Cuando éramos niños, nos solíamos reír de Jexux, un hombre que se pasaba horas y horas hablando por teléfono en una cabina. Todo el pueblo sabía que aquel hombre no hablaba con nadie. Que mantenía una conversación imaginaria con alguien imaginario. Con su paraguas colgado a la espalda, Jexux hablaba y hablaba en la cabina mientras nosotros reíamos al pasar. Aquel hombre se partiría la caja si nos viera hoy, colgados como estamos del móvil a todas horas. Esta paradoja, la de Jexux, la cabina y los móviles, se cuenta en un pasaje de la obra de teatro Txoriak eta zauriak, escrita por Gaizka Sarasola e interpretada de manera sobresaliente por Mairu Antzerki Tailerra, un grupo de actores y actrices amateurs formado por Juanan Saralegi, Ritxi Abril, Ainara Ribera, Josune Etxepare, Gotzone Rekondo y el propio Sarasola. Desde su cabina, Jexux fliparíaal comprobar que nos hemos convertido en autómatas que caminamos por la calle con los ojos pegados a la pantalla del móvil. Según el último informe Mobile Economy de la GSMA, la asociación que organiza el recién concluido Mobile World Congress de Barcelona, el número de tarjetas SIM se eleva ya a 7.800 millones y ha superado por primera vez la población mundial (7.600 millones de personas). El móvil es ya un apéndice más de nuestro cuerpo.
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