De cuando en cuando hacemos limpieza de conciencia y donamos ropa para África. Ropa usada, claro. La que ya no nos sirve, lleva meses colgando del perchero o guardada en el armario. Craso error. Lo explicaba el pasado viernes Javier Colomo, responsable de la ONG Amigos Solidarios, en la presentación de la Carrera de Primavera del Donostiarrak, en la que la asociación portará el dorsal 0. “Cuando mandamos ropa a África, lo que estamos haciendo es dañar al local que tiene un negocio de venta de ropa. En África lo que nos piden es educación y sanidad”. Amigos Solidarios ultima la puesta en marcha de una unidad pediátrica en Lokitaung, en la región de Turkana, al norte de Kenia, una zona en la que un 35% de los niños menores de cinco años están desnutridos. Colomo fue desgranando datos que ponían los pelos de punta. Lokitaung se encuentra cerca de la frontera con Sudán del Sur, donde se estima que si continúa la hambruna pueden morir 5,5 millones de personas. “Siempre nos piden escuelas”, explicó Colomo. Un colegio de preescolar como el que Amigos Solidarios levantó en Bujagali (Uganda) cuesta 19.000 euros con material y trabajadores locales. Y un curso completo de preescolar, 40 euros. Con qué poco podemos hacer tanto. Mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario