El partido de esta noche
entre el Newcastle y el Everton pondrán fin a la fiesta del fútbol que
se vive cada Navidad en Inglaterra. Desde el 22 de diciembre hasta hoy,
se habrán jugado tres jornadas de Liga sin importar si el calendario
marcaba un cita en rojo o si los futbolistas (sobre todo los
extranjeros) necesitaban disfrutar de estas fechas con sus familias. Ha
habido competición los días 22, 23, 26, 29 y 30 de diciembre, ayer hubo
fútbol y hoy hay más fútbol. Y no solo en la Premier League. También en la League Championship (la Segunda División), en la League One y en la League Two.
Lo mismo sucede en Escocia. La Liga española paró el 22 de diciembre y
no se reanuda hasta este próximo viernes, es decir, once días sin
actividad en los días del año en los que las familias más tiempo dedican
al ocio con sus hijos. La Premier League y la Liga son como la
noche y el día. Mientras en las islas respetan y satisfacen al cliente
(espectador), en la piel de toro el hincha es el último mono de la
feria. Sobra decir que durante estas dos semanas de sobredosis de
partidos, los estadios ingleses están a tope de público y que esa
estampa de gradas atestadas de aficionados son su mejor tarjeta de
presentación en el extranjero. Que los british saben manejar
como nadie el escaparate de marketing que ofrece el deporte lo pudimos
comprobar durante los últimos Juegos de Londres. Tres cuartos de lo
mismo sucede en la NBA, que programó para el día de Navidad los mejores
partidos -incluido el Knicks-Lakers-. Aquí no, aquí la Liga acabará
programando partidos un lunes a medianoche. Al tiempo.
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