viernes, 22 de julio de 2011

Amador y Ten Dam

La leyenda del Tour se ha ido construyendo con las grandes historias de vencedores y vencidos, y las miserias de los modestos que luchan por llegar a la meta de París. Andrey Amador (conocido en el mundillo ciclista vasco porque se hinchó a ganar carreras en su etapa amateur y porque reside en Orkoien, en la Cuenca de Pamplona) está escribiendo una de esas pequeñas gestas que hacen grande a la Grande Boucle. Es el primer ciclista de Costa Rica que disputa el Tour y desde la salida en el Paso de Gois, hace ya casi tres semanas, está viviendo un calvario. En esa primera etapa sufrió una caída que le provocó un esguince de tobillo de grado dos. El médico de turno suele prescribir una inmovilización de entre diez y quince días para curar esta lesión. Pero Amador no se ha quedado tumbado en el sofá como lo hubiera hecho el común de los mortales. Sigue pedaleando con el único objetivo de alcanzar la meta y convertirse en el primer corredor tico que consigue el carné ciclista. Ayer llegó a la cima del Galibier a 35 minutos de Andy Schleck, en el autobús, y es penúltimo en la clasificación general, acosado por Fabio Sabatini. Laurens Ten Dam protagoniza otra de esas intrahistorias del Tour que conmueven. Desde el pasado sábado corre con la boca hecha trizas. Se cayó bajando el col de Agnès y recibió ocho puntos de sutura. Impresiona ver la fotografía del día de su accidente, con una venda ensangrentada cubriéndole la cara y el labio hinchado. Por supuesto, no solo no se ha retirado sino que camina en una más que meritoria 61ª posición.

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