertenece a este segundo grupo. Como en todo,
no conviene generalizar. Hay excelentes tertulianos que ofrecen
razonamientos y explicaciones argumentadas, al margen de que estés o no
de acuerdo con sus postulados. Pero desgraciadamente (sobre todo en la
tele), abundan los tertulianos bocachanclas que compiten por ver quién
la dice más grande y a grito pelado, sin dejar que su interlocutor acabe
la frase. Y, por si faltara algo, son expertos en la materia,
sea cual sea. Estos últimos días daba grima escuchar a algunos
tertulianos hablar de sistemas de seguridad en los trenes y alta
velocidad ferroviaria. Y daba pena cómo le atizaban al maquinista, que
ya de por sí bastante condena tiene solo de pensar que han muerto 79 de
los pasajeros que llevaba en su tren.
martes, 30 de julio de 2013
viernes, 26 de julio de 2013
Conciencia tranquila
Cada vez que alguien
(normalmente un político de alta alcurnia o un juez de los de Champions
League) enlaza en una misma frase los términos separación de poderes,
independencia judicial, imparcialidad y respeto judicial, me entra un
ataque de risa floja. Hace tiempo que la Justicia que se imparte en las
altas instancias del Estado es sorda y ciega y responde a intereses
particulares, pero es que las tres resoluciones del Tribunal Supremo que
se han dictado en la última semana sobre el caso CAN, los tejemanejes de Jaume Matas en Baleares y el campeonísimo José Blanco en
Galicia han colmado el vaso de la incredulidad. No es ya que la clase
dirigente vea rebajadas sus penas o, simplemente, no sea imputada en
causas que son de cajón. Es que, además, se pavonean y sacan pecho. Ahí
tienen a Barcina, Sanz, Maya y Miranda
que, una vez hecho público el auto del Supremo, desfilaron uno por uno
para decir que son más limpios que la patena. Si actuaron con la
honradez de la que ahora alardean, ¿por qué devolvieron el dinero que
se embolsaron en aquellas interminables reuniones en los
órganos de la CAN que ellos mismos crearon? ¿Es honrado cobrar miles de
euros (hasta 89.000 llegó a recibir Sanz) por encadenar reuniones en las
que eran meros oyentes y ni siquiera se levantaban actas? ¿Duermen con
la conciencia tranquila? A ojos del Supremo, que resuelve en un auto de
seis páginas una instrucción que duró cuatro meses y ocupó 2.000 folios,
han quedado absueltos; a ojos de la opinión pública, hace tiempo que se dictó sentencia.
jueves, 25 de julio de 2013
Fumadores
excursión montañera,
mañanera y dominical de tres horitas sin grandes desniveles y en buena
compañía. Alcanzado el objetivo, alguien saca una bota de vino y le pega
un buen trago. Pegarle un trago a una bota de vino está bien visto. Hay
quien diría que es casi hasta saludable. Eeeerrrra!! En el
mismo lugar, una pareja, chico y chica, que también han realizado la
travesía, se apartan 150 metros del grupo, sacan sendos paquetes de
tabaco del bolsillo y se fuman un pitillo. Está mal visto. No es
saludable. El respetable no les abuchea, pero casi. Desde la aprobación
de la ley antitabaco, los fumadores se han convertido en los apestados
del siglo XXI. Molestan hasta en el monte. Nunca he entendido qué
placer encuentran quienes llegan, pongamos, a la cima del Txindoki y,
después de dar cuenta del bocata de tortilla de patatas, se fuman un
cigarrito. Pero sobre gustos y paladares no hay nada escrito. Y quien
dice monte, dice playa. La ministra francesa de Sanidad, Marisol Touraine,
ha planteado que se prohíba fumar en las playas y parques del Hexágono.
Propone a los ayuntamientos de los municipios costeros que habiliten
espacios "libres de humo". O sea, lo de nudistas y textiles, pero con el
tabaco de por medio. El planteamiento de la ministra socialista que,
por cierto, es hija del célebre sociólogo Alain Touraine,
es extrapolable a las piscinas. Es probable que Marisol Touraine fuera
fumadora. No hay peor enemigo para un fumador que un exfumador. Está
científicamente comprobado.
martes, 23 de julio de 2013
Turistas (y II)
No hay que ser un fino
observador de la realidad para darse cuenta de que cada vez llegan más
turistas extranjeros a Donostia. No haría falta recurrir a las últimas
estadísticas, aunque, todo sea dicho, el Instituto Vasco de
Estadística, Eustat, confirmó ayer con números lo que cualquier hijo de
vecino puede comprobar si se da una vuelta por el centro de la capital. A
los franceses de la Gironde y Las Landas (matrículas de coche 33 y 40,
respectivamente, para más señas), que venían, vienen y seguirán
viniendo a Donostia, se han sumado una legión de británicos, alemanes,
belgas, holandeses, italianos... y japoneses. Bueno, los italianos
siempre vienen, más en agosto que en julio, porque les va la marcha en
sus dos acepciones (en los ya olvidados incidentes de la Semana Grande,
siempre habían algún detenido de nacionalidad italiana). Digo yo que
algo tendrá que ver la crisis en este incremento del turismo que procede
allende los Pirineos. Porque no creo que hayan llegado atraídos por el
sol y el calor, aunque en los últimos quince días esta ciudad se parezca
más a Alicante que al veranito propiamente vasco: un día de sol y dos
de lluvia. Llevamos un año sin término medio. O llueve, o hace sol. Se
echa ya de menos esa incertidumbre de no saber cómo va a ser la semana.
El caso es que hay más visitantes extranjeros que, como apunta un
compañero, vienen con la pasta que no pueden gastar los estatales,
atrapados hasta el cuello por una crisis que sabemos cuándo empezó pero
no cuándo acabará, si es que acaba. De momento, que siga luciendo el
sol, que es gratis.
viernes, 19 de julio de 2013
Turistas (I)
Con frecuencia, quienes
dirigen el sector turístico en Gipuzkoa aseguran que el principal
cliente, y al que deben enfocarse las campañas y promociones, responde
al perfil de una persona con un alto nivel adquisitivo, que pernocta dos
o, a lo sumo, tres noches, y que viene a estas tierras para disfrutar
del paisaje, la tranquilidad y la gastronomía. Ayer mismo, la consejera
de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia, insistía en una entrevista en Radio Euskadi acerca
de que el objetivo no debe ser el "turismo de masas" sino captar a
visitantes que, por ejemplo, conocen Donostia porque acuden a un
congreso y quieren repetir visita en su tiempo de ocio, esta vez
acompañados por la familia. "Son personas que hacen una actividad
comercial y gastronómica de alta calidad", dijo Tapia. No es ninguna
leyenda urbana que los restaurantes de alto copete de Gipuzkoa reciben a
clientes que llegan en su avión privado desde Chicago o Londres
expresamente para degustar sus delicias. Pero, curiosamente, la
percepción que se tiene cuando uno se acerca al paseo de La Concha es
que la ciudad está repleta de turistas de nivel adquisitivo medio.
Vamos, que abundan los visitantes que tiran del pintxo, el menú del día,
el bocata que traen de casa (la crisis aprieta) y el botellín de agua
del supermercado, en un destino que no destaca precisamente por lo
módico de sus precios. Y qué decir de los tan denostados mochileros
(todos hemos sido mochileros alguna vez en nuestra vida), fuente también
de ingresos para una ciudad y un territorio que hacen bandera de su
hospitalidad. Que hay sitio para todos, vaya.
lunes, 15 de julio de 2013
Encierros
nunca he corrido un
encierro. ¿Usted tampoco? Vale, pero usted no tiene sangre navarra que
le corre por las venas ni una tropa de parientes, vía paterna, con ADN
de la Ribera. "Tranquilo, no eres el único", me dice el tío Marcelino,
"somos más bien una familia un poco cagueta". Unos toretes cuando
sueltan las vacas de Macua en fiestas, pero poco dados a ponernos
delante de las astas de los Torrestrella. El primo Alfredo probó
alguna vez en la plaza del Ayuntamiento, pero el resto -ellas
incluidas- somos más de ver los toros desde la barrera, las gradas o la
televisión. Servidor, lo más cerca que ha visto unos pitones fue hace ya
unos cuantos años saliendo de un bar de una de las bocacalles de la
Estafeta. Había amanecido y por allí pasaron al trote morlacos y
cabestros que, huelga decir, son mansos pero impresionan más. Los
encierros, como cualquier otro deporte de alto riesgo, son para verlos
desde el sofá. Y, desgraciadamente, en los últimos años el espectáculo
no es nada edificante. Se está perdiendo el respeto al encierro. La
masificación era y es un problema, sí, pero lo es más la cantidad de patas que
entorpecen la carrera y ponen en peligro su vida y la de los demás.
Cada año aumenta el número de corredores que desconocen el abc
del encierro: respeto al animal, respeto a las normas (que las hay) e
incluso respeto a la tradición (vestirse de pamplonica y, ya puestos,
con un periódico en la mano). Nunca como este año se ha visto a tantos
corredores con una cámara en la mano o en la cabeza. No es precisamente
correr con cabeza.
viernes, 12 de julio de 2013
La caja de puros
En una antigua línea de
autobuses, no recuerdo si en la que partía de Iruñea o la que salía
desde Donostia, cuando no existían las máquinas actuales, muchas veces
se cobraba el billete en el propio vehículo, ya fuera parado o en
marcha. El cobrador, provisto de una caja de puros que colgaba de su
cuello con una cuerda, hacía equilibrios entre curvas y frenazos para
que el personal apoquinara el tique. Le dabas la pasta y te devolvía los
cambios y el correspondiente billete, que guardaba en la caja de puros.
Se cobraba en pesetas, aunque había un chófer que lo hacía en duros,
que es como si ahora hablamos a las nuevas generaciones en pesetas. No
les suena. Es como si a nosotros nos hablaran de los reales. Las cajas
de puros son como los periódicos. Una vez usados, sirven para todo.
Mayormente se utilizan para guardar billetes de lotería, un dinerillo
para darnos un capricho o el Bonoloto semanal. Don Mariano, aficionado a
fumar habanos en la intimidad, no recibía sobres de Bárcenas sino cajas de puros de Álvaro Lapuerta (iba a escribir Lapiedra,
en qué estaré pensando), el extesorero del PP. Las cajas de puros
llegaban al Ministerio que dirigía don Mariano vacías de vegueros y
repletas de dinero contante y sonante. Un mes caía una cajita con cuatro
millones de pesetas; otro mes, otra de Montecristos con dos millones.
Así hasta 42.000 euros en un año. A cualquiera de nosotros nos caería un
buen puro si recibiéramos pagos ilegales. Pero dudo que empuren a don
Mariano. Si me apuran, como mucho le llamarán a declarar.
lunes, 8 de julio de 2013
Jalabert
cuando Laurent Jalabert
ganó la etapa de los Lagos de Covadonga en la Vuelta de 1994, pusimos
cara de asombro, le cubrimos de elogios y comprobamos con sorpresa que
un esprinter podía vencer en una cima mítica. Un excelente llegador y
mejor corredor de clásicas y vueltas de una semana se convirtió más
tarde en ganador de la propia Vuelta en 1995 e incluso en campeón del
mundo de contrarreloj en 1997 en Donostia, a escasos metros del lugar en
el que escribo esta líneas, en la avenida de Tolosa. Jalabert, el
ciclista con mote de risa (Jaja), despertaba más simpatías
fuera de Francia que en su patria hasta que en sus dos últimos Tour
logró el maillot de la montaña y se despidió de manera triunfal.
Jalabert se retiró en 2002 y ahora, once años después, hemos conocido
que unos controles realizados en 2004 detectaron EPO en la orina
(previamente congelada) del ciclista galo en el Tour de 1998. Otro ídolo
caído en una lista que amenaza con ampliarse cuando el próximo 24 de
julio una comisión de investigación del Senado francés publique la
relación de positivos de aquel Tour conocido por el escándalo del
Festina. Con el riesgo de que los hechos contradigan mis palabras, me
atrevo a decir que los casos de dopaje han provocado un borrón y cuenta
nueva. Cada vez hay menos tramposos, aunque seguirán surgiendo casos, y
en cierta manera el ciclismo se ha humanizado. Vuelve a haber pajarones (ayer mismo, con Richie Porte) y no vemos con perplejidad a un Don Nadie que gana, logra un buen contrato y luego desaparece.
viernes, 5 de julio de 2013
Fichas
hace ya muchos años, en una de las habituales ruedas de prensa en las instalaciones de la Real en Zubieta, compareció Valery Karpin.
No recuerdo bien si eran las últimas jornadas de la Liga de turno o el
inicio de la clásica pretemporada. El ruso de origen estonio (así se le
denominaba) tenía sobre la mesa una suculenta oferta para fichar por el
Valencia. Supongo que le mejoraban sustancialmente su sueldo (los
salarios de los jugadores de la Real suelen ser secreto de Estado), así
que suspiraba por cambiar los aires del Cantábrico por los del
Mediterráneo y aspirar a cotas más altas. En aquella rueda de prensa,
tras una pregunta de un compañero (creo recordar que de ETB), el jugador respondió con otra pregunta, que vino a ser algo así como la siguiente: "¿Y tú, no dejarías ETB si Tele 5
te quisiera fichar?" Lógicamente, el periodista contestó que no. El
bueno de Karpin, que a veces mostraba su lado más cascarrabias, acabó
fichando por el Valencia y la Real ingresó la cláusula íntegra de su
traspaso: seis millones de euros (1.000 millones de pesetas de las de
entonces), una cantidad considerable entonces (y ahora). Curiosamente,
Karpin terminó triunfando en el Celta y acabó su carrera deportiva... en
la Real. Y usted, ¿cambiaría de empresa si un propietario podrido de
dinero (y de deudas) le ofrece una ficha que cuadruplica su sueldo? Si
trabaja en una empresa convencional, seguramente no tendrá dudas. Si se
trata de un club de fútbol, tiene detrás a una ingente masa social que
le pide que no se marche. Complicada decisión. Suerte.
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