aseguran las malas lenguas que la lectura de prensa en formato de papel, ese ejercicio que está realizando usted ahora, está en peligro de extinción. Que tiene los años contados, vamos, porque Internet se va a zampar todo el pastel. Afirman que ese goce que consiste en comprar un par de cruasanes, calentar un café con leche y leer el periódico (de la portada a la contraportada, o viceversa), se marchita. Que las generaciones que nos tomen el relevo seguirán calentando el café con leche, pero para llevárselo a la habitación, encender el ordenador y repasar las noticias del día. Que estarán más familiarizados con la pantalla que la tinta. Nos cuentan también (y no les falta razón) que el inabarcable mundo de los blogs ha abierto una inagotable fuente de información, aunque no todo lo que mana de las millones de bitácoras sea potable. Es crucial distinguir el grano de la paja, aunque cierto es que el boom de los blogs ha provocado una especie de reciclaje del periodismo hacia otros formatos desconocidos hasta hace nada. En esas estábamos cuando nos llegan, una tras otra, noticias de que dos de los periódicos punteros del mundo (The Times y Le Monde) van a cobrar un peaje por acceder a sus contenidos en Internet. The Times lo hará a partir del 1 de junio al precio de una libra (1,1 euros), es decir, lo mismo que vale el periódico en papel. Le Monde pedirá quince euros al mes por ver en Internet todo lo que publica en su edición impresa. Si esta tendencia se extiende, ¿bajaremos a por el periódico y los cruasanes a la tienda de la esquina o nos llevaremos el café con leche a la habitación?
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