Son dos minutos y 27
segundos de discurso. Gustosamente se lo transcribiría íntegro, pero
ocupa el doble de espacio que este texto. Es lo más sensato que he
escuchado en tiempo sobre deporte, entrenadores, padres y árbitros.
Hablo de Frank Martin, entrenador de baloncesto de la Universidad de
Carolina del Sur (EEUU), y las declaraciones que realizó en una rueda de
prensa. Ese vídeo de dos minutos y pico se ha hecho viral esta semana
en las redes sociales porque es puro sentido común. Martin afirma que
cuando acude a un partido de baloncesto de sus hijos no abre la boca. Ni
para dirigir a sus hijos desde la grada, ni para censurar alguna
decisión de los árbitros. Tampoco deja que sus hijos critiquen delante
de él a sus entrenadores. Se preocupa por sus hijos si alguien les falta
al respeto o fracasan. Martin resume su ideario al final de su speech:
“¿Hay alguien que está dedicando su tiempo libre en un domingo casi
gratis para ayudar a los hijos de otras personas, y vamos a tener a los
adultos en las gradas gritando obscenidades a los árbitros, criticando
cada decisión del entrenador, gritando a los chavales?” A veces hay
personas que explican en público aquello que tú piensas y no sabes cómo
expresarlo. Martin es uno de ellos.
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