Cuando Martin Zabaleta plantó la ikurriña en el Everest, el 14 de mayo de 1980, yo tenía nueve años. Todo lo que sé de aquella expedición que marcó un antes y un después en el montañismo vasco, lo he ido leyendo, primero en libros, luego en revistas y más tarde en Internet. Uno de los montañeros que participó en aquella gesta era “del pueblo de al lado”, de Lesaka para más señas, así que a los de nuestra generación su nombre se nos quedó grabado de por vida. Xabier Erro se llamaba. Y Erro lo asociábamos al Everest. Uno de los privilegios que tiene nuestra profesión es que te ofrece la oportunidad de conocer a gente interesante que tiene algo interesante que contar. Hace ahora tres años, 38 después de aquella hazaña en el Everest, disfruté de una de esas ocasiones. Dos horas de entrevista con Erro: un repaso a aquella expedición al Everest, a sus experiencias en los volcanes de México, sus viajes a los Andes, a la travesía que realizó desde México al Fritz Roy, en Patagonia, con Martin Zabaleta en un escarabajo, a su labor de guía de montaña en Mendiak eta Herriak, o su vida de jubilado después de trabajar de profesor en el Instituto Pío Baroja de Irun. Un libro abierto al que merecía mucho la pena escuchar. Un placer. Goian bego.
miércoles, 28 de marzo de 2018
domingo, 25 de marzo de 2018
2:27 de sensatez
Son dos minutos y 27
segundos de discurso. Gustosamente se lo transcribiría íntegro, pero
ocupa el doble de espacio que este texto. Es lo más sensato que he
escuchado en tiempo sobre deporte, entrenadores, padres y árbitros.
Hablo de Frank Martin, entrenador de baloncesto de la Universidad de
Carolina del Sur (EEUU), y las declaraciones que realizó en una rueda de
prensa. Ese vídeo de dos minutos y pico se ha hecho viral esta semana
en las redes sociales porque es puro sentido común. Martin afirma que
cuando acude a un partido de baloncesto de sus hijos no abre la boca. Ni
para dirigir a sus hijos desde la grada, ni para censurar alguna
decisión de los árbitros. Tampoco deja que sus hijos critiquen delante
de él a sus entrenadores. Se preocupa por sus hijos si alguien les falta
al respeto o fracasan. Martin resume su ideario al final de su speech:
“¿Hay alguien que está dedicando su tiempo libre en un domingo casi
gratis para ayudar a los hijos de otras personas, y vamos a tener a los
adultos en las gradas gritando obscenidades a los árbitros, criticando
cada decisión del entrenador, gritando a los chavales?” A veces hay
personas que explican en público aquello que tú piensas y no sabes cómo
expresarlo. Martin es uno de ellos.
miércoles, 14 de marzo de 2018
Menos ropa, más educación
De cuando en cuando hacemos limpieza de conciencia y donamos ropa para África. Ropa usada, claro. La que ya no nos sirve, lleva meses colgando del perchero o guardada en el armario. Craso error. Lo explicaba el pasado viernes Javier Colomo, responsable de la ONG Amigos Solidarios, en la presentación de la Carrera de Primavera del Donostiarrak, en la que la asociación portará el dorsal 0. “Cuando mandamos ropa a África, lo que estamos haciendo es dañar al local que tiene un negocio de venta de ropa. En África lo que nos piden es educación y sanidad”. Amigos Solidarios ultima la puesta en marcha de una unidad pediátrica en Lokitaung, en la región de Turkana, al norte de Kenia, una zona en la que un 35% de los niños menores de cinco años están desnutridos. Colomo fue desgranando datos que ponían los pelos de punta. Lokitaung se encuentra cerca de la frontera con Sudán del Sur, donde se estima que si continúa la hambruna pueden morir 5,5 millones de personas. “Siempre nos piden escuelas”, explicó Colomo. Un colegio de preescolar como el que Amigos Solidarios levantó en Bujagali (Uganda) cuesta 19.000 euros con material y trabajadores locales. Y un curso completo de preescolar, 40 euros. Con qué poco podemos hacer tanto. Mucho.
miércoles, 7 de marzo de 2018
De la cabina al móvil
Cuando éramos niños, nos solíamos reír de Jexux, un hombre que se pasaba horas y horas hablando por teléfono en una cabina. Todo el pueblo sabía que aquel hombre no hablaba con nadie. Que mantenía una conversación imaginaria con alguien imaginario. Con su paraguas colgado a la espalda, Jexux hablaba y hablaba en la cabina mientras nosotros reíamos al pasar. Aquel hombre se partiría la caja si nos viera hoy, colgados como estamos del móvil a todas horas. Esta paradoja, la de Jexux, la cabina y los móviles, se cuenta en un pasaje de la obra de teatro Txoriak eta zauriak, escrita por Gaizka Sarasola e interpretada de manera sobresaliente por Mairu Antzerki Tailerra, un grupo de actores y actrices amateurs formado por Juanan Saralegi, Ritxi Abril, Ainara Ribera, Josune Etxepare, Gotzone Rekondo y el propio Sarasola. Desde su cabina, Jexux fliparíaal comprobar que nos hemos convertido en autómatas que caminamos por la calle con los ojos pegados a la pantalla del móvil. Según el último informe Mobile Economy de la GSMA, la asociación que organiza el recién concluido Mobile World Congress de Barcelona, el número de tarjetas SIM se eleva ya a 7.800 millones y ha superado por primera vez la población mundial (7.600 millones de personas). El móvil es ya un apéndice más de nuestro cuerpo.
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