viernes, 26 de diciembre de 2014

El viaje con joe Cocker

Hay canciones que, por más años que tengan, asocias a vivencias, acontecimientos y recuerdos de tu vida. Vas conduciendo, ponen el tema en la radio y, en décimas de segundo, tu mente viaja en el túnel del tiempo. Cualquier canción de Itoiz me traslada a la adolescencia, al paso de EGB a BUP, del mismo modo que Delirium Tremens, Hertzainak, Kortatu o Eskorbuto te zambullen en las primeras farras. Está también esa canción que la has puesto tantas veces durante un viaje en coche, que se convierte en la banda sonora de esas vacaciones. O el tema que te lleva a un concierto inolvidable que viviste en vivo y en directo. Hay también canciones que te recuerdan a quienes ya no están. El Maite zaitut de Pirritx y compañía es sinónimo de alegría pero a mí me recuerda a la mujer de un amigo que se nos fue demasiado pronto. Pusieron el tema justo en el momento en el que tomaba la salida en la última Behobia e instantáneamente me acordé de ella. El lunes, fue escuchar que había muerto Joe Coker y recordar que con 19 añitos, acompañado de dos amigos, hicimos en tren el viaje Hendaia-París-Londres-Edimburgo-Portsmouth-Londres-París-Hendaia. Durante todo el viaje solo escuché música de Joe Cocker en un casete que aún conservo. Cada vez que escucho su voz rasgada, recuerdo el viaje. Grande Joe.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Berik Syzdikov

Con cierta frecuencia, hay personajes públicos que reciben un premio y anuncian que van a destinar la dotación económica a una causa benéfica. Será que soy un incrédulo, pero lo cierto es que a veces sospecho (sobre todo si el personaje tiene mala reputación) que no hay tal generosidad. Que una cosa es anunciarlo y otra ingresar los euros en otra cuenta corriente por solidaridad. Afortunadamente, hay casos (seguro que abundan) en los que sí sucede lo contrario. El programa En Portada recibió un premio dotado con 5.000 euros por uno de sus reportajes y decidió destinarlo a ayudar a Berik Syzdikov, un joven kazajo con la cara desfigurada por varios tumores después de que durante el embarazo su madre estuviera expuesta a los experimentos nucleares de los soviéticos. Berik había sido el protagonista de En Portada por el reportaje Hijos de la guerra atómica, medalla de oro del Festival de Nueva York. La generosidad de un médico que se ofreció a operarle, las múltiples gestiones de los responsables del programa y la donación de un segundo premio que ganó uno de los reporteros hicieron posible que fuera intervenido en Barcelona y mejorara su aspecto. El resultado de esta peripecia vital y periodística es el reportaje El alma de Berik, emitido hace una semana en La 2. No dejen de verlo. Es tan magnífico como estremecedor.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Antonio López

Antonio López es el rey de la parsimonia en el planeta de las prisas. La calma en estado puro. Antonio López es el novio que baja a por tabaco y aparece varios años después. Antonio López es el tren de Renfe que sabías cuándo salía pero nunca cuándo llegaba. Antonio López es el fontanero que te abre un boquete en el trastero para arreglar una cañería y luego desaparece durante meses porque le falta una pieza. Antonio López es alguien que nunca deja nada a medio acabar, aunque luego tarde tres siglos en completar la faena. Antonio López es la cámara superlenta de las retransmisiones de Canal Plus. El caracol en el reino de las gacelas. Antonio López es el tipo de persona a la que encargas un trabajo y que siempre te contesta: “Mañana o, como muy tarde, pasado mañana, te lo acabo”. Me imagino a Antonio López hace 20 años, delante del lienzo en blanco de 3,40 por 3 metros, con los pinceles en una mano y la foto en la otra. “Menudo marronazo”, debió pensar. Y se lo tomó con calma. Con muuuuucha caaaaaaalma. Con ritmo caribeño. En realidad, todos queremos ser algún día Antonio López. Que nos encarguen una tarea y nos digan: “Tómatelo con calma, sin prisa”. Que ya dijo Carlos Gardel que 20 años no es nada.


jueves, 11 de diciembre de 2014

El fumar se va a acabar

definitivamente, los fumadores se han convertido en los nuevos apestados del siglo XXI. El proyecto de Ley sobre Adicciones presentado el martes por el Gobierno Vasco acota aún más los espacios con humo. La calle, según dónde y cómo, el hogar y el coche son de los pocos reductos que les quedan a los consumidores de pitillos. La batalla que libran las autoridades sanitarias contra el fumeque y sus consecuencias se inició en los lugares públicos, pasó luego por bares y frontones, llega ahora a estadios y sociedades gastronómicas, y supongo que acabará con la prohibición de fumar en espacios comunes como las playas y los paseos peatonales. El fumar se va a acabar. Vistos los precedentes, no se adivina que tras esta vuelta de tuerca del Departamento de Salud puede surgir una revuelta social de los fumadores. La mayoría ha aceptado con resignación cristiana la catarata de normativas que se han puesto en marcha en los últimos años y, salvo que alguien diga lo contrario, las sanciones por fumar en zonas prohibidas escasean. La Ley Darpón, como las anteriores, sin embargo, deja algún que otro interrogante. Dado que se prohíbe fumar en instalaciones deportivas al aire libre, ¿puede un espectador echar un piti en el torneo de La Concha o en la playa de Zarautz mientras se disputa una campeonato de surf?

jueves, 4 de diciembre de 2014

Pare su coche en el arcén

el otro día circulaba con mi coche por la variante de Donostia cuando me adelantó un vehículo que hubiera pasado desapercibido si no fuera porque encima de la puerta del copiloto llevaba una sirena encendida (con luces pero sin sonido, por cierto). De esas que vemos en las pelis de detectives de los USA, vamos. Mi primera reacción fue pensar que era algún pequeño Nicolás guipuzcoano que se dirigía, qué se yo, a las oficinas de la Real en Anoeta a negociar un contrato para incorporarse al staff técnico de Aperri. Vete tú a saber. El caso es que, picado por la curiosidad, seguí desde una distancia prudente las maniobras del misterioso coche. Al cabo de unos segundos adelantó a otro vehículo y poco después se situó delante de él con la intención de que rebajara la velocidad y se detuviera en el arcén. Como la variante es larga larga, me dio tiempo a observar cómo del misterioso coche se bajaba un armario enfundado en un uniforme de la Ertzaintza. No pude seguir más la secuencia, pero supongo que aquel tipo le impuso al conductor una receta de aúpa. Una multa así, con semejante despliegue de medios, tiene que acojonar. Debe ser el top de las sanciones. Se ve que hay una escala entre enviar a casa la fotito de la matrícula que saca el radar y que te paren en el arcén cual delincuente.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Mikel Zabalza

Lo recuerdo como si fuera hoy. Volvíamos de jugar un partido de fútbol y, al aparcar el coche, el parte radiofónico (hoy boleto) anunció más o menos lo que sigue: “Un miembro de ETA desaparece tras escapar de la Guardia Civil en Endarlaza”. Que fuéramos unos renacuajos no quitaba que no prestáramos atención a noticias como la que acabábamos de escuchar o que fuéramos ajenos al macabro carrusel de atentados de ETA de aquellos años de plomo. Pero algo olía a podrido en aquel titular. Entonces, como ahora, se fabricó una versión oficial que no casaba con la impresión que tenía la opinión pública. Las explicaciones del Ministerio del Interior y de la prensa afín (cómo no recordar el infame reportaje que emitió Informe Semanal) resultaban inverosímiles, más aún para alguien, como nosotros, que conocíamos la zona. ¿Escapar de la Guardia Civil por un agujero de uno de los túneles de Endarlaza, tirarte al Bidasoa, nadar y ascender una de las escarpadas laderas de roca que bordean el río? En fin. Rocambolesco. Ni era miembro de ETA, ni escapó de los guardias, ni murió ahogado. Para buena parte de la ciudadanía fue evidente que en Intxaurrondo se les fue la mano. 29 años después, la muerte de Mikel Zabalza sigue impune y sus familiares ni siquiera están reconocidos como víctimas de la violencia.

viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Compraría cocinas alemanas a 2.000 euros?

una conocida empresa guipuzcoana proveedora de todo tipo de material para el sector de la construcción muestra estos días en uno de sus escaparates un gran letrero con el siguiente mensaje: “¿Cocinas alemanas por menos de 2.000 euros?” Ingeniosa y llamativa campaña de publicidad para atraer a potenciales compradores. A simple vista, parecería que lo importante no es el producto sino su procedencia. Alemán se asocia a seriedad, a tecnología y a eficacia, del mismo modo que francés se asocia a refinado, nórdico a bienestar, saudí a lujoso, chino a barato y norteamericano a sofisticado. Español, español se asocia a... Ponga usted el calificativo. Se trata de tópicos que a veces se cumplen y en otras ocasiones son desmentidos por la realidad de los hechos. ¿Compraría usted una cocina hecha en Barbate que costara 2.000 euros? ¿Y una de Zumaia? ¿Y otra made in Taiwan? Todo es relativo. De hecho, no dudamos en recorrer cientos de kilómetros para adquirir mobiliario en las tiendas de una multinacional sueca, a sabiendas de que lo importante que ofrece es el precio y el diseño, pero no tanto la calidad. La única certeza es que, con la obsolescencia campando a sus anchas, nada es para toda la vida.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Artistas del contraste

Esta noche, con solo una hora de diferencia, coincidirán en un mismo recinto, que no escenario, Raphael y Anne Etchegoyen. Yo soy aquel actúa a las 21.00 horas en el auditorio del Kursaal y la vocalista de Donapaleu hace lo propio en el cubo pequeño. Ambos conciertos estarán separados por apenas unos metros pero representan toda una metáfora de este país tan lleno de contrastes. 1.800 butacas para escuchar a Raphael y otras 700 para Etchegoyen. Se supone que la mayoría de las localidades estarán ocupadas por ciudadanos vascos. Llámenle pluralidad, gustos variados o diversidad. ¿Somos contradictorios? ¿Decimos una cosa y hacemos otra? ¿Nos vanagloriamos de tener una televisión pública en euskera pero luego vemos Telecinco? ¿Hay vascos fans de Bustamante, que al mismo tiempo acuden a conciertos de Berri Txarrak y coleccionan discos de La Oreja de Van Gogh? ¿Compramos en el quiosco a la vez Hola y Argia? ¿Somos capaces de tragar basura como Sálvame o Mujeres, hombres y viceversa, y a continuación cambiar de canal y poner Hitzetik Hortzera? ¿Es contradictorio criticar a la familia real española, creer que son unos chupópteros, pero no perder detalle sobre la vida de Felipe y Letizia?¿Somos transversales o vivimos en compartimentos estancos? ¿Raphael, Etchegoyen o los dos a dúo?

lunes, 10 de noviembre de 2014

Correr nunca es de cobardes

24 reflexiones para explicar por qué 'La Behobia’ se ha convertido en un fenómeno deportivo y social que atrapa a corredores y público.


acostumbrados a contar historias de terceros, los periodistas apenas usamos la primera persona del singular, salvo que seamos partícipes de un hecho poco común. Tampoco utilizamos el plural mayestático que tanto y tan bien empleaba Indurain. Lo de hablar de uno mismo queda feo. Por una vez tiraremos de egocentrismo sano y deportivo para exponer 24 reflexiones (tantas como participaciones lleva un servidor) sobre la Behobia, convertida en los últimos tiempos en un fenómeno social. Ahí van.

1. La primera vez. Guardo pocos recuerdos del estreno, allá por 1990. La hice con un amigo que iba sobrado y que escuchaba la carrera con unos auriculares. A la altura de los toboganes de Lezo me informó de que el primer corredor ya había cruzado la meta. Supongo que sufrí para llegar a la calle Ijentea (el Boulevard aún no se había reformado) porque en esta carrera (casi) siempre se sufre.

2. ¿Por qué se repite? ¿Por qué el 19 de enero cena en la misma sociedad y con los mismos amigos? ¿Por qué acude los domingos de septiembre al Ernio? ¿Por qué sube cada 1 de enero al Adarra? ¿Por qué no perdona la cena con la cuadrilla cada tercer viernes de mes? Porque le gusta y es un ritual. Pues lo mismo sucede con la Behobia.

3. Solo o en compañía. Correr es una actividad que mayoritariamente se practica en solitario. Correr en grupo es bonito y divertido hasta que se desatan los inevitables piques. Basta que un compañero pegue un acelerón para que te saque de ritmo y se rompa la paz. Si se hace la Behobia en pareja, trío o grupo, siempre hay uno que va mejor, y otro peor, lo que no quiere decir que no se empiece y se acabe juntos.

4. El ritual del coche. Hay una costumbre que se ha convertido ya en manía. Días antes de la carrera, en lugar de desplazarme a Donostia por la autopista, viajo desde Behobia por las carreteras por las que discurre la prueba. Como para comprobar que todo está en orden y que no surjan imprevistos cuando pases días después gastando la suelas de las zapatillas.

5. Los clásicos. Todos los años están en el mismo punto a la misma hora. Son los fieles a la Behobia. Público que ve la carrera siempre desde el mismo sitio. Los hay anónimos (la inmensa mayoría), y otros que se hacen notar: el Pirata de los toboganes, los familiares de presos entre Lezo y el puerto, los txistularis en Trintxerpe...

6. Las novedades. Casi todos los años la carrera presenta algún aliciente. En esta edición cambia el recorrido, hace unos años fue la salida por grupos de colores en función del tiempo que se acreditara y hace tiempo fue la incorporación del chip. Cómo no recordar aquel trofeo que medía a los clubes de vremo o aquella otra edición en la que la meta se instaló en la calle República Argentina por obras en el Boulevard.

7. La post-carrera. Lo importante no es llegar... sino la comilona posterior a la prueba. La celebración tras las carrera es una tradición más del segundo domingo de noviembre. Un tercer tiempo de comida o pintxos con la familia o los amigos en el que poco importa el cansancio. En los últimos años, hay quien riega la sobremesa con unos gin-tonic. Alcohol, con moderación, y deporte no suelen casar mal.

8. Más competitiva, menos carnavalesca. Con el paso de los años, la Behobia ha perdido buena parte de su carácter carnavalero. La presencia de decenas de participantes (la mayoría franceses) que corren disfrazados ya no es la que era, aunque todavía se dejan ver el preso, el tipo que va fumando un enorme canuto, los novios, etc. En paralelo, ha crecido la competitividad, con cientos de corredores que buscan superar su mejor marca.

9. Más internacional, igual o más francesa. Que la prueba es cada vez más internacional salta a la vista cuando se ven los datos sobre la procedencia de los corredores. Hasta hace nada la presencia extranjera la aportaba el pelotón de atletas franceses, pero cada vez se hablan más idiomas... y eso sin apenas publicitarse por Europa.

10. Detractores y entusiastas. O te encanta o la aborreces. Muchas veces esta carrera no tiene término medio. Más de un corredor popular jura que no la correrá en su vida, ya sea porque cree que está masificada o porque la inscripción es cara (eterna polémica, 40 euros este año). En el polo opuesto, hay quien repite año tras año y sigue enganchado porque no hay otra igual.

11. Agua, lluvia, sol. Menos nieve, servidor ha conocido todo tipo de condiciones climatológicas. Temperaturas muy bajas, el odioso viento sur e incluso una ciclogénesis explosiva. El tiempo, malo o bueno, no suele ser, sin embargo una excusa. Correr es una actividad que se puede realizar, con prudencia, hasta en las situaciones más extremas. Es más, un poquito de lluvia y una temperatura fresca suelen ser ideales.

12. El boca a boca. El Fortuna nunca ha tenido que hacer una campaña de marketing para completar las inscripciones. El éxito de la Behobia se ha transmitido por el boca a boca, por la experiencia que vives y que transmites a tu entorno. Todos tenemos a nuestro alrededor alguien que ha participado. Es como la tía monja que tiene todo vasco, pero en versión deportiva.

13. Este año contigo. Es un clásico que tú, que has corrido nosecuantas veces, animes a un amigo, a un compañero de trabajo, a tu cuñada o a tu sobrino a correr juntos. Si está habituado a practicar deporte, no hay problema. Si va a pasar de fumar un paquete diario y estar tumbado en el sofá a correr 20 kilómetros, la empresa tiene su aquel. Si la supera con éxito, solo quedarán dos opciones: o no vuelve a correr la Behobia en su vida o se engancha para siempre a hacer deporte y repite. Correr nunca es de cobardes.

14. La elite. Se llevan los titulares de la prensa, pero pasan desapercibidos incluso para los corredores. La organización no paga fijos a los atletas de elite, por lo que ganar la Behobia es más una cuestión de prurito personal y de dar más lustre al palmarés, que un asunto económico. Con excepciones, rara vez verán correr a kenianos y etíopes. Eso sí, el ganador obtiene un premio que a veces es más importante que el dinero: el reconocimiento público. Que se lo digan a Chema Martínez, Alberto Juzdado o el recordado Diego García.

15. Más solidaria. Al estilo de las grandes carreras mundiales, el Fortuna ha asociado la prueba con varias ONG. Primero de forma tímida y ahora ya a plena máquina. Todos los años parte del dinero que se recauda se destina a colectivos que trabajan en cometidos varios por el planeta. Este año, por ejemplo, la organización colabora con la Fundación Illundain Haritz Berri, con la Asociación de Esclerosis Múltiple de Gipuzkoa, con la Fundación Dravet, la Fundación Vicente Ferrer, Aranzadi y la carrera Ak’ Wank que se celebra en Guatemala. La Behobia es una inmejorable plataforma en favor de diferentes causas solidarias.

16. Los tiempos. No se sabe en qué momento esta competición pasó a convertirse en la carrera de los tiempos. Nadie te pregunta qué registro haces en el Cross de las Tres Playas, pero hasta el quiosquero de la esquina te preguntará tu tiempo (con minutos y segundos) en el Boulevard. Tanto corres, tanto vales. Ecuación equivocada porque, como tantas veces, lo importante es participar... y, si es posible, llegar.

17. Sin reloj. Un corredor que lleva corriendo más de 20 años es capaz de saber, segundo arriba, segundo abajo, el ritmo al que marcha. Diría sin exagerar que se puede hacer la Behobia sin reloj y saber casi de forma exacta el tiempo que se va a tardar. Servidor lo ha hecho varios años. Mis únicas referencias eran los relojes publicitarios que me iba encontrado al paso por las poblaciones.

18. La salida. En los últimos años, la salida se ha convertido en un espectáculo en sí mismo. Una discoteca gigante por la que van desfilando en grupos más de 25.000 personas a ritmo de canciones pegadizas mientras desde una pantalla gigante un contador va restando segundos... 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1 .... Las gentes de Gaztea, con Joseina Etxeberria y Mikel Apaolaza a la cabeza, calientan al respetable hasta ponerle como una moto.

19. Los achaques de última hora. Que si estoy resfriado, que si tengo un tironcito que me tiene a mal traer, que si los isquios, que si voy a tomar esta pastilla porque la espalda me cruje... En la última semana de preparación de la carrera brotan lesiones o minilesiones como hongos. No preocuparse. La mayor de las veces son solo nervios.

20. El aliciente del nuevo recorrido. Adivinen cuál será la pregunta más socorrida de los periodistas en la meta. ¿Qué te ha parecido el nuevo recorrido? Todos las referencias que tienes después de un par de docenas de participaciones han desaparecido de un plumazo. El cambio del trazado es tan sustancial que, salvo que se haya entrenado por el nuevo recorrido, resulta complicado saber si es más o menos duro que el anterior. Será cuestión de comprobarlo sobre el terreno.

21. Pesados con el monotema. Si usted convive con alguien que disputa la prueba, a estas alturas ya habrá comprobado que durante el último mes no habla de otra cosa. Solo hay ese tema de conversación. Que si el kilómetro me sale a 4:40, que si a ver cómo paso la cuesta de Capuchinos, que me duele el dedo meñique del pie izquierdo, que recuérdame que no se me olvide la brida para atar el chip... Pesadetes.

22. Los voluntarios. En la Behobia y en cualquier prueba popular que se precie son fundamentales. Sin ellos, sin su labor altruista, no hay carrera posible. Ayudan y animan con un entusiasmo envidiable. Afortunadamente, en Gipuzkoa abundan y facilitan sobremanera las mil tareas que deben atender los organizadores.

23. El público. No es un cumplido decir que en pocos lugares sale tanto público a aplaudir y vitorear, no solo a ver. Vayan a pruebas en otros territorios y comprobarán que no siempre es así. La Behobia reúne a miles de espectadores, pero lo cierto es que en numerosas pruebas que se disputan en Gipuzkoa la presencia de público siempre llama la atención para bien. Y donde digo atletismo, digo ciclismo.
 
24. La logística. Salir de un lugar y llegar a otro suele complicar la logística de una carrera. Lo saben bien los organizadores... y los corredores. Y aquí también muchos tiramos también de tradición. Todos los años me lleva a la salida de Behobia y me recoge en la meta de Donostia la misma persona. Diría hasta que aparca siempre en el mismo parking subterráneo. Este año tampoco faltará a la cita.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Ciudadanos y ciudadanas

De aquí a mayo, partidos y políticos, que no es lo mismo, nos van a inundar con una brasa importante de mensajes, mítines, reparto de rosas, paseos en barcos y discursos, muchos discursos. Por aquello de facilitarles la labor y para que vean que los plumillas somos buena gente, he aquí una serie de palabras y expresiones que convenientemente mezcladas y combinadas no deben faltar en un atril que se precie en la campaña para las elecciones forales y municipales. Vamos allá: sociedad abierta y plural, respeto a la ciudadanía, progreso, transparencia, ciudades modernas, coyuntura, conciliación, paz, bienestar social, ciudadanos y ciudadanas, democracia, gobierno de todos y para todos, reconciliación, escucharemos al pueblo, hemos venido a servir y no a servirnos, interés general, pobreza, democracia, empoderamiento, negociación, igualdad, pilares, raya roja que no atravesaremos, prometer, oposición leal, más y mejores leyes, los jóvenes son el futuro, salarios dignos, ejercicio de responsabilidad, coadyuvar, televisión y radio públicas y de calidad, corrupción, brotes verdes, respeto a la Justicia, pactos, el mejor candidato... quinto contenedor, puerta a puerta, consulta y amén.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Un detalle productivo

hace tiempo que no voy a una boda, así que desconozco si, llegados los postres, se mantiene el ritual de que los novios obsequien a ellos con un habano y a ellas con un detallito. Supongo que la ley del tabaco acabó con los puros. Lo de entregar un detallito se ve que perdura. Ahí va una muestra del trabajo de campo que he hecho tras preguntar a compañeros y amigos qué recuerdos (mucha veces cursis y horteras) han recibido en bodorrios. A saber: una cucharilla, una rosa, un perfume en un envase pequeño, varios motivos de porcelana, una calculadora, una minicajita de bombones, un pañuelico rojo con los escudos de los pueblos de él y de ella bordados, un kit antirresaca, pétalos de flor con olor, ramilletes de flores, una bolsita con caramelos, un marca páginas hecho a mano, almendras blancas, un kit de pinceles con espejo, un abanico y, por supuesto, cigarrillos. Ana Lamarca e Iván Montoya, una pareja de novios de Navarra, han hecho algo menos frecuente. Querían convertir el obsequio en un gesto solidario. Así que invirtieron el dinero previsto para el detalle en comprar 260 kilos de comida que donaron al Banco de Alimentos. Lo grabaron todo en vídeo y lo explicaron en unas tarjetas que entregaron a los invitados. Un detalle de lo más productivo.

viernes, 31 de octubre de 2014

Mis cosas en Suiza

Por si acaso la UDEF comienza a husmear en mis cosas (“unas pocas cosas”, Rajoy dixit), confesaré aquí y ahora que he viajado a Suiza tres veces. La primera, en septiembre de 1990, para ver el partido Lausanne-Real, ida de los treintaidosavos de final de la Copa de la UEFA. Chapuisat y Hottiger nos dieron para el pelo en el estadio La Pontaise (3-2), pero en la vuelta Aldridge arregló el desaguisado con un txitxarro. La segunda vez, en la Semana Santa de 1992, recorrí buena parte del país en un autobús junto a una treintena de animosos guipuzcoanos. Lo pasamos estupendamente. Y la tercera, en mayo de 2001, lo hice en pareja, con parada y fonda de tres días en Zermatt, uno de los pueblos más bonitos de este mundo. Si te suben a un avión, te tiran con un paracaídas y caes en Suiza, creerás que estás en Abaltzisketa. Aparte de las cimas de 4.000 metros y los lagos, el paisaje de la Confederación Helvética y el del norte de Euskal Herria guardan más de un parecido. Más salvaje el suizo, pero tan verde como el que tenemos por estas tierras. Una vez has disfrutado de Suiza, llegas a una conclusión irrefutable: abundan los bancos, las joyerías y las chocolaterías. Ahora sabemos que también abundan las cuentas corrientes de políticos putrefactos, los mismos que decían que Hacienda somos todos.

viernes, 24 de octubre de 2014

Atharratze no está en Cádiz

alguna vez he comentado en este txoko que hay lectores que suponen que un periodista debe saber de todo. Suponen que sabemos de Derecho, de arte, de fútbol, de ciclismo, de baloncesto y balonmano, de la Bolsa, de las preferentes, de tribunales, de cómo se elige el Consejo General del Poder Judicial, de sentencias y de autos, de política, de música, de los distintos sistemas de recogida de residuos sólidos (antes conocidos como basura pura y dura), de cine, del caso Pujol, de moda, de programas de televisión, de las tarjetas negras, del Euribor, del conflicto kurdo y de por qué la Real no mete un gol de falta directa desde hace cuatro años. Se supone, digo. Se supone que, y para esto no hace falta ser periodista, todos sabemos de geografía. Hace unos días, delante de un mapa a doble página de Euskal Herria con todos sus municipios, pedí a una compañera que me enumerara cinco poblaciones de Zuberoa. Llegó hasta tres. Sin recurrir a Google, ¿cuántos municipios de Zuberoa sabría usted decir a botepronto? ¿Ah, que solo recuerda Maule? Pues eso. En nuestro mapamundi vasco no sabemos dónde está Atharratze, pero, si nos dan un mapa, situamos Chipiona sin pestañear. Por aquello de la curiosidad geográfica, pinchen en Youtube un vídeo que se titula Familia dantzan y disfruten del viaje.

domingo, 19 de octubre de 2014

De Oiartzun al Mediterráneo (y vuelta)

 El guipuzcoano Aitor Aburuza recorre las dos vertientes de los Pirineos de punta a punta en 48 días


Un rosario de montañeros afronta cada año, sobre todo en verano, el reto de atravesar la cadena de los Pirineos. Opciones hay tantas como planes y el número de días de vacaciones. Hay quien se decanta por recorrer un tramo parcial en una semana o quince días, quien (los menos) completa la ruta de punta a punta, ya sea del Cantábrico al Mediterráneo o viceversa, y luego está Aitor Aburuza. El montañero de Oiartzun realizó entre finales de julio y primeros de septiembre una travesía poco usual: recorrer los Pirineos desde Oiartzun a Banyuls sur mer, en aguas del Mediterráneo, y vuelta. La ida por el sendero del GR 10 francés y el regreso por el GR 11 español. En total, 58 días de caminata para totalizar unos 1.600 kilómetros.
Aburuza, de 42 años, partió de su casa de Oiartzun el 23 de julio, todavía con la resaca a cuestas de una noche de fiesta en las madalenas de Errenteria. Como el cuerpo no estaba aquel día para grandes trotes, caminó hasta Lesaka para al día siguiente pasar la muga y enlazar con la GR 10 en Sara. Descartó salir desde el faro de Higuer, en Hondarribia, como manda la tradición, porque ese primer tramo de la senda pirenaica lo ha completado ya varias veces y, además, transcurre durante un gran trecho por asfalto.
mal tiempo en la primera parte Una vez situado en la GR 10, fue consumiendo etapas por la vertiente francesa de los Pirineos, muchos días con mal tiempo, luego ya con mejores condiciones climatológicas y siempre con largas jornadas gastando las botas de monte. Seguir la senda es relativamente sencillo: solo hay que guiarse por las marcas rojas y blancas y las indicaciones de los carteles. Aburuza llevó mapas detallados de cada tramo pero no usó ni GPS ni brújula. “La brújula se me olvidó en casa y el GPS no me gusta. Me guío por el ahívaese. Ahí va ese y le sigo”, dice entre carcajadas.
Durante el mes y medio largo que duró su reto, este trabajador de CAF en la planta que la compañía tiene en Irun siguió una rutina espartana. Madrugaba (casi siempre empezaba la ruta a las seis y media de la mañana), caminaba como mínimo ocho horas y al atardecer hacía parada y fonda siempre a cubierto: si no cenaba, dormía y desayunaba en un refugio, lo hacía en una casa rural. No durmió ni un solo día a la intemperie. Era una obligación que se impuso para llevar a buen puerto una ruta con la que disfrutó como pocas veces. Como obligado era también ponerse en cada refugio la camiseta de Brasil que le regalaron como recuerdo del tiempo que pasó trabajando con CAF en el país sudamericano.
“La he gozado. La montaña te activa fisicamente, ves que el cuerpo va bien y disfrutas. La altura te pone como una moto. Ahora me pones un repecho de escándalo y lo subo fácil. Sufrí con las rodillas, pero muscularmente acabé bien”, explica. Al contrario de lo que se pudiera pensar, Aburuza fue a más conforme consumió etapas, a pesar de que los tramos por la ruta francesa presentan más desnivel y son más zigzagueantes que los de la vertiente española: “En Francia bajabas de 2.200 a 500 metros en una misma etapa, y luego volvías a subir a 1.800 metros. La GR 11, por contra, es como una ola de mar”.
Ese trazado de dientes de sierra que atraviesa los departamentos galos evidencia que tardara 28 días en enlazar Oiartzun con Banyuls sur mer, localidad francesa que se baña en el Mediterráneo y, sin embargo, recorriera la GR 11 de este a oeste hasta Oiartzun en apenas 20 días.
La diferencia se explica por la dureza del tramo francés, la forma física que fue adquiriendo y el peso que fue perdiendo. Salió de casa con 94 kilos y llegó con 82, una cura de adelgazamiento para un aficionado a la montaña que se plantea retos de este tipo para huir del sedentarismo. “Si me quedo en casa cojo 150 kilos. Soy capaz de estar un mes de la nevera al sofá, y del sofá a la nevera. O reviento la tele, o escapo de casa”, afirma Aburuza, que recomienda el monte para “amueblar la cabeza”.
deficiente señalización Paso a paso, el oiartzuarra se plantó el 19 de agosto en la playa de Banyuls (no se llegó a bañar), y al día siguiente emprendió el camino de regreso por la GR 11, que ya había recorrido de un tirón hace dos años partiendo desde el Cap de Creus y llegando a Hondarribia. Si entonces lo hizo en 25 días, esta vez lo completó en 20 jornadas, a un ritmo tremendo. Donde un montañero hacía una etapa, el realizaba dos, sin perderse, a pesar de que las indicaciones en la vertiente española dejan mucho que desear, sobre todo en algún tramo de Aragón.
Durante su solitario peregrinaje pirenaico Aburuza cargó en la mochila anécdotas a montones, sobre todo en las tardes-noches que pasaba en los lugares en los que se alojaba. “Me gusta andar solo, pero cuando llegaba a los refugios lo pasaba bien”, recuerda. Tanto que en una de sus paradas entabló conversación con tres montañeros de Toulouse y, para su sorpresa, acabaron jugando al mus... en euskera. Los tipos acostumbraban a hacerlo así desde que uno de ellos aprendió el “euki” y el “bost gehiago” con un amigo de Baiona.
Como de una expedición surge otra, Aitor Aburuza ya le está dando vueltas a la posibilidad de enfrascarse en otra larga caminata. Descartado el Camino de Santiago, que hizo hace años en 19 días y del que no guarda un buen recuerdo (“demasiado asfalto”), de momento aprovecha su buen estado de forma para pegarse buenas pechadas cerca de casa. La última, ir desde Oiartzun al santuario de Arantzazu de un tirón: 85 kilómetros en 19 horas.

viernes, 17 de octubre de 2014

Mangar el mando de la tele

En los últimos meses me ha sucedido dos veces. Llegas al hotel, la recepcionista te hace el registro previa petición del DNI (lo que toda la vida se ha llamado check in) y, cuando ya te ha entregado la llave de la habitación, te da un mando a distancia de televisión y te suelta: “Cuando deje el hotel, por favor, devuélvalo”. Tú le miras a sus ojitos y le contestas: “No se preocupe, soy de fiar”. Trincar mandos a distancia de los hoteles debe ser la última moda. Hemos pasado de llevarnos los albornoces en la maleta a mangar mandos a distancia. Y no solo en los hoteles, deduzco que también en los hospitales. La semana pasada acudí varias veces al hospital del Bidasoa, y observé que los mandos de la televisión están anclados a la pared mediante un cable. Si te llevas el mando, te llevas también el cable, el dispositivo del que cuelga y, si me apuras, hasta la pared y el enfermo. Y no solo sucede en la habitación. En la sala de espera el mando también está amarrado a la pared. Que digo yo que para qué quieres rapiñar mandos a distancia. Si es para coleccionar, llévate bacinillas, que son más prácticas. O ya puestos, te llevas la mismísima cama de la habitación del hospital, que también tiene mando a distancia incorporado y no veas qué juguete: es una montaña rusa.

viernes, 10 de octubre de 2014

Pago de favores

Hace unos días, en una tertulia radiofónica debatían dos invitados sobre si un ministro debe conocer con profundidad la materia para la que ha sido designado. Vamos, si es obligatorio, o al menos necesario, que el ministro o el consejero de turno de Sanidad pertenezcan o procedan del sector, que cuando afronten un problema, sepan aplicar las soluciones porque dominan la asignatura. Con cierta frecuencia, y estos días resulta aún más evidente, comprobamos estupefactos que algunos de los altos cargos que nos gobiernan ni son los más capacitados, ni reúnen los requisitos que ellos sí piden para ocupar un cargo público, ni, por supuesto, disponen de la formación necesaria para la responsabilidad que tienen. En ocasiones, su meritocracia consiste en haber arropado al líder del partido en su carrera hasta el poder. Es un simple pago de favores. Tú me has apoyado y defendido, yo te recompenso con este Ministerio. Luego te encuentras con una Ana Mato, haces un ridículo espantoso y quedas con el culo al aire. Si, además, no eres un dechado de virtudes para comunicar una situación compleja, quedas retratado para la posteridad o eres pasto de las mofas en las redes sociales. Los que no saben ni tienen experiencia pero son listos, al menos se rodean de un buen equipo de asesores que camuflan sus limitaciones. No es el caso.

viernes, 3 de octubre de 2014

Indecentes

modo de los antiguos carruseles de radio, cada día que pasa conocemos un nuevo caso de corrupción. Antes nos cantaban goles, ahora nos cantan fraudes y putrefacciones varias en el mundo de la política, las finanzas y, ya puestos, incluso en el fútbol (el caso del presunto amaño del Zaragoza-Levante huele que apesta). La crisis ha desenmascarado la manera de proceder de gentes que no necesariamente visten de traje y corbata. No todos los que se lo llevaron crudo en los días de vino y rosas vivían en eso que se llama la clase pudiente. Que se lo pregunten a UGT en Andalucía o a CCOO en el escándalo que afecta a Bankia, ex Caja Madrid. El mangoneo de los consejeros es propio de sinvergüenzas. Mientras la caja desahuciaba sin piedad, embargaba pisos tras vender hipotecas basura y estafaba con las preferentes, sus directivos y los consejeros nombrados por los partidos políticos, la patronal y los sindicatos vivían a cuerpo de rey, de tarjetazo en tarjetazo, tirando de Visa Oro. De momento se saben los nombres y las cantidades, pero supongo que pronto se hará público el destino de esos gastos. Ayer se conocieron las primeras dimisiones y los primeros ceses. Cuánto miserable ha campado a sus anchas por ahí malgastando el dinero ajeno. Cuánta podredumbre.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Dimitir, del verbo dimitir

No sé qué es más complicado: recordar cuándo marcó la Real un gol de falta directa desde el borde del área o hacer memoria de cuándo fue la última vez que dimitió un ministro del Gobierno español. Resolveremos la incógnita al final del texto. El caso es que estamos tan acostumbrados a que no dimita ni dios que tanta renuncia seguida nos pilla a contrapié. Primero se pira Gallardón y ahora el presidente de RTVE, Leopoldo González Echenique. Dos en tres días. La estadística hecha añicos. Amigos, no estamos preparados para tanta dimisión. Estamos habituados a los desmentidos, los pagos en diferido, las medias verdades, los rostros de mármol, las mordidas, los tresporcientos, las fortunas sin pegar un palo al agua y el escapismo. Dimitir, lo que se dice dimitir, es un hecho excepcional entre la clase política, cuando en realidad en muchas ocasiones es un acto de sinceridad. Lo has hecho mal, has perdido o te has equivocado, coges tus bártulos y te marchas a casa. Aquí sucede lo contrario. En lugar de dimitir, se practica el patapún p’arriba. Te ascienden a capitán general. Y, por cierto, gana la Real. Hace cuatro años (febrero de 2010) Bravo anotó un txitxarro en un lanzamiento directo y hace cinco que no dimitía un ministro forzado por las circunstancias (Mariano Fernández Bermejo en febrero de 2009).

viernes, 19 de septiembre de 2014

Oler la brisa del mar

Uno de los placeres de subir un monte es llegar a la cima y divisar la sucesión de picos que se adivinan en el horizonte. Asciendes al Ibantelli o al Axuria, y tienes una panorámica tan incomparable como el marco. A un lado el mar, al fondo las Landas, y hacia el otro lado Larun, Ekaitza, Mendaur, más allá el Ori y, si las nubes lo permiten, a lo lejos se ve el afilado Anie. El perfil de Aiako Harria, que dicen que recuerda al rostro de Napoleón, se puede observar desde varios puntos, aunque puestos a recomendar, la silueta es preciosa desde la carretera que baja desde el alto de Lizuniaga. En tardes como las de esta semana, ver la puesta del sol en montes como Peñas no tiene precio. No digo que haya que aplaudir al estilo Ibiza, pero casi. Son tan versátiles las vistas, que un 15 de agosto te puedes plantar a las once de la noche en la cima de Larun y ver al mismo tiempo los fuegos artificiales de Donostia y de Biarritz. Resulta complicado distinguir montes que estén más allá del Pirineo navarro, salvo que seas Jordi Solé, Mark Bret y Juanjo Díaz de Argandoña, tres fotógrafos que este verano han captado una imagen de los Alpes... hecha desde los Pirineos, a casi 400 kilómetros de distancia. Va a ser verdad aquello que me dijo un familiar por vía paterna, que aseguraba convencido que desde la Ribera navarra se olía la brisa del mar.

jueves, 18 de septiembre de 2014

La paradoja del cine

Paradojas del cine. A partir de mañana, el Kursaal, el Victoria Eugenia, los cines Príncipe y los cines Antiguo Berri se llenarán de espectadores ávidos de películas, sean cuales sean. Lo mismo da un truño coreano que una obra maestra de Dorothy Arzner. A 300 metros escasos del epicentro del cine (basta con cruzar el puente sobre el Urumea), nueve salas se encuentran bajo la amenaza del cierre. Ocine, la empresa que gestiona las salas del centro comercial La Bretxa, ha presentado un ERE de extinción que afecta a una quincena de trabajadores. Llama la atención el evidente contraste. De un lado, un Festival que ha hecho del éxito de público una de sus señas de identidad; del otro, nueve salas sobre las que se cierne la clausura definitiva, se supone que porque no son rentables. Desde 2004 en Donostia se han cerrado las salas del centro comercial Garbera, los míticos cines Astoria y las diez salas que Warner Lusomundo regentaba en el complejo de Illunbe. Argumenta un compañero que la sobresaliente asistencia de los espectadores al Zinemaldia se debe, no solo a la calidad que ofrecen las películas, sino también a que se trata de un acontecimiento social. Seguramente, sin el envoltorio del Zinemaldia no pagaríamos una entrada por ver algunos de los filmes que se proyectarán a partir de mañana.

viernes, 12 de septiembre de 2014

De prescindible a adictivo

Hace ya unos años, y no estoy hablando del Pleistoceno, tener un móvil era algo extravagante. No diré que estaba mal visto, pero sí era habitual encontrar más amigos que carecieran del aparato que un rara avis que lo tuviera y lo utilizara. De hecho, a más de uno le daba (y le sigue dando) reparo hablar con el móvil por la calle. Y existía una resistencia numantina a comprarlo. Incluso entre los periodistas, pese a que luego se ha revelado como un herramienta imprescindible para realizar este trabajo. “Ni tengo móvil ni lo voy a tener”, escuchabas a más de uno. Su expansión y popularización ha sido tan vertiginosa que hoy es complicado encontrar a alguien que no tenga el dichoso celular. Ha pasado de ser un artilugio prescindible a ser indispensable y hasta adictivo. No podemos vivir sin él, estamos enganchados, más aún desde que se ha convertido en un miniordenador que nos mantiene en permanente contacto con la familia, los amigos y el mundo que se mueve ahí afuera. Cada lanzamiento de un nuevo aparato se convierte en una ceremonia de resonancia mundial que los medios amplificamos. Ha sucedido esta semana con la marca de vanguardia. No le hace falta gastarse un duro en publicidad. Ya le hemos hecho el trabajo por adelantado.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Calderilla

si usted es pintor y ha dejado con el rodillo y la brocha una habitación como un primor, tal vez los dueños de la casa le feliciten e incluso le den una propinilla. Si trabaja de pescatera, se ha levantado a las cuatro de la mañana para ir a la lonja y ha servido tres medianas a una clienta, puede que a los pocos días esa misma mujer le recompense su trabajo recordando lo fresco que estaba el pescado. Si trabaja usted de enfermera, puede que una paciente que regenta una empresa de plantas le agradezca su dedicación y su trato exquisito llenando el office de flores de lo más diversas para todo el personal. Si es usted camionero de los que reparten pedidos de comercio en comercio, sin tiempo para aparcar el vehículo como dios manda, como mucho su cliente le firmará el albarán y si te he visto no me acuerdo. Si es usted periodista y ha hecho bien su trabajo; un buen reportaje, una entrevista o, qué sé yo, una exclusiva, le felicitará su madre, que son las fans número uno de los plumillas. Pero si usted es el presidente de un club de fútbol y sus chavales le dan una alegría, entonces vendrá su patrocinador chino y le gratificará con 100.000 eurazos. 16 millones de pesetas. Calderilla. Qué mal está repartido el dinero en este mundo.

domingo, 31 de agosto de 2014

Una mujer de quitarse la txapela


 Nerea amilibia se caló a primeros de agosto su txapela número 100 en carreras de montaña y populares

ZIZURKIL - “Ama, he contado las txapelas que tienes en la ganbara. Hay 85. ¿A qué no llegas a 100?” Hace algo más de año y medio, Ane, la hija mayor de Nerea Amilibia, le retó a alcanzar una cifra redonda de triunfos. Nerea no es una mujer que se achique ante los desafíos. Así que recogió el guante y se propuso completar la colección de victorias que comenzó a amasar el 10 de junio de 2001, cuando ganó el Cross de Zarautz-Aia y se caló su primera txapela. Al fin y al cabo, solo tenía que hacer lo que mejor sabe: correr.
El pasado 2 de agosto, Amilibia culminó su particular marca con la victoria en la subida y bajada al monte Andutz, en Itziar, una prueba de apenas 4,4 kilómetros, la mitad cuesta arriba. La víspera, el viernes 1, había conseguido su txapela número 99 en la Berako Gau Krossa. Acostumbrada como está a doblar esfuerzos, no sorprende que en menos de 24 horas (la carrera de Bera fue a a las 22.30 horas del viernes y la de Itziar al mediodía del sábado) lograra dos txapelas y llegara a la mágica cifra de cien distinciones.
En realidad, Amilibia acumula más triunfos que txapelas. Ha ganado más de una carrera en la que el premio no era la distinción vasca por excelencia (con permiso de la makila) y también se ha impuesto en pruebas que se disputan fuera de Euskal Herria en las que, lógicamente, no se reparten txapelas. Como muestra, acumula tres triunfos en la Subida al Angliru, en Asturias, una prueba hoy desaparecida; y victorias en la Subida al Pico San Millán, en Burgos; el Trail de Otañes, en Cantabria; o sendos campeonatos de montaña de España en la categoría de veteranos.
En casa, ha ganado un buen puñado de carreras que tenían como premio una copa o trofeo (sin txapela). Desde pruebas populares a san Silvestres. De hecho, su última victoria data de hace quince días, el 16 de agosto, cuando ganó el Bizipoza Krossa que los Piratas organizaron en la Semana Grande de Donostia.
Como no es ni fetichista ni conserva datos de sus triunfos, desconoce cuántas carreras ha ganado. Tampoco cuál fue la primera. “Cuando hoy he bajado todas las txapelas y trofeos desde la ganbara a la terraza se me saltaban las lágrimas de emoción”, dice Amilibia delante de las cien txapelas y 312 trofeos que muestra a NOTICIAS DE GIPUZKOA en el caserío Etzeta de Zizurkil, donde reside.
Pero volvamos unos años atrás. Amilibia, de 43 años, se inició en el atletismo a una edad poco común, pasada la treintena. Recuerda que practicó carreras en edad escolar pero luego hay un vacío de actividad deportiva hasta su maternidad. La corredora de Aia fue madre muy joven. Cuenta que tras los embarazos de sus dos hijos llegó a rondar los 70 kilos de peso. Cuesta creer en una mujer que es pura fibra, puro nervio, y que hoy apenas llega a los 50 kilos. El caso es que aquellos kilos de más y los ánimos de su marido le llevaron a comenzar a participar en excursiones al monte con una cuadrilla de Zarautz. Primero andando, luego corriendo. “Ellos solían correr por el monte pero yo me quedaba corriendo abajo, en Zarautz. Hasta que un día comencé a correr por el monte y ya no he podido dejarlo”, recuerda. Ya va para una docena de años largos que Amilibia se dedica a entrenar entre semana (descansa un par de días) y a correr los fines de semana. En los últimos años realiza también sesiones de spinning dos veces por semana.
Sin preparador, sin patrocinadores, sin planificar al detalle el calendario que corre a lo largo del año. Le basta con calzarse las zapatillas y la ropa para entrenar por su entorno, un escenario desbordante de cuestas, senderos y pistas.
Amilibia reside en una especie de oasis de Zizurkil, una zona de monte que forma un triángulo junto a Zarautz y su localidad natal de Aia. Esos parajes son su lugar de entrenamientos, aunque a veces también corre hasta la estación de Orio o por la zona del camping de Zarautz. Cuanto más exigente sea el terreno, mejor. A Nerea le encantan las carreras duras, con subidas de porcentajes exigentes. “Cuanto más duro, mejor. Me gusta que el terreno sea muy pico. Mi cuerpo está adaptado. En el llano voy peor”, comenta.
Basta repasar su extensísimo palmarés para comprobar que la mayoría de sus triunfos han sido en carreras de montaña, lo mismo da que sea un maratón que una prueba de cinco kilómetros. Y muchos de los éxitos han llegado con desniveles fuertes de por medio.
Resulta complicado encontrar a una corredora que reúna semejante montaña de victorias. Solo en 2009 logró 20 txapelas, una cifra al alcance de muy pocas mujeres. Por ejemplo, ha ganado siete veces la carrera de montaña de Pagoeta, en Zarautz, y cinco veces la Subida al Ángel de la Guarda, en el barrio donostiarra de Ibaeta. Puede presumir además de haber logrado triunfos en Gipuzkoa, Navarra, Bizkaia, Araba e Iparralde. Para amasar semejante historial, Amilibia va picando por aquí y por allá. A veces corre dos pruebas el mismo fin de semana y recuerda que en una ocasión, en Bizkaia, llegó a ganar dos carreras el mismo día. “¿Hay alguna prueba esta noche por aquí?”, bromeaba aquella tarde su marido.
“No puedo estar sin competir. Alguna vez no podré porque el cuerpo me hará crack, pero mientras tanto estaré dando el callo. Ando a mi bola. No tengo jefe”, afirma la corredora de Aia, que suelta una carcajada con cada respuesta y recuerda que aún tiene pendientes cuatro o cinco comidas que ha logrado como premio en varias carreras.
Con las 100 txapelas en el saco, su próximo objetivo es la maratón femenina 800 Dukado que se celebra el 7 de septiembre en Sunbilla (Navarra). Más allá de esa fecha no tiene planes, aunque esta vez es ella la que lanza un desafío a su marido y sus dos hijos: correr los cuatro una San Silvestre. “Quiero hacer una en familia. Una carrera Cortita”. Ahí queda el reto.


Caza y caballos, sus otras aficiones

 Caza y caballos. Los caballos y la caza son otras dos de las pasiones de Amilibia. Precisamente, un accidente cuando montaba en caballo le dejó en el dique seco en 2013, de aquí que su cosecha de txapelas llegara solo hasta el 9 de junio. “Perdí las riendas, me dio dos brincos y no pude pararle hasta que me caí”, recuerda. El resultado fue un lesión en el fémur de la que se ha recuperado muy bien. En temporadas anteriores, el cuerpo le avisaba de que tenía que descansar. “Durante cuatro años he tenido gripe en Navidades. Creo que es porque no descanso durante el año”, explica la corredora, que en invierno disputa la temporada de cross y en verano se dedica sobre todo a las pruebas de montaña. Con la monta de su caballo no compite, pero con la escopeta de caza sí ha probado en algún torneo y tampoco se le da mal: tiene dos txapelas de sendos campeonatos de caza menor con perro.


viernes, 29 de agosto de 2014

'Trop vite'

a diario nos encontramos en las carreteras de nuestro entorno con paneles informativos que ofrecen consejos, lanzan advertencias o, simplemente, informan de accidentes, averías y atascos. En Euskadi son, digamos, muy del país. Formales, asépticos y con la información precisa, ni más ni menos. En Navarra van un poquito más allá y muestran mensajes como “Levanta el pie del acelerador” o “Al final del trayecto te esperan” (no me los he inventado. Aparecen en un panel de la carretera N-121). Pero en Iparralde se llevan la palma. Hace unos días, en el tramo de la autopista A-63 entre Baiona y Biarritz, me topé con un cartel que mostraba un número de matrícula (no sé si de coche, moto o camión) acompañado de la expresión Trop vite (Demasiado deprisa). Una advertencia en toda regla. Vaya por delante que no era la matrícula de mi coche. Picado por la curiosidad, deduje que en el siguiente peaje de Biarritz una patrulla de gendarmes estaría ya dispuesta, papel y boli en mano, para imponer la correspondiente multa por exceso de velocidad. Pero no. Ni rastro de policía. Supongo que el aviso queda en una advertencia. Pero, puestos a ingeniar, se me ocurren un montón de mensajes que se podrían reproducir en los paneles con tanto cafre circulando por ahí.

lunes, 25 de agosto de 2014

#ladedetrásdesimeone

el otro día, en la bananera Supercopa de España, en ese partido que empieza un día y acaba al siguiente, y que solo tiene importancia si gana el Madrí; el otro día, digo, el árbitro expulsó al impresentable entrenador del Atlético de Madrid. Cada uno es como es, y Diego Simeone como técnico es clavadito a su etapa de jugador: macarrilla y marrullero. Como habitualmente suele estar en el banquillo pasado de revoluciones, no se le ocurrió otra cosa que protestar una acción y dar un par de yoyas al cuarto árbitro, en plan perdonavidas. Lógicamente, el trencilla le expulsó del campo (así le caiga una buena sanción), que no del estadio. Que no es lo mismo. Simeone se situó en la grada, detrás del banquillo, donde siguió dando voces, quejándose y yendo de aquí para allá. Y hete aquí que detrás estaba sentada una joven guapa y de escote generoso. Como el personal andaba aburrido, convirtió a la chica en trending topic de Twitter con la etiqueta #ladedetrasdesimeone y, por aquello del minuto de gloria, al día siguiente la chica pasó de tener 287 seguidores en esta red social a los 5.000 y pico que acumulaba ayer; ha ofrecido entrevistas en radios y periódicos; y digo yo que el siguiente paso es la portada de Interviú. Esto es lo que hay, amigos. Pena, penita, pena.

viernes, 22 de agosto de 2014

La mirada perdida


Sea verano o invierno, con lluvia o sin ella, con sol o sin él, con viento, con nieve... todos los días se encuentra en el mismo lugar. Mañana, tarde y noche. Los lunes, los martes, los sábados, los domingos, los festivos... Habitualmente viste ropa ceñida, porta un bolso, escucha música con auriculares y masca chicle sin parar. Horas y horas de pie, a veces sentada en la acera, bajo el puente de la AP-8. Y siempre con la mirada perdida. Como si resultara invisible para quienes la vemos todos los días al ir y al volver del trabajo. De cuando en cuando, alguien se acerca con su coche, baja la ventanilla del copiloto y charlan. Con más frecuencia, justo enfrente de ella, al otro lado de la carretera, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Ertzaintza montan y desmontan controles. Como en la zona apenas transitan peatones y abunda el tráfico de coches y camiones, su presencia salta a la vista de todos. Más de una vez me he preguntado quién es, de qué país procede y por qué se ve obligada a hacerlo. Estás acostumbrado a ver en la televisión reportajes sobre la Casa de Campo, las Ramblas y demás, pero en este territorio en el que de puertas afuera se dice que es una profesión inexistente, resulta triste comprobar que se trata de una diaria y cruda realidad.

viernes, 15 de agosto de 2014

Hombre de pelo en pecho

“Juanma, los hombres cada vez se depilan más y están más musculados”. Me lo suelta mi contraria de sopetón, sin tiempo para reaccionar, después de visitar seis playas diferentes en otros tantos días y de manera consecutiva, y de observar con disimulo (comme il faut) el paisaje y el paisanaje que nos rodea. Lo dice en tercera persona del plural, no en segunda, para que no me dé por aludido (que tampoco). No hace falta. Pertenezco a la tribu de hombres (presumo que somos mayoría) que tenemos vello en todas partes del cuerpo menos en la cabeza que es, precisamente, donde más falta nos hace. Ni tanto ni tan calvo. Ya saben aquello de que si el pelo fuera importante, estaría dentro de la cabeza y no fuera. El caso es que la moda del rasurado de arriba abajo y de los músculos y tabletas de gimnasio como que no. A mi generación le ha pillado fuera de onda. El otro día, en una tarde de piscina y holgazanería, observé a un tipo que se rociaba la cabeza con un spray (digo yo que sería laca) para mantener enhiesta su cabellera. Madre del amor hermoso. Por supuesto, estaba depilado y lucía cachas. En fin, quedémonos con aquello de hombre peludo, en la cama…, o con aquel sesudo estudio que afirmaba que los hombres de pelo en pecho son más inteligentes que los lampiños.

domingo, 10 de agosto de 2014

De prepago

Pensaba que tener un móvil de prepago era algo propio de hace diez años hasta que, de charleta, tres amigos me aseguraron que apenas gastan diez euros al mes en hablar por teléfono y que recurren a estancos, gasolineras o quioscos cada vez que se les agota el saldo. Cracks. A la vieja usanza, uno de ellos lleva en la parte trasera de su móvil (una pieza digna de un museo) el número de teléfono adosado con un pedacito de post-it. Ese es mi ídolo. El caso es que dos de ellos viven a caballo entre Iparralde y Hegoalde, lo que les supone un engorro cada vez que cambian de país y reciben la señal de otro operador distinto. En esta Europa que todo lo unifica, llama la atención que aún existan barreras en las telecomunicaciones. Se les llena la boca a los eurodiputados con lo de la Europa sin fronteras, pero cada vez que atraviesas la muga, o bien pagas más por hablar, o bien viajas con el temor a que te llegue una factura en forma de clavada. Más de uno suele optar por una decisión salomónica: apagar el móvil. El Parlamento Europeo ha fijado el 15 de diciembre de 2015 como fecha tope para eliminar los recargos en las tarifas (hay que ver qué prisas se dan para unas cosas), pero conociendo a las compañías telefónicas, su penosa reputación y los beneficios que logran con estos servicios, habrá que ver para creer.

viernes, 1 de agosto de 2014

La respuesta es Marañón

Hace ya unos años, de cuando en cuando en las redacciones de los periódicos se recibían llamadas como la que reproduzco:
- “¿Dígame?”
- “Hola, chavalote. Mira, estamos aquí, de alubiada con la cuadrilla en la sociedad, y tenemos una discusión sobre quién fue el que lesionó a Clemente. Unos dicen que fulano y otros que mengano. Eso vosotros lo tenéis que saber, que para eso sois periodistas”.
Hecha la pregunta, acudías a un veterano de la sección de Deportes que seguro que sabía la respuesta correcta.
- “Marañón”, le contestabas a tu desconocido interlocutor, al que escuchabas de fondo: “No ves, ya te lo decía yo. Marañón. A pagar esos patxaranes”.
Hoy, ya no es que se estile menos el patxarán, que ha perdido presencia en las sobremesas de café, copa y puro en favor del gin-tonic. Hoy, apenas se reciben este tipo de llamadas. El móvil, sí, ha acabado con las discusiones. Te sientas en una mesa, conversas sobre el asunto que se tercie y, si hay alguna duda (cuántos años tiene Sara Montiel, en qué año ganó Indurain su último Tour), siempre hay alguien que desenfunda su aparato y resuelve la cuestión a golpe de Internet.

viernes, 25 de julio de 2014

Interpueblos

si de chaval te gustaba el deporte y en casa lo mamabas desde que eras un crío, hoy almacenas en tu memoria infinidad de recuerdos que permanecen imborrables. En mi caso, mantengo vivas las imágenes del primer partido que presencié en Atocha (Real-Español), el segundo título de Liga ante el Athletic, la amarga victoria contra el Stuttgart, un Sabadell-Real en la Nova Creu Alta con Genaro Celayeta, Periko Alonso y Julián Ordoki vistiendo la camiseta arlequinada o un Barça-Osasuna en el Camp Nou de los 80 con bocata de butifarra incluido. Cómo no, también recuerdo como si fueran hoy las llegadas a Ibardin con Kelly, Laguía, Gorospe y compañía, los Tour de Indurain en el Tourmalet tras pasar la noche en una tienda de campaña, el Mundial de ciclismo de Barcelona que ganó Claude Criquelion, el primer título del Bidasoa o la primera Behobia que vi desde el arcén de Gaintxurizketa. Recuerdos infantiles y juveniles como la final del Interpueblos de mano de hace 35 años en el Labrit. Para un chaval de Donostia, que su ciudad juegue mañana la final de este torneo en el Atano III quizás no le diga nada. Para un chaval de Bera, y más si es pelotari, el recuerdo permanecerá imborrable, de por vida, gane o pierda. Zorionak!

viernes, 18 de julio de 2014

Hacer arte de una presa

Si alguna vez se ha tumbado a la bartola en la campa de Guadalupe, en Hondarribia, seguramente habrá puesto sus posaderas en un banco realizado en bronce que no es tal. Es una preciosa escultura de Remigio Mendiburu que simboliza una txalaparta y está sujeta a la superficie con hormigón. Desgraciadamente, en alguna ocasión ha sufrido el vandalismo de los indeseables de turno. Si cruza a Hendaia por el puente de Santiago verá una estela de Jorge Oteiza en la mediana de la carretera que, cómo no, también ha tenido que ser reparada más de una vez. Nuestro paisaje urbano y rural está trufado de esculturas, monumentos y símbolos, pero muchas veces desconocemos su significado y, sobre todo, su autoría. Das dos pasos y te encuentras con un obra de Oteiza en un recóndito hueco de una iglesia de la Parte Vieja donostiarra, observas a diario sin prestar atención por habitual varios emblemas creados por Eduardo Chillida, acudes a la caja de ahorros y estás rodeado de pinturas de Amable Arias, José Luis Zumeta o Rafael Ruiz Balerdi, caminas por una plaza de Benta Berri y pisas el artístico pavimento de José Antonio Sistiaga y te asomas al embalse de Arriaran y compruebas que Néstor Basterretxea hizo arte de una presa. Arte vasco de vanguardia en estado puro.

viernes, 11 de julio de 2014

Vive le Tour!

Gérard Holtz, el periodista deportivo francés más famoso (también es el mejor pagado y, seguramente, el más guapo), acostumbra a despedir sus programas con una frase (“Vive le sport!”) a la que durante estas semanas añade la coletilla de “Vive le Tour!”. Que el Tour vive y está vivo se ha demostrado en seis días de carrera. El fin de semana pasado, mirabas la pantalla del televisor y te daban ganas de plantarte en la campiña inglesa y sumarte a las oleadas de aficionados que poblaron las cunetas como jamás se ha visto. El Tour es francés, la lengua que tradicionalmente ha gobernado el ciclismo y la UCI, pero, paradójicamente, desde hace años en el pelotón el idioma que más se habla es el inglés. Los equipos y las marcas comerciales anglosajonas (con los fabricantes de bicicletas a la cabeza) han pasado a liderar un deporte que, pese a los escándalos, sigue siendo un buen escaparate para vender productos, sea una bici o una ciudad. El Tour, el Giro y la Vuelta son una herramienta de promoción turística de primer orden. No hay mejor postal que las imágenes que ofrece el helicóptero. Dame una autocaravana, dinero para gasolina y 21 días de vacaciones, y déjate de Punta Cana y el Caribe. Donde estén los Dolomitas, que se quite todo.

lunes, 7 de julio de 2014

Sorpresas, las justas

Llegados a la fase decisiva del Mundial, ninguna selección ha alterado el orden del planeta fútbol. Brasil, Alemania, Argentina y Holanda contaban en todos los pronósticos para figurar en el cuadro de semifinales, y la realidad no ha hecho sino confirmar los vaticinios. De hecho, históricamente el campeonato no depara grandes sorpresas, más allá de algunos resultados llamativos que se suelen registrar en la clasificatoria de grupos. Europeos y sudamericanos han protagonizado todas las semifinales de los Mundiales, salvo una de 2002 en la que se coló Corea del Sur, anfitriona de aquel campeonato junto a Japón. Costa Rica estuvo anteayer a punto de convertirse en el primer combinado de la Concacaf que traspasaba esta barrera, pero Van Gaal y su chistera se lo impidieron. Los países centroamericanos, norteamericanos y africanos deberán esperar a Rusia 2018 para derribar este muro.

jueves, 3 de julio de 2014

'Hacer un Endika'

Superados los 40, e incluso los 30 años, cuando sale uno de fiesta, tan importante como pasarlo bien es decidir cuándo vuelves a casa. Una retirada a tiempo es una victoria, reza el dicho que marca el antes y después de una farrilla. Si no te retiras a tiempo, corres el riesgo de sufrir una resaca de esas en las que tu lengua es una bola de polvorones, el cuerpo no se coordina con la cabeza, te vence la somnolencia y pides coca-colas a gritos. Si te marchas a tiempo, rebajas los padecimientos que se sufren después de un día de jarana. Marcharte en plena juerga está mal visto, así que hay que tirar de estrategias. La más socorrida es despistar a la cuadrilla entre poteo de un bar a otro, y tomar las de Villadiego. El caso es buscar una excusa y (muy importante) no ser el encargado de llevar el bote. Siempre habrá alguien que te recordará que ese será el último trago, la chopera, la espuela, que no te vayas, que esta y ni una más. Hay tretas varias para escabullirse y luego está lo que en la cuadrilla acabamos de bautizar como hacer un Endika. Consiste en largarte a casa con el mayor de los sigilos, sin levantar sospechas. Estás sentado de madrugada después de una recena en la sociedad, te levantas como quien va al baño y te piras sin hacer ruido. Al cabo de diez minutos, ya no hay rastro de ti. Mandas desde casa un WhatsApp al grupo y si te he visto no me acuerdo.

viernes, 27 de junio de 2014

En román paladino

Adur, una inmobiliaria vizcaina, lleva unos meses aplicando en sus documentos el abc que impulsa Lectura Fácil Euskadi, una entidad que traduce, descifra los textos que nos resultan incomprensibles, desde contratos de arrendamiento a escrituras y actas de comunidades de vecinos. Para entendernos, ponen negro sobre blanco aquello que ni usted ni yo logramos entender. El día a día está repleto de trámites, búsquedas y burocracias varias que nos desesperan con sus tecnicismos para expertos en la materia. No entendemos ni “papa” de las características de la tablet que queremos comprar, nos suenan a chino todas las excelencias delsmart TV, nos perdemos cuando el mecánico nos dice que se ha roto la junta de culata y nos quedamos mudos cuando el técnico del gas nos describe la avería de la caldera. Por no hablar de las facturas de la luz, del gas y del móvil, que están redactadas para que no comprendamos nada y miremos solo el importe. Si no eres lego en la cuestión, es inútil tratar de descodificar todos los conceptos del recibo. Y por mucho que se empeñen los bancarios, nunca nos acostumbraremos a entender qué es el TAE y seguiremos leyendo hasta cinco veces los autos y las sentencias de los señores magistrados (memorable el auto de hace unos días del caso Fagor). En román paladino resultan más comprensibles.

viernes, 20 de junio de 2014

Silencio, se juega

Si tiene oportunidad y sintoniza en su televisor la cadena TF1, no se pierda hoy el Suiza-Francia. Más que nada para ver que otra retransmisión de partidos es posible. Los comentaristas del canal francés son a los de Mediaset lo que Arsène Wenger a José Antonio Camacho. No radian los partidos, hablan de manera pausada, realizan las apreciaciones técnicas justas y, lógicamente, sueltan el clásico "But" cada vez que se marca un gol, pero sin más estridencias. Bixente Lizarazu y el mencionado Wenger aportan sus conocimientos y Christian Jeanpierre se encarga de la narración. Descubrirán que cada cierto tiempo, los tres callan y dejan que el telespectador vea el partido y solo escuche el sonido ambiente. Que fluya el fútbol. Silencio, se juega.

El show debe continuar

Prueben a estrechar la mano a 2.500 personas, una por una, puestas en fila india, durante dos largas horas y comprobarán que eso de ser rey tiene que ser durillo. De sufrir una tendinitis, oiga. Venga a sacar la mano, y venga fotos, y venga reverencias, y venga medias conversaciones, y venga felicitaciones... Durillo, durillo. Como una boda, pero multiplicado por mil. De toda la pompa que envolvió los fastos de la familia Disneyland, lo del besamanos debe de ser la madre de todas las recepciones. Uno tras otro desfilando delante de El Preparado y la doña. Tremendo. DesdeTiana y El Sapo no veía cosa igual. Estamos acostumbrados a que la familia real española reciba lisonjas por doquier, pero lo de ayer ya es inenarrable. Digo yo que ahora vendrá una gira, como las estrellas del pop, y cuando escampe volverán a sus quehaceres habituales. O sea, las recepciones oficiales, la inauguración de exposiciones, las visitas a niños enfermos en hospitales y la presidencia de desfiles militares. Algún encargo empresarial con los amigos jefes también caerá, pero de eso ni usted ni yo sabremos ni . Secretos de Estado le llaman. Lo importante es que el show no decaiga. El show debe continuar. Pues eso, que la Leti iba toda guapa de blanco roto en verano crepé. Toma ya.

jueves, 19 de junio de 2014

Alemania txapeldun

Lo escribo a falta de 18 días para que se celebre la final en Maracaná: Alemania ganará el Mundial. Y no lo digo porque sea mi favorita en la porra ni por simpatía con los teutones ni porque mi primo Thomas Müller se hinchara el lunes a marcar txitxarros. Alemania suma ya 24 años sin levantar el trofeo de oro de 18 quilates y lleva ya unos cuantos años amagando con conquistar un gran torneo. Si no fue casualidad que la selección española alcanzara la cúspide del fútbol en paralelo al juego de salón que desplegaba el Barça de Guardiola, tampoco es casual que el combinado germano haya reunido a una de sus mejores generaciones al cobijo de los éxitos del Borussia Dortmund y, sobre todo el Bayern de Múnich. Tienen hambre de títulos, y se nota. Serán campeones.

viernes, 13 de junio de 2014

Profesores con plus

Desde parvulitos (hoy Educación Infantil) hasta acabar la carrera universitaria, son ingentes las horas que dedicamos a la educación y la formación. Si cada curso tiene un mínimo de 175 días lectivos y estudiamos durante 18 años, nos vamos a 3.150 jornadas y más de 22.000 horas, sin contar los recreos, los deberes, las horas en la cafetería o las largas tardes tumbados a la bartola. O sea, que salvo que estudiemos Medicina, superados los veintipocos años hemos metido ya unas cuantas horas en las aulas. Acabada la carrera, que no la formación, descubres que en tres meses de trabajo aprendes más que en un año en la universidad. La escuela de la vida le llaman. Lo que no sabíamos era la influencia que pueden tener los profesores en nuestras vidas. Un buen profesor te alegra la vida y uno malo te la arruina. No lo digo yo. Lo dice el economista Raj Chetty, que explicaba hace unos días en La Vanguardia que "él éxito en la vida depende en gran parte de si tuviste buenos profesores. Un solo profesor de valor añadido aumenta tus ingresos durante tu vida en 36.000 euros". Según su teoría, corroborada con miles de estadísticas, una promoción de alumnos con un profesor de "valor añadido" gana más dinero y está menos expuesta a embarazos adolescentes o a la delincuencia juvenil. Y usted, ¿tuvo buenos profesores?