Hace un par de semanas, los ciudadanos de Innsbruck rechazaron en un referéndum (sí, en Europa se celebran consultas populares) que la capital del Tirol austríaco sea la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2026. La cascada de ciudades que han rechazado organizar los Juegos es tal que en septiembre el putrefacto COI acordó otorgar los de verano de 2024 y 2028 a las únicas candidatas: París y Los Ángeles. Por el camino se quedaron las aspiraciones de Estocolmo, Roma, Múnich, Oslo, Hamburgo y Budapest, que renunciaron antes de que el nido de corruptos del COI, del mismo pelo que los de la UEFA y la FIFA, adoptara una decisión. De Madrid nada se sabe desde aquel mítico “relaxing cup of café con leche” de Ana Botella. Del estadio de La Peineta, epicentro del futuro Madrid olímpico, no queda ni el nombre. Las interminables obras de la instalación ya están acabadas... pero el estadio ha pasado a llamarse Wanda Metropolitano y es propiedad del Atlético de Madrid. Visto cómo está el percal, no descartemos que Rajoy resucite la candidatura de los JJOO de Madrid... para que se celebren en el estadio de Montjüic. Que ancha es Castilla, y ancho es el 155. Incluso para compararlo con la imprescindible serie El cuento de la criada.
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