Se llama Oscar Pistorius, tiene 21 años, es sudafricano y practica el atletismo. Nada fuera de lo común si no fuese porque acaba de marcar un hito que va más allá de lo deportivo. Pistorius puede convertirse el próximo mes de agosto en el primer atleta paralímpico que compite en unos Juegos Olímpicos (a secas). El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) decretó el pasado viernes que debe ser admitido en pruebas con deportistas no paralímpicos, a pesar de que corre con dos prótesis en sus piernas, y en contra del criterio que mantenía la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Pistorius encarna una de esas historias de superación que acaban en películas. A los once meses sus padres tuvieron que tomar la cruda decisión de que los médicos le amputaran la parte inferior de sus piernas debido a que sufría una enfermedad degenerativa. Como tantas personas, el chaval ha hecho de su vida un reto continuo, ha convertido la discapacidad en capacidad. Hoy es una persona capaz de hacer los 400 metros lisos en 46 segundos y 56 centésimas, algo que usted y yo no conseguiríamos ni entrenando 24 horas al día, siete días por semana. La IAAF consideraba que las prótesis que utiliza le devolvolvían el 80% de la energía que producía, pero el TAS ha contestado que nones. Pristorius, también conocido como Blade Runner, tiene ahora que rebajar casi un segundo su marca para hacerse un hueco en la selección sudafricana, aunque se da por hecho que competirá en el relevo de 4x400.
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