La Real es sexta en la Liga, en puestos que hoy le clasificarían para jugar una competición europea la próxima temporada; ha sido eliminada de las semifinales de la Copa y cayó en octavos de final de la Champions ante un PSG que multiplica varias veces su presupuesto. En lo que queda de campeonato hasta mayo, afronta un desafío: meterse por quinta vez consecutiva en Europa, un hito nunca antes conseguido por el club. El equipo femenino se ha clasificado para jugar la final de Copa y es octavo en la Liga; el filial masculino es noveno en la tercera categoría de fútbol, y el tercer equipo es séptimo en la cuarta categoría. El filial femenino es sexto en la segunda categoría del fútbol femenino, y hay un tercer equipo y otro cadete formados también por mujeres. De Zubieta salen cada año buenos jugadores como setas. El club hace tiempo que tiene unas finanzas saneadas. Anoeta ha pasado de ser un estadio frío como el cemento a un recinto cálido, en el que se disfruta de una atmósfera futbolera que ha provocado que el club haya batido su récord de abonados y haya un buen número de aficionados en lista de espera. Todo lo expuesto son datos, realidad tangible. Y, sin embargo, te asomas a la barra libre de las redes sociales y parece que la Real vive en un continuo derrotismo que, la verdad, agota. Cansos.
viernes, 29 de marzo de 2024
sábado, 23 de marzo de 2024
Ttipi, ttapa...
viernes, 15 de marzo de 2024
Antes y después de 'La Manada'
viernes, 8 de marzo de 2024
Ayunar
viernes, 1 de marzo de 2024
Aparcar en Donostia
Yo venía aquí a hablarles de fútbol, que es la cosa más importante de las cosas menos importantes, pero va a ser que no. Otra vez será, que el bajonazo es importante. Así que vengo aquí a escribir sobre la experiencia de aparcar en Donostia, que a veces es una montaña rusa, o suiza, de emociones. Podría escribir un tratado sobre el tema después de 25 años de maniobras, idas y venidas. Es el peaje que se paga por vivir en un pueblo sin transporte público y tener que desplazarte a esta incomparable ciudad. En los últimos tiempos, el asunto se ha simplificado. Aparcas y, mientras caminas hacia el trabajo, pagas el tique de OTA con el móvil sin necesidad de pasar por el parquímetro. El sistema es rápido y cómodo, salvo cuando te interrumpen con una llamada mientras estás pagando. Tienes muchas posibilidades de que se te olvide pagar, por lo que a la vuelta te encontrarás con una receta de 50 euros (25 con pronto pago). O te puede pasar como el lunes pasado, que aparqué el coche por la mañana como Dios manda y a la vuelta no estaba. Alguien acordonó la zona, pegada al hotel en el que se alojaba el Mallorca, demasiado tarde y decidió que los vehículos sobraban. ¿Qué hizo? Moverlos (supongo que con una grúa) 200 metros más adelante. Pura magia.