Diez recomendaciones para afrontar con éxito la 'madre de todas las carreras'
Primera precaución para los principiantes: la Behobia es adictiva. Quien prueba una vez, repite. Y no sólo eso. Termina enganchando para la causa a media cuadrilla o a media familia. Segunda precaución. Quien corre acaba siendo un palizas (léase con simpatía) que durante dos o tres meses tiene un permanente tema de conversación. La Behobia es una bendita locura y no está de más afrontarla con un manual. Aquí van diez consejos para tratar de superar con éxito la madre de todas las carreras.
1. Disfrutar.
Correr y disfrutar pueden parecer dos verbos antónimos, sobre todo si se trata de cubrir 20.000 metros. En la Behobia hay mucho tiempo para correr y otro tanto para disfrutar. Merece la pena vivir el ambiente que se crea horas antes de la salida y deleitarse con el espectáculo que se vive en las aceras.
2. Dosificar.
Es la clave. Saber medir las fuerzas, leer tu propia carrera, es una garantía de éxito. Una salida demasiado rápida se puede pagar con un pajarón. Es preferible ir de menos a más. Incluso correr la primera parte del trazado por debajo de lo que se ha entrenado y apretar en los últimos kilómetros. La sensación psicológica importa. Si en los últimos kilómetros se adelanta a algún que otro atleta, se acaba con mejores sensaciones. Al contrario, si uno observa que se queda, le parecerá que ha hecho una mala carrera, aunque sea todo lo contrario, porque llegar ya es un éxito.
3. Saludar.
Puede parece algo baladí, pero el saludo es todo un clásico de la Behobia. A ambas orillas de la carretera esperan miles de personas que acaban con la vista cansada de ver pasar a tanto cuerpo sudoroso. Hay un truco que no suele fallar. El espectador (mayormente un amigo o un familiar) debe comentar al participante en qué punto exacto va a presenciar el paso de la carrera. El corredor es el que le advierte de su ubicación cuando pasa a su lado. Si un atleta escucha que un desconocido le mira y le anima por su nombre de pila, que no se sorprenda: desde el año pasado los dorsales son personalizados.
4. Acostumbrar.
La rutina es la mejor de las recetas para aplacar los nervios previos a la prueba. Nada de estrenar zapatillas, calcetines, pantalones o camisetas. Y nada de cambiar de hábitos alimenticios en el desayuno. A más de un atleta se le ha atragantado en el camino esa barrita energética que comió una hora antes de la salida y que nunca había probado.
5. Hábitos.
Parece un tema menor, pero llevar mucha ropa llega a asfixiar. No digamos si llueve. La ropa mojada pesa por dos, así que es mejor salir ligero (abrigarse hasta minutos antes de la salida con una camiseta vieja). Hay tiempo y distancia para calentarse.
6. Hidratación.
Beber, beber y beber. Una mala hidratación puede provocar que llegue el hombre del mazo. Es importante beber en carrera (e incluso tomar algún complemento energético), pero es crucial hidratarse en los días previos.
7. Observar.
Un pequeño descuido puede arruinar toda una ilusión. Hay pequeños detalles que conviene no olvidar. En la salida es preferible mirar al suelo y al frente que a los costados. Se hace estrecha y cualquier movimiento brusco puede acabar en una torcedura. Lo mismo sucede en los avituallamientos. Pisar un botellín tirado en el asfalto puede resultar fatal. Apenas se dan fatalidades de este tipo, pero mejor estar atento.
8. Subir y bajar.
Pese a su kilómetro largo de subida, para un buen número de atletas Gaintxurizketa no es la parte más exigente. La trampa es Miracruz, una cuesta más corta pero dura como pocas porque llega en el kilómetro 16, cuando las fuerzas ya flaquean. Y tan importante como subir es bajar. Lanzarse a tumba abierta en los toboganes de Lezo se puede pagar luego en el llano del puerto, una zona psicológicamente dura porque es donde menos arropado se encuentra el corredor. Hay incluso quien sostiene que en la Behobia se gana o se pierde tiempo en los casi tres kilómetros planos del puerto. La bajada de Miracruz también es otro punto para apretar, aunque luego la primera parte de la avenida de Navarra pica un poquito hacia arriba.
9. Mentalizarse.
Las carreras a pie, como tantos otros retos, se ganan con el físico... y la mente. Si quedan pocas fuerzas, hay que echar mano de la cabeza. El psicólogo José Carlos Jaenes propone trucos, como hacer comparaciones ("Lo que me queda es igual a la distancia que hay de casa al parque") o dejar de mirar el reloj a partir de un punto kilométrico.
l0. No obsesionarse.
Hay quien corre la Behobia con la única y sana intención de terminar, y quien participa con la también sana intención de superar su mejor o su última marca. En los últimos años se ha puesto de moda batir los records personales. No tiene nada criticable este afán de superación, aunque a veces se convierte en una obsesión perjudicial. No batir el registro puede parecer que es un fracaso. Nada más lejos de la realidad.
* Texto publicado en la sección de Deportes de NOTICIAS DE GIPUZKOA días antes de la Behobia-San Sebastián
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