Cómo no recordar estos días el célebre lema del PSOE de Felipe González de principios de los años 80: OTAN. De entrada, no. En 1981, el líder socialista hizo bandera de la no entrada de España en la Alianza Atlántica y, solo tres años después, ya instalado en la Moncloa, convocó un referéndum en el que utilizó todos los resortes del poder para que triunfara el sí. Decir una cosa y hacer la contraria es connatural al ser humano. Todos lo hemos hecho alguna vez. Si eres gobernante, ni te cuento. En su programa electoral de 2019, Pedro Sánchez exponía lo siguiente: "Promoveremos la solución del conflicto de Sáhara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui". Tres años después, como hizo Felipe González, la promesa se la ha llevado la calima. Sánchez se ha arrimado al dictador marroquí, ha sacado no sé qué comodín de las Naciones Unidas y ha dejado en la estacada a los saharauis, que llevan 50 años reclamando una solución. Sánchez ha pasado olímpicamente de la voluntad democrática del pueblo saharaui en una decisión que no digieren ni comprenden ni sus fieles. Una decisión a todas luces inexplicable.
viernes, 25 de marzo de 2022
viernes, 18 de marzo de 2022
Pobreza invisible
viernes, 11 de marzo de 2022
El Árbol de Gernika
El otro día plantamos en el barrio un retoño del Árbol de Gernika. Hace unos años, un vecino visitó a un familiar que reside en el barrio Dantxaria de Ainhoa, y vio que en el jardín había un roble. Le contaron entonces que se trataba de un árbol crecido a partir de uno de los cientos de retoños del Árbol de Gernika que hay por los cinco continentes (se calcula que hay cerca de 450 plantados). Nuestro vecino cogió una de las bellotas, se la llevó a casa y durante varios años ha visto cómo esa bellota se ha ido transformando en un elegante retoño. Así que el sábado por la mañana nos reunimos una buena cuadrilla de vecinos y celebramos nuestro particular Zuhaitz Eguna. La chavalería se encargó de plantar el árbol y al son de un txistulari (también del barrio), cantamos el Gernikako Arbola del bardo Iparragirre (más bien leímos la letra porque casi nadie se la sabía). La inauguración acabó como acaban estas ceremonias: con pintxos de tortilla, vino y cava. No sé si las nuevas generaciones conocen el significado del Árbol de Gernika. En nuestro caso, la visita a la Casa de Juntas era una tradicional excursión escolar (junto a ir al parque de atracciones de Igeldo). Al menos alberguemos la esperanza de que en Ucrania estarán ahora resistiendo muchos árboles de Gernika.