A este lado del Bidasoa, si un alumno estudia en euskera, los exámenes de selectividad son en euskera. Natural como la vida misma. Al otro lado del Bidasoa, si estudias en euskera, el Gobierno de Macron se encarga de ponerte mil trabas para que no puedas realizar en tu lengua materna la prueba de acceso a la universidad. Estudiantes, profesores y familias de las ikastolas agrupadas en Seaska llevan años peleando con la centralista Administración gala para que los alumnos puedan hacer la prueba de baxoa, la selectividad, en la lengua que reciben en clase desde que son niños de teta. Las dificultades han ido a más desde la llegada de Macron, que está haciendo lo imposible por esquinar lenguas minoritarias como el euskera, el bretón, el occitano, el corso o el alsaciano, y se ha convertido en guardián del francés, un idioma que, como todos sabrán, corre el riesgo de sobrevivir. El caso es que Euskararen Erakunde Publikoa, Seaska y el Ministerio de Educación acordaron en 2019 que los alumnos pudieran hacer algunos exámenes de baxoa en euskera. El Gobierno francés no solo se ha pasado el compromiso por el Arco del Triunfo sino que el miércoles envió a la Policía a reprimir una pacífica protesta de padres y profesores de Seaska ante la Inspección Académica de Baiona.
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