La Generalitat de Catalunya lleva traineras de ventaja al Gobierno Vasco en la regulación de los alquileres de pisos. Aquí hemos anunciado a bombo y platillo que Errenteria se ha convertido en e primer municipio vasco en ser declarado zona tensionada, aunque en realidad se trata de un proceso que tardará un tiempo en llevarse a la práctica. En Catalunya la medida está en vigor desde marzo, se aplica en 140 localidades, incluida Barcelona capital, y en breve se sumarán otras 131. Esta semana se han conocido los primeros efectos de la medida y (no se lo van a creer) resulta que los precios de los alquileres han bajado un 5%. En el caso de la Ciudad Condal, se ha puesto freno a once trimestres seguidos de aumento de precios. En el polo opuesto, ha caído la firma de contratos de alquiler (un 17%), que los expertos atribuyen a que hay propietarios que han decidido vender los pisos que hasta ahora arrendaban, y hay otros que han optado por los alquileres de temporada (los que son de menos de un año de duración), que no están regulados por esta normativa. ¿Y por qué no están regulados? Porque el PP, Vox... y Junts se opusieron en el Congreso a equiparar los contratos temporales a los de vivienda habitual. En definitiva, a que el Estado intervenga en el mercado en un asunto como el de la vivienda, que se ha convertido en un problema de primera magnitud.
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