sábado, 19 de diciembre de 2020
12 meses, 12 montes (III)
viernes, 11 de diciembre de 2020
Breakdance olímpico
El breakdance será deporte olímpico en París 2024. Suena raro. Este año todo suena raro. Pero lo del breakdance chirría. Si es una disciplina deportiva, ¿qué será lo siguiente? ¿Qué nueva modalidad se incluirá en el programa de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028? ¿La petanca? ¿El mus? ¿El tute cabrón? ¿Jugar a la Play? ¿Algún e-sport? ¿El póquer? ¿La Fórmula 1? ¿Los bolos? El argumento que esgrime el Comité Olímpico Internacional (COI) para dar la bienvenida al breakdance es que quiere unos Juegos más modernos, disciplinas que atraigan a los jóvenes y se expandan rápidamente por las redes sociales. Show y negocio. Business. Ya sucedió con otras modalidades como el voley playa por parejas. De paso, el COI se carga los 50 kilómetros marcha, que es puro sufrimiento. Te duelen hasta las cejas cuando ves las retransmisiones, con los atletas chorreando sudor por todos lados. Deporte en estado puro. Poco atractivo para el común de los espectadores, pero seguramente uno de los mejores ejemplos de lo que representa el espíritu olímpico por lo que supone de trabajo y sacrificio. Malos tiempos para la lírica, que diría aquel. Si incluir el breakdance suena a frivolité, ya hay quien apunta a que lo próximo será el parkour. Me subo por las paredes.
viernes, 4 de diciembre de 2020
Antitetánica
viernes, 27 de noviembre de 2020
Maradona y el burofax
Cualquier seguidor de la Real que se precie recordará que, para pillar un buen sitio en la grada bajo la tribuna de prensa (es un decir) de Atotxa, había que acudir con mucha antelación. El día que jugó el Barcelona de Maradona fuimos horas antes de que empezara el partido, no solo para evitar las míticas columnas del campo que restaban visibilidad, sino para ver el calentamiento. Porque ver calentar a Maradona era un espectáculo en sí mismo. Te quedabas embobado, como embobado se quedaba mi primo Joxemari viendo calentar a Arconada, otro espectáculo. Si tus padres viajaban de visita a Nueva York, te traían de regalo el New York Times ("ama, el del domingo, que es el mejor") y, si iban a Italia, regresaban con una bufanda y una camiseta del Napoli. Porque los periódicos de papel, Maradona y la Real importaban tanto como la vida misma. El Napoli, aquel Napoli (también de Careca), con una alineación que años después, ya en la universidad, Naxari Altuna nos recitaba de memoria. Maradona era una hipérbole. A nadie han pegado tantas patadas en un campo de fútbol (los defensas de los 80 no eran las madres Clarisas de hoy) y nadie ha clavado nunca (ni siquiera quien están imaginando) los tiros libres como él. Y, sí, Goiko, por aquella entrada infame, no vio ni la amarilla. Y Maradona no hubiera enviado un burofax.
domingo, 22 de noviembre de 2020
Cuitas al estilo nórdico
viernes, 13 de noviembre de 2020
De sol a sol
No se recuerda en el mundo de las carreras de montaña un año con menos carreras y más retos. A falta de competición, han abundado los desafíos. El último data de esta misma semana. Pau Capell, que en agosto ya intentó sin éxito batir el récord del Ultratrail del Montblanc, el más famoso del mundo, ha batido la marca de otro recorrido que cada vez es más célebre: la Ruta 040. Se trata de subir y bajar al Teide desde la playa de El Socorro, en Los Realejos (Tenerife). Pasar de 0 a 3.718 metros, en un trazado de 56 kilómetros de ida y vuelta que concluye con un baño en el mar. Son unas 12 horas andando aunque Capell necesitó poco más de la mitad para fijar un nuevo récord. Por estos pagos, Aritz Egea es el corredor que más se suele prodigar en los retos. Esta vez ha tirado de originalidad y le ha añadido unas buenas dosis de solidaridad. De hecho, prima más la segunda [recaudar dinero para las asociaciones SuperH (cáncer infantil) y Baila con EM (esclerosis múltiple)] que la primera. El caso es que mañana correrá de sol a sol, desde las 8.02 hasta las 17.47 horas entre Ezkio y la cima del monte Izazpi. Son 12 kilómetros y 750 metros de desnivel que recorrerá durante casi diez horas. Todo por dos buenas causas. Las aportaciones, en kronoak.com. Y, además, hay sorteos más que interesantes.
viernes, 6 de noviembre de 2020
El asteroide de 2027
Si pensaban que durante estos diez primeros meses de 2020 lo han visto y oído todo, agárrense que vienen curvas. Patidifuso me quedé el otro día escuchando una entrevista a J.J. Benítez. Con toda solemnidad, el escritor pamplonés anunció la madre de todos los cataclismos para, como quien dice, dentro de nada. Según sus fuentes (un inciso, es periodista), hacia 2027 va a caer sobre la Tierra un gran asteroide, de 11 kilómetros de longitud, que provocará 1.200 millones de muertos en solo 48 horas. Por si ya están preocupados, sepan que ese pedazo de agujero se producirá lejos de aquí, concretamente, en las Bermudas. Luego no digan que no les hemos avisado. Dice un compañero que cada cierto tiempo J.J. Benítez va anunciando apocalipsis que luego no se cumplen. Vendrían a ser como las fechas de finalización del TAV, que también parece un fenómeno paranormal porque nos han prometido que estará en marcha en tantos años distintos que uno empieza a creer a aquellos que opinan que el trazado se convertirá en un bidegorri que conectará Donostia, Bilbao y Gasteiz. Volviendo a J.J., las teorías y profecías que mantiene para explicar enfermedades o fenómenos dan para echar unas cuantas risas. Que falta nos hace reír estos días.
viernes, 30 de octubre de 2020
Se viene un Maguregui
sábado, 24 de octubre de 2020
Doble nacionalidad
El partido político que incluya en su programa electoral la creación de la doble nacionalidad guipuzcoano-navarra tiene ganado mi voto en las próximas elecciones, las siguientes y las siguientes. Quienes residimos en Navarra pero trabajamos en Gipuzkoa, y cruzamos a diario de un territorio a otro de la forma más natural del mundo, llevábamos más o menos bien lo de las festividades. Sales el 3 de diciembre de Navarra que parece que ha pasado un meteorito porque está todo quisqui de fiesta, y llegas a Gipuzkoa, que vive un día laboral como otro cualquiera. Y a la inversa sucede el 31 de julio. Nos conocemos todas las fiestas, patronos y vírgenes de ambos territorios, y también las de Iparralde, que incluyen armisticios, la toma de la Bastilla, Pentecostés, la Asunción, la Ascensión y un largo rosario. Hasta ahí no hay problema. El problema es cuando llega una pandemia y trazan una línea roja. Por aquí se puede, por aquí no se puede. Una línea que entiendes que por algún lado hay que dibujar pero que te parte la vida en dos. Y luego ya, de remate, llegan los tribunales para dictar autos contradictorios sobre medidas similares hasta crear un estado de confusión. Así que, a la espera de que expidan el carnet de guipuzcoano-navarro (y ya puestos, a la espera de que nos beneficiemos de los descuentos de Abiatu), nos quedaremos en casa.
viernes, 16 de octubre de 2020
'Radio Gaga'
martes, 13 de octubre de 2020
Nochevieja
La próxima semana se cumplen siete meses del inicio de esta anormalidad. Qué risa María Luisa cuando veíamos a los chinos construir un hospital como quien monta un mueble de Ikea, y qué llantos ahora que vemos que los chinos llevan cuarentaytantos días sin contagios (o se dicen) y se van de vacaciones (425 millones de turistas se mueven estos días por el país), mientras aquí seguimos sumando casos y echándonos los trastos a la cabeza. El antes y después lo marcó el 14 de marzo, con aquella comparecencia nocturna de Pedro Sánchez anunciado que había que quedarse en casa durante 15 días y que se decretaba el estado de alarma. Las cifras hablaban entonces de 120 muertos y más de 4.000 positivos en el Estado (hoy son 32.500 fallecidos y 835.000 casos). Entonces, en marzo, solo podíamos salir a hacer la compra, a la farmacia, que no tenía mascarillas, y a pasear al perro. Y empezó el baile de polémicas. Primero fue con los dueño de perros. Luego con los padres que salían con los hijos. Poco después con quienes incumplían las franjas horarias. Más tarde con las terrazas y bares. Le siguieron las aglomeraciones en las playas, y hace un mes le tocó el turno a la vuelta a las clases. Se anunció un cataclismo que no ha sido tal. La que se viene con Nochevieja y navidades ya va para nota.
jueves, 1 de octubre de 2020
Derecho, izquierda y centro
viernes, 25 de septiembre de 2020
La cumbre del G-2
En plena era de la comunicación instantánea, con una pandemia que está causando estragos, hay políticos aficionados al género epistolar, como si viviéramos en tiempos de los papiros. Pedro Sánchez pidió el pasado jueves una reunión a Isabel Díaz Ayuso por medio de una carta. Como no podía ser de otra manera, la presidenta de la Comunidad de Madrid respondió con otra misiva. Hablamos del siglo XXI. Es habitual que los gobernantes se crucen cartas, supongo que para que quede testimonio por escrito de tal o cual asunto, pero solicitar una cita a dos se resuelve con un telefonazo y, si me apuran, con un mensaje por WhatsApp. Más si la comunidad en la que resides o que gobiernas se encuentra en una emergencia sanitaria. Entre el envío de la carta, la respuesta y la posterior cita, en una escenografía más propia de un show de Trump (por aquello de la profusión de banderas), transcurrieron cinco días. En lugar de ser diligentes, hay políticos que se manejan como las diligencias del Lejano Oeste. Las prisas no son buenas consejeras, pero demorar asuntos que son prioritarios es desesperante, sobre todo para quien está a la espera de que la acción política se traduzca en hechos. Seis meses han tardado en poner dispensadores de hidrogel en el metro de Madrid. Poco más que apuntar.
viernes, 11 de septiembre de 2020
Wuhan es jauja
A comienzos de marzo, cuando la pandemia era ya un hecho en China y avanzaba puertas afuera del gigante asiático, sobre todo en Italia, casi todos los días me afanaba en leer crónicas y comentarios de expertos acerca de lo que sucedía en ambos países. Por pura lógica, pensaba que lo que ocurría en China, quince días después se repetiría en Italia y, dos semanas después, en estas tierras nuestras. Así que si China encerraba a una ciudad entera manu militari, Italia haría lo mismo y nosotros, ídem de ídem. Los domingos por la tarde resultaba sobrecogedor escuchar, a eso de las seis, cómo las emisores interrumpían el carrusel de fútbol de turno para ofrecer el último balance de víctimas de Italia: 200, 300, 500. Terrible. Ahora le he dado la vuelta a la tortilla y me empapo de informaciones sobre las vacunas contra el COVID-19 (será cosa de mi optimismo patológico), mientras leo, entre asombrado e incrédulo, una crónica de Ismael Arana en La Vanguardia en la que explica que Wuhan, donde empezó todo, es jauja. Los niños van a clase sin mascarilla, la chavalería disfruta en las discotecas hasta las tantas, bares y terrazas rebosan de clientes y los turistas campan a sus anchas. Pero no sé que me da que, al contrario que en marzo, un mes después lo que ocurre en Wuhan no va a tener su réplica en estas nuestras tierras.
viernes, 4 de septiembre de 2020
'Non dago Mikel?'
sábado, 29 de agosto de 2020
Plante en la NBA
Con cierta frecuencia se critica a los profesionales del deporte porque no se pronuncian sobre cuestiones políticas y sociales. Es algo que no sucede, por ejemplo, en el mundo de la cultura. A los actores, actrices, artistas, cantantes y escritores se les reclama, casi como una exigencia, que se mojen. A los deportistas no, aunque, como en todo, hay excepciones y no conviene generalizar. Hay profesionales y profesionales, y luego están los jugadores de la NBA, que se han convertido en abanderados de la lucha contra el racismo. Hay quien ya compara el plante (que no boicot) de los jugadores al recordado gesto que protagonizaron Tommie Smith y John Carlos tras ganar las medalla de oro y bronce de los 200 lisos en los JJOO de México '68. Con el puño cubierto por un guante negro, alzaron el brazo mientras sonaba el himno de EEUU para reivindicar los derechos de la población negra. Sobra decir que en su propio país fueron condenados a la hoguera pública. Ni siquiera ocho años de presidencia de Barack Obama han aplacado el problema racial. Es algo más, mucho más, que un problema del color de piel. Por eso resulta alentador el plante de los jugadores de la NBA, que han dicho basta al racismo y la impunidad, y se han plantado.
miércoles, 19 de agosto de 2020
Malos hábitos
domingo, 16 de agosto de 2020
El callejero Borbón
El otro día vi una foto en la que los reyes españoles (solo quedan dos, ¿no?) paseaban junto a sus dos hijas por una calle de Petra (Mallorca). Si no fuera por la mascarilla, la imagen podía ser en blanco y negro y de hace 40 años. Anacrónica. Vecinos a ambos lados de la acera como quien asiste a un desfile y el cuarteto en formación saludando con una mano, en un gesto que esta gente lo borda. Todo lo que rodea a las familias reales, condes, marqueses y demás tropa (nobleza le llaman, pero ser noble es otra cosa), me resulta rancio a más no poder. De otros tiempos. De esas instituciones que si no existieran, tampoco las echaríamos en falta. Y lo mismo me da que sea en España, Suecia, Reino Unido o Japón. Gentes que dan más que hablar (emérito aparte) por las sandalias que llevan que por su actividad cotidiana. Gentes que inexplicablemente dan nombre a cientos de calles, avenidas, autovías, parques o puentes. Para muestra, el fugitivo. Más de 600 vías públicas del Estado tienen el dudoso honor de llamarse Juan Carlos I o similares. Gipuzkoa y otros siete territorios (el último, Álava) son la excepción. No hay ninguna. En Badajoz hay 50; en Toledo, 48; y en Murcia, 44. Todo un derroche de originalidad.
domingo, 9 de agosto de 2020
De Arantzazu a Gorramendi
viernes, 31 de julio de 2020
Apilar piedras en el monte
De todas las modas absurdas que se han ido sucediendo en los últimos años, hay una que ha pasado un tanto desapercibida, pero que, además de ser propia de tontainas, es dañina para el medio ambiente. Se trata de amontonar piedras en el monte para formar figuras o nombres y, cómo no, inmortalizar la hazaña en una selfi que se sube a la red social de turno. Una gilipollez, lo de dejar la firma de uno a su paso por el monte, que sobre todo afecta a zonas de Pirineos pero que también ha hecho carrera en lugares más cercanos como el monte Larun. Solo hace falta asomarse a una de las áreas de este balcón de Euskal Herria para comprobar que la estupidez humana no tiene fin. Decenas de piedras están apiladas sin ningún sentido, mientras al lado aparecen escritos sobre el terreno varios nombres dibujados con pequeños pedruscos. Lo que puede parecer una nimiedad, no es tal. Expertos aseguran que estas prácticas causan daño a la flora, la fauna y el ecosistema, además de que alteran el paisaje. Con lo sencillo que es dejar el monte tal y como te lo encuentras (y de paso llevarte a casa la basura que generas), siempre hay quienes dan la nota. Será los mismos que se dedican a poner pegatinas hasta tapar las señales que indican el nombre y altura en las cimas de los puertos más míticos de los Pirineos.