no hay carrera sin corredores, pero tampoco sin voluntarios que cubran los cruces, ofrezcan agua en los avituallamientos y auxilien a los lesionados. Y no hay partidos de fútbol sin futbolistas, pero tampoco sin Luisitos. Cada equipo tiene su Luisito, una persona tan imprescindible o más que un jugador, un balón o un árbitro. No marcan goles pero cuando faltan se les echa de menos. Los Luisitos madrugan para llegar al campo antes que nadie, preparan los vestuarios, pintan las rayas del campo, cortan y riegan el césped, reciben a los trencillas, hinchan los balones, colocan cada camiseta en su lugar correspondiente y hasta ejercen de delegados. Cuando todo acaba, recogen los bártulos, los banderines, las camisetas, limpian las duchas, despiden a los árbitros y son los últimos que apagan la luz. Incluso hacen de casco azul cuando los partidos se tensan y el árbitro y los jugadores, o los propios jugadores, se las tienen tiesas en el túnel de vestuarios. Ponen la calma y la paz. Todos los equipos tienen su Luisito. Nosotros, los del Gure Txokoa, también. Luisito Irazoki, para más señas. 27 años lleva colaborando de manera altruista para que quienes disfrutan jugando al fútbol se preocupen solo de eso, de jugar. Acaba de recibir la Medalla de Plata al Mérito Deportivo. Zorionak, Luisito.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
viernes, 18 de diciembre de 2015
Fuerza residual
Encuestas y quinielas pronostican que el próximo domingo los seis sillones del Congreso que se ponen en liza en Gipuzkoa se repartirán de la siguiente manera: dos para EH Bildu y dos para el PNV, en una reñida pugna por la hegemonía, otro para Podemos y el último para el PSOE. El PP quedaría fuera y Ciudadanos ni está ni se le espera. Si salta la sorpresa y Odón Elorza no repite plaza en Madrid porque EH Bildu o el PNV logran un tercer escaño, o porque Podemos consigue la parejita, podría darse la paradoja de que ninguno de los hasta ahora denominados grandes partidos tendrían su cuota de representación guipuzcoana en la Cámara baja. La defunción del bipartidismo en estado puro. Y sabido es que si no consigues ningún representante en cualquiera que sea la institución, dejas de existir. El PP, con un juntetero y siete concejales en toda Gipuzkoa, corre el riesgo de convertirse en una fuerza política residual, si es que no lo es ya. Las elecciones autonómicas del próximo año serán un buen termómetro para calibrar si prosigue su caída libre o detiene la sangría de votos. Un trance por el que ya han pasado otros partidos como Ezker Anitza, que no tiene voz ni en las Juntas Generales ni en el Parlamento Vasco.
viernes, 11 de diciembre de 2015
Tócala otra vez, Frank
Tengo amigos que se
descojonan cuando les confieso que me gustan a rabiar las canciones de
Frank Sinatra. Cuando ya descubren que incluso tengo discos de La Voz en casa, directamente se parten la caja. Aibadios, para gustos están los colores. My way, que no es de Franki sino una canción popular francesa (Comme d’habitude)
adaptada al inglés por Paul Anka, debería ser considerada un himno
mundial. No solo por el tono, por cómo suena interpretada por Sinatra o
por la melodía, que te engancha. También por la letra. “He amado, he
reído y llorado. Tuve malas experiencias, me tocó perder. Y ahora que
las lágrimas ceden, encuentro tan divertido pensar que hice todo eso. Y
permítanme decir, sin timidez, oh, no, oh, no, a mí no, yo sí lo hice a
mi manera”. Pena que la última visita de Sinatra a Madrid me
pillara en mala edad. Fue en septiembre de 1986. Cantó en el Santiago
Bernabéu en una noche exitosa para La Voz pero difícil de
olvidar para los promotores del concierto, que esperaban reunir a 60.000
espectadores y apenas alcanzaron los 30.000 después de regalar cerca de
16.000 entradas. 150 millones de pesetas palmaron los organizadores. Mañana se cumplen 100 años del nacimiento de Sinatra. Un buen día para que suene My way.
viernes, 4 de diciembre de 2015
Magic era Johnson
fernando Alonso ganó su último título mundial en 2006 al mando de un Renault. Hace ya nueve largos años. Desde aquel éxito ha sumado 17 victorias, la última en 2013 con Ferrari. Y en las seis últimas temporadas ha conseguido seis triunfos en los 94 grandes premios en los que ha participado. Pura estadística que habla de un piloto que ha ido de más a menos hasta convertirse en carne de chanzas y memes. El éxito o el fracaso en la Fórmula 1 dependen en gran medida de la potencia y la fiabilidad de tu coche. Desde que conquistó el título, Alonso, que está considerado uno de los mejores pilotos, ha militado en dos de las escuderías con mayores presupuestos (Ferrari, y McLaren-Honda) y, sin embargo, no ha respondido a las expectativas. Al contrario. Se diría que rara vez él es el responsable. La culpa siempre es del bólido. El catálogo de excusas y los reproches a sus equipos de ingenieros y mecánicos suelen ser tan constantes y cansinos que cuesta creer que ninguno le haya afeado su actitud en público. Ha hecho de la queja el argumento habitual al que aferrarse. A rebufo de Alonso nacieron y crecieron una legión de fans, de Lobatos y de audiencias de dos dígitos que han desaparecido conforme el ídolo ha ido cayendo de los podios. No será el primer ni el último campeón que resucita pero, amigo Lobato, Magic era Johnson, el de los Lakers.
martes, 1 de diciembre de 2015
Pereza infinita
Pereza infinita me provoca
la campaña electoral. Ahora llega la de las generales. Antes fue la de
las catalanas. Antes de antes, la de las forales y municipales, y antes,
de antes, de antes, la de las andaluzas. Cuatro convocatorias y cinco
elecciones en lo que vamos de año. Debe ser récord mundial. Agotados ya
todos los mensajes en una precampaña que arranca justo cuando se vacían
las urnas de la campaña anterior, los candidatos (no hay candidatas en
el star system político español) afrontan a partir de la noche
del próximo jueves una frenética operación por vender promesas que no
van a cumplir. Bien porque no llegan al poder, bien porque, cuando
llegan, si te he visto no me acuerdo. Con la credibilidad bajo mínimos y
dado que, según el último Barómetro del CIS, los partidos y los
políticos siguen siendo un problema y una preocupación para los
ciudadanos (el cuarto problema en orden de importancia), ahora se
dedican a otros menesteres. Si hay que pasear en un elefante, se pasea. Y
si el paseo en un plató de televisión, mejor. En Gipuzkoa, más zomorros,
el clásico de los clásicos es subirse a una barquita en la bahía de
Pasaia y prometer la regeneración. Luego no hay dios que ponga de
acuerdo a las administraciones. Pero ese es otro cantar.
lunes, 23 de noviembre de 2015
Hauxe da despedidia
en la banda sonora de
nuestras vidas siempre figurará una canción de Oskorri. Hemos nacido,
crecido y vivido bailando de parranda a los sones de Furra furra, cantando en las sobremesas Euskal Herrian euskaraz o esperando a que en la verbena de las fiestas del pueblo alguna chica nos pidiera un agarrao mientras sonaba Aita semea.
44 años y 3.000 actuaciones después, Oskorri entona la despedida. Y nos
invade cierto sentimiento de tristeza porque podremos seguir escuchando
los 500 temas que han compuesto (muchos de ellos recuperados del
cancionero) pero sin disfrutar de sus directos, pura versatilidad
musical. Hasta quince instrumentos (puede que fuera alguno más) conté en
el recital que ofrecieron hace quince días en el Baluarte de Iruñea.
Como muchas veces, como ayer en Bilbao, o como anteriormente en todas
las capitales vascas, Oskorri ofreció un concierto precioso. Sonaron los
clásicos, auténticos himnos de este país, y los menos clásicos en dos
horas largas de recital de un grupo que ha sabido cautivar a varias
generaciones sin perder su esencia, a euskaldunes y erdaldunes, a niños,
jóvenes y mayores. Puro patrimonio cultural. Seguramente no ha habido
un grupo más popular. Beste bat, beste bat, beste bat...
martes, 17 de noviembre de 2015
Miseria moral
Sabíamos que José Ignacio Munilla es un provocador y un sectario. Ahora sabemos también que es un miserable moral. El obispo de Donostia, afín al sector más ultra de la Iglesia católica española, esta vez se ha pasado tres pueblos. No solo por respaldar las deplorables declaraciones que el arzobispo Antonio Cañizares efectuó a mediados de octubre, cuando puso en duda que la mayoría de los refugiados que huían entonces y huyen ahora de Siria fueran “perseguidos”. El tuit de Munilla (“el Cardenal Cañizares fue injuriado por alertarnos del peligro. ¡Cuántas lecciones nos da la historia!”) es una ofensa para las miles de personas que escapan de la guerra y de la miseria en Siria, que escapan de bombas, balazos y atentados como los del pasado viernes en París. De un obispo se espera mesura en sus palabras, fraternidad en su mensaje y el uso de un lenguaje prudente y cuidadoso. Todo lo contrario a lo que expresa en su mensaje Munilla, que aprovecha la primera oportunidad y una información que luego resulta errónea (el hallazgo de un pasaporte sirio en el lugar de uno de los atentados) para mezclar churras con merinas, y meter en el mismo saco a terroristas y refugiados. Un mensaje lamentable, desgraciadamente muy en la línea de un obispo que una vez más queda retratado. Un obispo muy alejado de la doctrina que ha predicado Francisco durante la crisis de los refugiados. Solo unas líneas más abajo, en la misma información que acompañaba el tuit de Munilla, se recordaba el llamamiento del Papa a los obispos de Europa para que sus diócesis acojan a los refugiados. “La Misericordia es el segundo nombre del Amor”, señalaba Francisco. Si tuviera una pizca de dignidad, Munilla rectificaría y pediría perdón. No lo hará. Ni siquiera ha borrado el mensaje en su cuenta de Twitter. Resulta indigno que un personaje como él sea el máximo representante de la Iglesia guipuzcoana.
miércoles, 11 de noviembre de 2015
De calor, reconocimientos médicos y sentido común en la Behobia
nunca había corrido una Behobia con semejante calor. Y ya son 26 seguidas las que llevo anotadas en la libreta. He corrido con lluvia, con frío polar, con calor, con vientos de todas las velocidades e incluso en mitad de una ciclogénesis explosiva. Nunca bajo la nieve, un fenómeno que no se suele registrar el segundo domingo de noviembre. Nunca había corrido una Behobia con tanto calor (sí otras pruebas), pero tampoco había visto jamás tanto público en las aceras y tantos equipos médicos y sanitarios preparados para socorrer al corredor.
Hace tiempo que dejé de mirar al cronómetro y de fijarme objetivos. Qué más da llegar de Behobia a Donostia en una hora y 20 minutos, que en dos horas y cinco minutos. El caso es disfrutar, sentirte el ser más dichoso del mundo porque te aplauden y jalean miles de personas por hacer lo que te gusta, y dar buena cuenta del tercer tiempo junto a familiares y amigos.
Digo bien disfrutar, aunque las imágenes que nos vienen a la cabeza desde el domingo pasado sean más bien de padecimientos sobre el asfalto. La Behobia, como todo fenómeno social, tiene sus pros y sus contras. Más pros que contras, dicho sea de paso. Es una carrera que cada edición que pasa está mejor organizada (con sus peros, este año en el avituallamiento anterior a Gaintxurizketa) y con participantes mejor preparados. Puede resultar contradictorio si nos remontamos cuatro días atrás, pero es un hecho que el creciente hobby de correr ha contribuido a que los aficionados estén mejor informados sobre cuestiones como el material, la alimentación o cómo deben entrenarse.
La mayoría de los participantes cumple el estándar que exige una prueba de este calibre: una buena condición física y una buena preparación durante tres, cuatro o cinco largos meses. La Behobia no es una carrera cualquiera. Primero, por la distancia: 20 kilómetros. Segundo, por el trazado: un continuo rompepiernas con dos cuestas que se hacen duras (Gaintxurizketa y Miracruz), a las que hay que añadir desde hace dos años la subida a Capuchinos, en Errenteria. Es una carrera exigente que requiere una preparación igualmente exigente y minuciosa si no se realiza ejercicio físico con frecuencia.
Su popularización ha provocado que haya personas que la vean como un objetivo asequible con unos pocos entrenamientos. Nada más lejos de la realidad. Pero repito (y no hay más que fijarse en las fotos y vídeos), la mayoría de los participantes están bien preparados, llevan la ropa adecuada y conocen el abc de la carrera. No hay que olvidar tampoco que un elevado número de corredores ha disputado la prueba más de una, dos, tres y diez veces, por lo que son conscientes del reto al que se enfrentan. En la retina de muchos corredores y espectadores nos queda la imagen de participantes extenuados, que llevaron el esfuerzo físico hasta el límite, pero, aunque cueste creer, en condiciones normales son los menos.
Como en todos los órdenes de la vida, y la Behobia no es una excepción, en una carrera de este tipo hay que tirar de sentido común. Las piernas no funcionan si no se corre con la cabeza. Si uno está enfermo, no participa, y si no se encuentra bien, se retira. Una retirada a tiempo siempre es una gran victoria. Algo tan obvio que a veces olvidamos.
Llegados a este punto, cada vez que se produce una muerte sale a la luz la obligatoriedad o no que tienen los organizadores, en este caso el Fortuna, de exigir un reconocimiento médico o una prueba de esfuerzo como requisito para participar en una prueba de este tipo. Por pura lógica, la exigencia de un examen médico previo amortiguaría el riesgo de que se registraran percances. Desgraciadamente, a veces un reconocimiento tampoco garantiza que alguien esté libre de sufrir una fatalidad. Con frecuencia, se alude a que en Francia se exige un certificado para correr carreras. Cierto, pero diré por experiencia propia (he corrido más de 20 carreras al otro lado de la muga) que en ocasiones no deja de ser un mero trámite. No hay una autoridad médica o sanitaria que corrobore que el papel que entregas tenga validez. A veces, un voluntario (un aplauso desde aquí porque no hay prueba que se precie sin ellos) se encarga de recoger (que no revisar) el certificado antes de entregarte el dorsal.
Cargar las tintas contra el Fortuna por no exigir la presentación de un reconocimiento médico resulta injusto. Por no decir que la picaresca estaría al orden del día. Todavía hoy, y pese a que los organizadores conceden un generoso plazo para cambiar la titularidad del dorsal (se puede hacer hasta la víspera de la carrera), hay corredores que participan con la inscripción de otra persona, otros que corren con un dorsal fotocopiado o directamente sin dorsal. Hay inconscientes (recuerdan a los patas del encierro) y corredores que no deberían tomar la salida. Pero son los menos. ¿Debe impedir el Fortuna su participación? Complicado en un colectivo de 27.000 personas. El camino pasa por insistir en las campañas de sensibilización sobre la necesidad de someterse a reconocimientos médicos periódicos. Tan importante como pagar 120 euros por unas zapatillas es invertir en la salud.
viernes, 6 de noviembre de 2015
Tan sencillo como correr
los expertos lo llaman Síndrome de los hombres que se ponen a hacer deporte después de ser padres por primera vez. Se trata de una patología
que se observa sobre todo tras las vacaciones de verano y entrado el
otoño, y tiene una de sus máximas expresiones este domingo, en la
Behobia-San Sebastián. Después de años de sedentarismo, rebasada ya la
treintena, se enfundan pantalón corto, camiseta y zapatillas, y
ejercitan la sana y saludable costumbre de correr. Primero, para probar;
superados los primeros sofocos, para disfrutar; y, ya en forma física,
para competir, mayormente en la Behobia, convertida
desde hace años en un fenómeno social. Llegados a este punto, el de los
entrenamientos para la competición, las conversaciones familiares se
trufan de palabras hasta entonces desconocidas como ritmo por kilómetro,
lactato, fisio, tirada larga, liebre, pronador, masajista, series de
400 a dos minutos y un infinito vocabulario. Como todo en la vida, en el
término medio está la virtud. Cuando se compite, sobre todo en una
carrera como la Behobia, que sufre marquitis, conviene
no obsesionarse, intentar disfrutar y cruzar la meta con una sonrisa.
Pocas veces, por no decir nunca, se encuentra uno con un pasillo de
miles de personas que te aplauden por hacer algo tan sencillo como
correr.
viernes, 30 de octubre de 2015
Lo que no mata... mata
deduzco que en la próxima
revisión médica, a las ya clásicas preguntas del galeno (¿Bebe? ¿Fuma?),
se añadirá una tercera: “¿Come carne roja, caballero?” “49 gramos al
día. Ni más, ni menos”, responderé. Cada vez que leo alguna información
sobre el cacareado informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
recuerdo los cuatro chuletones que nos zampamos hace quince días en
Otsondo. Cojonudos no, lo siguiente. Carne roja, no, rojísima, cortada a
trocitos, con un caldito en el que podías mojar tus barquitos de pan.
Un goce para el paladar y el estómago, un atentado para nuestro
organismo, a decir de los señores que velan por nuestra salud. Lo que no
mata, ya no engorda, directamente mata. O, como señalaba en El País María
Ballesteros, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición,
“podríamos llegar a la conclusión de que no tenemos que comer nada. No
moriríamos de cáncer sino de hambre”. De hambre, afortunadamente, no
morimos. Si la cosa se pone fea, siempre nos quedarán los insectos que,
según aseguran los expertos, aportan proteínas de alta calidad y son
consumidos por más de 2.000 millones de personas. Hay hasta un ranking
por cantidad consumida. Apunten: los escarabajos lideran la lista, por
delante de las orugas, las abejas, las avispas y las hormigas. On egin
dizuela.
jueves, 22 de octubre de 2015
Montañismo coherente
No esperen encontrarlos ni en conquistadores ni en realities ni en hormigueros. Tampoco busquen sus cuentas de Twitter y Facebook,
o de cualquier otra red social, porque, simplemente, no las tienen. No
van contando sus hazañas de tele en tele, y se podría decir incluso que
son alérgicos a la fama. En estos tiempos de egos y divismos, de
exhibicionismos individuales y de mostrar los asuntos más banales del
deporte, ellos unen fuerzas para trabajar en equipo y subir montes. Con
su ascensión al Chamlang, un desconocido sietemil de Nepal que algún ochomilista
no sabría situar en un mapa, Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel
Zabalza acaban de dar otro ejemplo de coherencia con su manera de
entender el montañismo. Buscan picos poco frecuentados, a veces
vírgenes, no colocan cuerdas fijas, meten en la mochila el material
imprescindible y no arriesgan si vienen mal dadas. Una lucha de tú a tú
con la montaña, en la que no siempre pisan la cima. Romanticismo y
montañismo en estado puro de una cordada que incluso comparte generación
(Iñurrategi es del 68 y Zabalza y Vallejo del 70). Su próximo objetivo
se medirá por encima de los 8.000 metros, pero no duden que tirarán de
originalidad y no subirán por una ruta normal.
jueves, 15 de octubre de 2015
¿Esto cómo se come?
una norma no escrita sobre
gastronomía asegura que, si ves un parking de un restaurante repleto de
coches y camiones, es una señal inequívoca de que de sus fogones sale
un menú del día bueno, bonito, barato y casero. Vamos, que no necesitas
ni una guía ni una página de Internet ni una revista especializada para
reconocer que en ese establecimiento vas a colmar de felicidad a tu
estómago. En la alta cocina, la ristra de rankings, puntuaciones y
biblias gastronómicas es tal que hay contradicciones que no hay por
dónde cogerlas. La revista Restaurant, alabada por unos y
denostada por otros, en su última actualización situó al restaurante
Berasategui en el puesto 61 del ranking mundial. En la misma
publicación, Mugaritz figuraba en la sexta posición. Ayer se supo que
Berasategui es el mejor restaurante del mundo, según la web de viajes
TripAdvisor. Siguiendo con estas odiosas comparaciones, traten de ubicar
a Mugaritz en esta última lista. No se encuentra ni entre los 20
primeros del mundo, ni entre los 20 primeros de Europa, ni entre los
diez primeros del Estado. Según TripAdvisor, Mugaritz es el quinto mejor
restaurante de Errenteria. O sea que será cuestión de comprobar si su
aparcamiento suele estar lleno de vehículos.
viernes, 9 de octubre de 2015
Bricomanía
me encantaría
entrar en una ferretería, o en uno de esos grandes almacenes de la
construcción tan de moda últimamente, que te venden desde un martillo a
una caldera, y saber para qué sirven los centenares de herramientas que
muestran en las estanterías. Habitualmente desconozco para qué diablos
sirven la mayoría de artilugios. Con frecuencia llegan al buzón de casa
folletos repletos de páginas y fotos con las características de mil
productos que me resultan tan extraños como las partes del motor de un
coche o las especificaciones de los catálogos de ordenadores. Es duro
ver sentado en el sofá que el tipo de Bricomanía es capaz de
construir una piscina y, mientras, tú tienes que recurrir a tu cuñado
para colgar un cuadro. Primero, porque no tienes taladro, un arma de
destrucción masiva en tus manos. Segundo, porque te invade el temor a
hacer un estropicio y que el agujero traspase la pared y llegue hasta la
cocina del vecino. No digo ya si se trata de manipular algún aparato
eléctrico. Cualquier chapucilla que no vaya más allá de cambiar una
bombilla provoca a tu alrededor la sensación de que vas a causar un
cortocircuito. Te ven los tuyos llegar con tu caja de herramientas de la
señorita çPepis y les entra el pánico. ¿Un manitas nace o se hace?
viernes, 2 de octubre de 2015
La Eurociudad era esto
La Eurociudad Vasca, una iniciativa para potenciar las relaciones económicas, sociales y culturales en el corredor urbano comprendido entre Donostia y Baiona, nació en 1993 y tuvo su máximo apogeo en el cambio de siglo. Se trataba de romper la frontera mental que separa Hegoalde e Iparralde, un espacio en el que conviven 600.000 habitantes con una amalgama de administraciones, infraestructuras y modos de vivir, y vertebrar lo que se venía a llamar “una nueva ciudad europea”. Los gobiernos, a un lado y otro del Bidasoa, se aplicaron a la tarea, crearon incluso un Libro Blanco (no hay proyecto sin Libro Blanco) y pusieron en marcha iniciativas más o menos tangibles. Salta a la vista que Baiona y Donostia, separadas por apenas 50 kilómetros, en determinados ámbitos viven de espaldas. Más de 20 años después de su puesta en marcha, la Eurociudad Vasca es una realidad más teórica que práctica. El día a día, y perdón por el trazo grueso, es que dos multinacionales se han convertido en los mayores polos de atracción para los ciudadanos de ambos lados del Bidasoa. Ellos vienen a las tiendas de Amancio (no hay ninguna en Iparralde) y nosotros, por lo visto, vamos al nuevo centro que el gigante sueco del mueble abrió en septiembre en Baiona: el 35% de las visitas que ha recibido en su primer mes son de ciudadanos de Hegoalde.
jueves, 24 de septiembre de 2015
100.000 euros
hay cláusulas de los
contratos que las carga el diablo. Que se lo digan a la Real que, cuando
a finales de agosto acordó con el Granada la cesión de Oier Olazabal,
firmó en la letra pequeña que abonaría 100.000 euros al club nazarí si
alineaba al portero cuando jugara contra el equipo andaluz. La carambola
se dio el martes. Con Gerónimo Rulli sancionado y el Granada como
rival, la Real tenía dos opciones para cubrir la portería: dar la
alternativa al tercer portero, Ander Bardají, o mantener como titular a
Olazabal y pasar por caja. La Real pasó por caja y pagó 100.000 euros.
Por si no le dice nada la cantidad, 16 millones de pesetas de las de
antes. Oro puro para cualquier club guipuzcoano de elite que no sea la
Real. Ingresan un Bera Bera, un Ordizia, un Iraurgi o un Orio esos
100.000 euracos y brindan con champán durante una semana entera. Por
poner un ejemplo, para un club como el IDK UPV, de la Liga Femenina de
baloncesto, 100.000 euros equivalen casi a la mitad de su presupuesto
para toda la temporada. El fútbol, definitivamente, se mueve en otra
galaxia. En el camino por lograr tres puntos, no importan los ceros. Si
hay que tirar de chequera, se tira. Todo es cinco estrellas. Hasta el
alojamiento del entrenador.
viernes, 18 de septiembre de 2015
Ser o no ser feliz
Ser o no ser feliz, esa es la cuestión. Y tener o no tener dinero, esa es la otra cuestión. Un reciente estudio del Eustat británico, o sea, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) de la Gran Bretaña, asegura que cuanta más riqueza amasa una persona, mayor es su bienestar y su autoestima. No hablamos de riqueza espiritual. Riqueza pura y dura. Pasta. Cuanto más riqueza financiera, más feliz. La conclusión de la ONS echa por tierra la manida frase de que la riqueza no hace la felicidad. ¿O acaso es lo contrario? A primeros de este año, otro informe, en este caso de tres psicólogos de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver (Canadá), afirmaba que por muy podridos que estemos de euros, dólares o rublos, la acumulación de dinero no contribuye a ser más feliz sino que ayuda a sentirse menos desgraciado. Llegados a este punto, me topo con una noticia que asegura que Cristiano Ronaldo gana unos 230.000 euros cada vez que promociona una marca con un solo mensaje en Twitter. O que Fernando Alonso, alias El Quejoso, se embolsa casi 12.000 por darle bola a un producto que publicita. No sé si el dinero da o no da la felicidad, pero qué mal repartido está en este mundo.
jueves, 17 de septiembre de 2015
Más cine, por favor
el Zinemaldia vendió el
pasado domingo más de 58.000 entradas, concretamente 58.987, en solo
doce horas. El éxito de público del festival resulta indiscutible año
tras año. En la última edición pasaron por taquilla 169.000
espectadores, una cifra que no admite comparación con los otros tres
certámenes (Berlín, Venecia y Cannes) que integran el Grand Slam de la industria del cine. Resulta paradójico que se vendan miles de tiques en una ciudad que hace dos telediarios
ha visto cómo se cerraban las nueve salas de cine de La Bretxa. La
razón hay que encontrarla en que el Zinemaldia es algo más de un
festival, es un plan perfecto de poteo-pintxo o
bokata-película-tertulia. El entorno también cuenta, y en este caso
Donostia reúne todos los ingredientes para hacer de la visita al
festival una cita obligada. Compramos de antemano entradas para la
película iraní de turno que luego puede resultar un truño, o acudimos al
ciclo del cine independiente japonés, que debe ser como ver un
Empoli-Carpi de la Serie A italiana. De hecho, varios de los títulos de
la Sección Oficial no traspasan luego la pantalla del cine comercial.
Pero qué más da. El caso es disfrutar. Hacer el paseíllo a actrices y
actores, pisar la alfombra roja y, si eso, ver una buena película. Más
cine, por favor.
viernes, 11 de septiembre de 2015
Tabakalera
"¿Qué es Tabakalera?", me pregunta un amigo que sigue el día a día
informativo a vuelapluma. "Un centro cultural, pero a lo bestia", le
contesto en una frase a botepronto. Vale, no es un centro cultural, ni
hay otra infraestructura comparable a cientos de kilómetros a la
redonda, pero tiene unas dimensiones siderales (el equivalente a 370
viviendas de 100 metros cuadrados cada una). Tabakalera tiene ante sí el
complicado reto de que los ciudadanos lo sientan como algo suyo, como
ha sucedido antes con proyectos que el tiempo ha situado en el camino
del éxito como el Kursaal, el renovado San Telmo, la playa de la
Zurriola o el en su día criticado bidegorri de La Concha. No son
proyectos equiparables entre sí por su distinta envergadura, pero todos
tienen en común que donostiarras, y no donostiarras, los han hecho
suyos. Ni qué decir del éxito de la fabulosa red de casas de cultura o
del amplio abanico de instalaciones deportivas, seguramente sin parangón
en otra ciudad del tamaño de Donostia. Insisten los promotores de
Tabakalera en que no se trata de llenar el edificio de público porque
sí. Se trata entonces de explicar al común de los ciudadanos qué ofrece y
qué te puedes encontrar en ese gigantesco edificio sin recurrir a
palabras y expresiones de 20 duros. Si no, corres el riesgo de que te
visiten por las magníficas vistas del restaurante.
viernes, 4 de septiembre de 2015
2.739
Huyen de la guerra, de las
bombas y las balas, de un país desangrado, que parece que es la última
de las prioridades para eso que se llama la comunidad internacional.
Escapan de la miseria y el caso es que no les habríamos prestado
atención alguna si hubieran huido hacia al este, a Irak, o hacia el sur,
a Jordania. Pero lo han hecho hacia el norte, hacia una Europa que ha
mostrado que sus dirigentes no están a la altura. La inacción y la
lentitud con la que se han movilizado la CE y su ejército de 38.000
funcionarios para atender la llamada de auxilio de la población siria
resulta vergonzosa. No es ya que los Estados no se pongan de acuerdo en
el número de personas que deben acoger, es que tratan a seres humanos
como si fueran mercancía barata. Hablan de cupos. Rajoy, que siempre lo
puede hacer peor, negoció a la baja la acogida en España de 2.739
refugiados (¿y por qué no 2.731, o 2.810, o 10.000?). Podía haber dicho
aquello de “nosotros, en España, a raíz de la guerra del 36 también
sufrimos el exilio de miles de ciudadanos. Sabemos de qué nos hablan,
sabemos cómo estarán sufriendo, así que nos pueden asignar el número de
refugiados que consideren oportuno”. Pero no. Pues eso, Mariano, 161
personas por cada comunidad autónoma. Un esfuerzo enorme, vamos.
sábado, 29 de agosto de 2015
Correr a saco
Sara celebra mañana la 52ª edición del Cross de los Contrabandistas, en
el que los corredores evocan el estraperlo a ambos lados de la muga y
cargan con un saco de ocho kilos en la espalda
De un lado, los gendarmes. Del otro, los contrabandistas. En mitad del camino, la muga. Durante décadas, el trasiego de mercancías que se trasladaban a hombros de un lado al otro del Bidasoa, y viceversa, esquivando los aranceles de los gobiernos español y francés se convirtió en una práctica común.
El estraperlo, considerado ilegal por las autoridades, fue una
actividad popular tras la Guerra Civil y hasta bien entrada la década
de los 80, cuando se rompieron las fronteras de Europa y se implantó la
libre circulación de personas y mercancías. De Iparralde a este lado del
Bidasoa se traían azúcar, tabaco, anís, chocolate, toros sementales,
novillos, café, hilo de cobre y hasta barras de labios. Desde Hegoalde a
Iparralde se llevaban alcohol, conservas de atún, almendras o sardinas.
Era un trabajo que se hacía de noche (gau lana), por monte y burlando
la vigilancia de guardias civiles y gendarmes, que se las veían y
deseaban para perseguir a contrabandistas que conocían el terreno como
la palma de su mano.
Hace más de medio siglo, emulando este juego del gato y el ratón, nació el Cross de los Contrabandistas en Sara, una carrera que, como el contrabando, tiene su propias reglas, unos códigos que le distinguen del resto de pruebas.
Los participantes (un máximo de 36) deben obligatoriamente correr con pantalón largo, camiseta blanca y un dorsal a modo de peto. Pero lo que distingue a la prueba, amén de la dureza del recorrido, es el saco. El saco de ocho kilos peso (cuatro en el caso de las mujeres) que deben portar en el primer kilómetro y medio del recorrido, y en los últimos 300 metros.
Un paquete (el saco está relleno de arena) con el que los participantes “imitan” a los contrabandistas que durante años cruzaron la muga desde Biriatu a Luzaide. Como sucede cada año en agosto, un restringido pelotón de corredores se darán cita mañana en la plaza de la localidad labortana para afrontar una prueba que, si ya es de por sí dura por tener que portar un saco, lo es aún más por su trazado.
Los participantes deben completar un recorrido circular de ocho kilómetros que parte de Sara (77 metros sobre el nivel del mar) y asciende hasta Zazpi Fago (522 metros con rampas del 51%), un paraje situado a las faldas del monte Larun desde el que se divisa una soberbia panorámica de Lapurdi. Desde este punto, y tras un descenso vertiginoso, se dirigen de nuevo al casco urbano de la localidad, no sin antes volver a coger el saco a escasos 300 metros de la llegada.
Con el paso de los años, la carrera se ha suavizado. En las primeras ediciones, los corredores realizaban un recorrido más largo y más exigente, y debían cargar durante todo el tiempo con un saco de 25 kilos. La hora de la carrera (cinco de la tarde) y el calor endurecían aún más la prueba, muy popular en las localidades de la muga. Las altas temperaturas provocaron hace unos años el desfallecimiento de varios corredores y en 2011 el fuerte calor llevó a suspender la prueba, que ahora se disputa a las nueve y media de la mañana, para evitar las horas a las que más aprieta el calor.
dos corredores por pueblo La carrera guarda más particularidades. Los corredores representan a localidades fronterizas (entre ellas Irun y Hondarribia), nueve de este lado de la muga y otras tantas de Iparralde. Cada municipio corre con dos participantes y, de hecho, el trofeo que se entrega al pueblo ganador queda en manos del Ayuntamiento de turno.
Más conocido en Iparralde que en Hegoalde, ganar el Cross de los Contrabandistas permite disfrutar al vencedor de cierto prestigio, al menos entre la afición atlética de la muga. El beratarra Fernando Etxegarai, con siete victorias, ostenta el récord de triunfos y la mejor marca de la carrera (38 minutos y 36 segundos en 2006), y el irundarra Rikardo Toro, cuatro veces vencedor (1979, 1980, 1985 y 1986) y hoy sexagenario, suma la friolera de 44 participaciones.
De un lado, los gendarmes. Del otro, los contrabandistas. En mitad del camino, la muga. Durante décadas, el trasiego de mercancías que se trasladaban a hombros de un lado al otro del Bidasoa, y viceversa, esquivando los aranceles de los gobiernos español y francés se convirtió en una práctica común.
Hace más de medio siglo, emulando este juego del gato y el ratón, nació el Cross de los Contrabandistas en Sara, una carrera que, como el contrabando, tiene su propias reglas, unos códigos que le distinguen del resto de pruebas.
Los participantes (un máximo de 36) deben obligatoriamente correr con pantalón largo, camiseta blanca y un dorsal a modo de peto. Pero lo que distingue a la prueba, amén de la dureza del recorrido, es el saco. El saco de ocho kilos peso (cuatro en el caso de las mujeres) que deben portar en el primer kilómetro y medio del recorrido, y en los últimos 300 metros.
Un paquete (el saco está relleno de arena) con el que los participantes “imitan” a los contrabandistas que durante años cruzaron la muga desde Biriatu a Luzaide. Como sucede cada año en agosto, un restringido pelotón de corredores se darán cita mañana en la plaza de la localidad labortana para afrontar una prueba que, si ya es de por sí dura por tener que portar un saco, lo es aún más por su trazado.
Los participantes deben completar un recorrido circular de ocho kilómetros que parte de Sara (77 metros sobre el nivel del mar) y asciende hasta Zazpi Fago (522 metros con rampas del 51%), un paraje situado a las faldas del monte Larun desde el que se divisa una soberbia panorámica de Lapurdi. Desde este punto, y tras un descenso vertiginoso, se dirigen de nuevo al casco urbano de la localidad, no sin antes volver a coger el saco a escasos 300 metros de la llegada.
Con el paso de los años, la carrera se ha suavizado. En las primeras ediciones, los corredores realizaban un recorrido más largo y más exigente, y debían cargar durante todo el tiempo con un saco de 25 kilos. La hora de la carrera (cinco de la tarde) y el calor endurecían aún más la prueba, muy popular en las localidades de la muga. Las altas temperaturas provocaron hace unos años el desfallecimiento de varios corredores y en 2011 el fuerte calor llevó a suspender la prueba, que ahora se disputa a las nueve y media de la mañana, para evitar las horas a las que más aprieta el calor.
dos corredores por pueblo La carrera guarda más particularidades. Los corredores representan a localidades fronterizas (entre ellas Irun y Hondarribia), nueve de este lado de la muga y otras tantas de Iparralde. Cada municipio corre con dos participantes y, de hecho, el trofeo que se entrega al pueblo ganador queda en manos del Ayuntamiento de turno.
Más conocido en Iparralde que en Hegoalde, ganar el Cross de los Contrabandistas permite disfrutar al vencedor de cierto prestigio, al menos entre la afición atlética de la muga. El beratarra Fernando Etxegarai, con siete victorias, ostenta el récord de triunfos y la mejor marca de la carrera (38 minutos y 36 segundos en 2006), y el irundarra Rikardo Toro, cuatro veces vencedor (1979, 1980, 1985 y 1986) y hoy sexagenario, suma la friolera de 44 participaciones.
miércoles, 26 de agosto de 2015
Versiones
Aseguraba el pasado lunes Oier Aranzabal, en una entrevista en este periódico, que su hermano (20 años) había descubierto que Sarri Sarri,
el tema de Kortatu que se cantó y bailó con desenfreno en los 80 (y
también ahora), es en realidad una versión de la canción reggae Chatty Chatty
del grupo Toots&Maytals. Bueno, su hermano, y algunos más, entre
los que me incluyo. Crecí pensando que Akelarre, Egan y Joselu Anaiak
tocaban en las verbenas canciones propias... hasta que un día escuché un
tema de Status Quo que era sospechosamente parecido a otro que se
bailaba en las fiestas de los pueblos. Así que una de dos: o los
británicos habían versionado un tema en euskera, o a la inversa.
Coincido con Aranzabal y Harkaitz Cano en que la versión de una canción
no tiene por qué ser peor que la original. Hay muestras a patadas de que
el sucedáneo mejora el original, salvo en el caso de la gula y la
angula, noski. El problema es cuando no sabes cuál es la canción original y cuál la versión. Cuando crees que Lau Teilatu es un tema de Mikel Erentxun y Amaia Montero, o Xalbadorren heriotzean, una canción de Erramun Martikorena. Porque, ¿a quién concedemos la patente de My Way? ¿A Frank Sinatra o a Paul Anka? Pues va a ser a que a Claude François y Jacques Revaux, que crearon la dulce Comme d’habitude.
viernes, 21 de agosto de 2015
Itinerancia de datos
Andorra Telecom anunció la semana pasada que en 2014 ingresó más de 34 millones de euros por los servicios de itinerancia, una cifra nada desdeñable para una operadora que no llega a los 49.000 clientes con contrato (Euskaltel, por ejemplo, tiene más de 200.000) y que detenta en exclusiva la telefonía fija y móvil en el Principado. La compañía atribuye el incremento de la facturación por los servicios de itinerancia (nueve millones más que en 2013) a que cada vez más turistas utilizan sus móviles dotados de conexión a Internet en este paraíso pirenaico. Sin embargo, a nadie se le escapa que buena parte de esos ingresos proceden de incautos visitantes que al entrar en Andorra no desactivan en su móvil un icono (está en los ajustes) que lleva por nombre itinerancia de datos y que a final de mes reciben una dolorosa factura por servicios que en algunos casos ni siquiera han utilizado. Usar el móvil en el extranjero se puede convertir en una actividad de alto riesgo para el bolsillo. La UE ha prometido que a partir de 2017 no habrá que pagar un sobrecoste por utilizar el móvil en un Estado diferente al de origen del operador, pero habrá que ver para creer. Los potentes lobbies que tienen las compañías telefónicas en Bruselas gastarán hasta el último de sus euros por seguir sangrado al consumidor.
viernes, 7 de agosto de 2015
Slow cycling
Teníamos el slow food, el slow travel, el slow cinema slow cities, y en los últimos años crece el número de adeptos a lo que podríamos denominar slow cycling, que no es otra cosa que disfrutar del ciclismo a la antigua usanza y sin prisas. Bicicletas de acero de hace más de 20 o 30 años, con los cables de freno por encima del manillar y las manetas de cambio en el cuadro, chichoneras, calapiés con correas y maillots vintage son parte de los ingredientes de este movimiento que va calando poco a poco. Al abrigo de L’Eroica, la popular clásica que se disputa en la Toscana italiana y que en los últimos años ha adquirido relevancia en el calendario del ciclismo profesional, han surgido en el Estado un puñado de pruebas en las que, obviamente, no hay clasificaciones, los recorridos son más bien cortos, en ocasiones se hacen en grupo y atraviesan carreteras de asfalto rugoso e incluso con tramos de pavés. Por supuesto, en los avituallamientos no hay ni bebidas isotónicas ni geles ni barritas energéticas. Abundan los productos locales (torreznos de Soria en el caso de La Histórica, una prueba que se celebra en Abejar) y no faltan los porrones de vino. Todo parecido con la realidad que vemos a diario en nuestras carreteras es pura coincidencia. El ciclismo para nostálgicos y románticos se abre paso.
sábado, 1 de agosto de 2015
Cup cakes
Cuatro niños juegan en el salón de una casa corriente de una familia corriente. Son tres chicas y un chico. Han montado una cafetería especializada en cup cakes. Cada uno desempeña su papel y tiene asignada una tarea. Una prepara los cafés, otra se encarga de elaborar los cup cakes(para que nos entendamos, las madalenas de toda la vida, pero de colores), una tercera atiende las mesas y hace los pedidos, y el chaval lleva la barra. Tienen todos los utensilios: tazas, cucharillas, azúcar, café, bandejas con cup cakes invisibles (se comen pero no se ven), bolis, libretas, una caja registradora en la que usan los billetes del Monopoly, etc. Yo soy su cliente y hago el paripé. El trajín en la cafetería es espectacular. “¿Están ya esos cup cakes?”. “Te he pedido dos cafés”. “¿Cómo vamos con la mesa 3?”. “Venga ese café con leche, que lo tengo que llevar ya”. Andan los cuatro en un sin parar. Miro a mi interlocutora y le preguntó que por qué tanto estrés. “Es lo que ven. Ven estas situaciones en la calle, en las tiendas, en casa y, sobre todo, en la tele. No tienes más que ver programas como Masterchef, con los concursantes (ya sean niños o adultos) de un lado para otro, intentando acabar su receta a toda prisa”. Es el signo de los nuevos tiempos. Nosotros jugábamos a pelearnos contra los de Leguía o Altzate con arcos y flechas. Ahora se juega a estresarse haciendo cup cakes.
viernes, 24 de julio de 2015
La vida padre
juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, alias El Campechano y El exprimero de los españoles, está haciendo honor al nombre (Bribón)
que recibían los yates que tripulaba en sus ajetreados veranos en
Mallorca. Desde que dejó a su hijo los trastos de la monarquía, vive de
fiestuqui en fiestuqui. Viaje por aquí con los amigotes, cuchipandas por
allí con más amigotes, comidas y cenas en los mejores restaurantes del
mundo, vacaciones en un resort (que es como llaman los ricos a los
hoteles) de postín de la República Dominicana, más vacaciones en las
Barbados, celebración de su cumpleaños en Beverly Hills, más visitas a
los camaradas saudíes, el clásico desplazamiento al Gran Premio de
Fórmula 1 de Abu Dabi, veranito en Saint Tropez, y tira millas y gasta
que te gasta... Las malas lenguas calculan que en diez meses ha
recorrido más de 50.000 kilómetros para dar rienda suelta a sus
placeres. Como se ve, aplica a rajatabla la austeridad que predicaba
hace pocos años (ver el discurso de Nochebuena de 2012). Dinero para
gastar le sobra. Sin necesidad de rendir cuentas a nadie, este año ha
recibido un sueldo anual de 187.356 euros que le concede graciosamente
su majestad. 187.356 euros que le pagamos entre todos para que se pegue
la vida padre.
viernes, 17 de julio de 2015
Sentirte Froome
hace más de 20
años, cuando la mudanza a Anoeta era ya un hecho y Atocha había cerrado
sus puertas de forma oficial con el Real-Tenerife (3-1) y el último gol
de Oceano, el viejo campo del paseo del Duque de Mandas cobró vida
durante unos meses. Equipos de fútbol y de rugby, incluso cuadrillas de
amigos, jugaron pachanguitas antes de que las máquinas entraran a
derribar gradas y tribunas. Más de uno disfrutó defendiendo la portería
del mercado de frutas cual Arconada y marcando goles para dibujar luego
en el aire aquel gesto de celebración tan propio de Satrus. Que se sepa,
los clubes no suelen alquilar sus estadios para partidos de solteros
contra casados. Será por aquello de preservar el estado del césped. En
las visitas guiadas que se organizan en los mejores campos de Europa, a
lo sumo te dejan ver el palco, pisar el verde y sentarte en los banquillos. En el Tour, puro espectáculo de marketing, publicidad y turismo, te ofrecen gratis et amore
sentirte como Chris Froome. Horas antes de que pasen los ciclistas,
puedes ascender el último puerto (y todos los anteriores si te apetece)
hasta la mismísima meta. Ellos vuelan y tú subes a pedaleo cochinero,
pero la sensación de sentirte el jefe de filas de tu equipo no te la
quita nadie.
viernes, 10 de julio de 2015
Rarito Dylan
De un concierto de masas
se espera que el público disfrute, que la acústica sea buena, que suenen
los temas más célebres y pegadizos, que el vocalista o el grupo se
identifique con los espectadores que le aclaman al pie del escenario y
que incluso haya bises. Hay conciertos y conciertos, y luego está Bob
Dylan. Ni piezas clásicas para cantar al unísono con los fans, ni gestos
de complicidad, ni media sonrisa que echarse a la boca. El bardo de
Minnesota es rarito como pocos y antipático como el que más. Cuentan que
al famoso autobús negro que le lleva de plaza en plaza y que mañana le
trae de gira por Donostia no pueden acceder ni sus propios músicos. El
caso es que, al contrario que en otras estrellas de la música, en Dylan
no se trata de leyendas urbanas. Es hierático y seco hasta decir basta. Y
debe tener alergia a las fotos porque ha prohibido que se tomen
imágenes de su concierto y del de Andrés Calamaro, que le precederá en
Illunbe. Y no solo lo prohíbe a los profesionales, también a los
espectadores, convertidos desde hace tiempo en fotógrafos en potencia,
móvil en ristre. Está el asunto como para que la promotora del concierto
le diga al viejo Bob que salude al respetable con un “Kaixo Donostia!”,
se enfunde la camiseta de la Real y diga unas palabritas de apoyo a
Donostia 2016.
viernes, 3 de julio de 2015
Normas no escritas
Ninguna norma escrita establece que un cargo público del PP no pueda casarse haciendo uso de la ley del matrimonio homosexual o que un alcalde o concejal de Bildu no pueda asistir a una procesión religiosa. Y, sin embargo, cuestiones como las mencionadas o similares se tratan a diario como dogmas de fe. Nos resulta incongruente que Javier Maroto se beneficie en el terreno personal de la ley que tanto ha criticado y recurrido su partido, o que Joseba Asiron acuda a una ceremonia religiosa que tradicionalmente la izquierda abertzale evita, no ya en Iruñea sino también en un buen número de fiestas patronales. Y, sin embargo, tanto uno como otro tienen razones de peso para pensar que actúan de la manera correcta. Maroto porque hace públicamente bandera de una reivindicación que choca con el ideario monolítico del PP, y Asiron porque hace bien en separar la ceremonia civil (el paseíllo de autoridades, dantzaris y gaiteros) de la religiosa. Lo personal no está reñido con lo institucional. Debería entenderse con naturalidad que un político se salte las normas no escritas, pero habitualmente sucede lo contrario. Se imponen los extremos. Así que el día que no sea noticia la boda de un alcalde gay del PP o la asistencia de un alcalde de Bildu a una procesión, algo habremos ganado.
viernes, 26 de junio de 2015
Marina d'Or
No hay día sin un
indicador económico que nos señale que empezamos a ver la crisis por el
retrovisor. Organismos próximos y lejanos nos anuncian unas previsiones
con números y decimales que vete tú a saber si se cumplen porque nadie
se molesta en comprobarlo meses después. Soy de natural incrédulo, así
que me guío por lo que veo y observo a diario. A saber. Cada vez hay más
tráfico de camiones en las carreteras, por lo que deduzco que las
empresas marchan mejor. Obvio. Desde que se inventó el just in time,
las autopistas son almacenes rodantes. Segundo dato empírico. Desde
hace meses han crecido considerablemente las ofertas de trabajo que
publican los periódicos los domingos. Cuando más azotaba la crisis, no
había una sola. Ahora vuelven a brotar. Otra señal inequívoca de que
escampa es que algunos bares vuelven a cobrar 2,30 euros por un café con
leche, aunque uno no sabe si alguna vez dejaron de hacerlo. O qué decir
del pelotazo de Euskaltel, que recuerda a épocas que creíamos
olvidadas. Y la prueba definitiva de que volvemos a los tiempos de jauja
es que las televisiones emiten de nuevo el horripilante anuncio de
Marina d’Or, paradigma de la burbuja inmobiliaria y los años de los
gigantes con pies de barro.
viernes, 19 de junio de 2015
Dale fuego al chaparral
En una escala del 1 al 10,
hace cosa de 20 años había amigos de la cuadrilla que todos los fines
de semana sacaban un 8, algunos hasta un 10, y otros raspábamos el
cinco. Hablamos de farras. El 10 se lo llevaba el que salía el sábado
después de comer a echar un café y jugar al tute y, como quien no quiere
la cosa, llegaba el domingo al atardecer después de empalmar las
fiestas de un pueblo con las de otro. El 8 era para el único que ligaba,
habitualmente el alto y moreno, que acababa la noche con una sonrisa de
oreja a oreja, y el 5 era para gentes como un servidor, que se metía en
el sobre antes de que clareara pero al día siguiente tenía que dar
explicaciones a la madre del 10 de por qué su hijo aún no había llegado a
casa (un inciso, los móviles no existían). Había también alguno que
plegaba velas cuando se daba cuenta de que en el último bar del último
Licor 43 con Coca Cola ya no quedaba nada al alcance, léase chicas, y
otro al que le daba por cantar toda la discografía de Julio Iglesias.
Hay un tiempo en tu vida en el que no perdonas un fin de semana sin
farra y luego llega otro en el que si haces tres en los 365 días del año
ya te puedes dar con un canto en los dientes. Ahora que llegan los
sanjuanes, sanmarciales, sanpelayos, sanfermines y demás, salgan,
disfruten y bailen, que solo se vive una vez. Y como dice un amigo,
“Dale fuego al chaparral”.
viernes, 12 de junio de 2015
Baliarrain
Martzelino Dorronsoro será mañana el único alcalde de Gipuzkoa que no tomará posesión de su cargo. Lleva 20 años en el puesto y continuará al menos otros cinco meses, hasta octubre, porque ningún paisano de Baliarrain se ha animado a relevarle. Dorronsoro puso fecha de caducidad a su mandato pero, al no haber candidatos a sustituirle, la localidad de Tolosaldea no celebró elecciones municipales. El 24 de mayo solo hubo una urna, la de los comicios forales. El caso de Baliarrain se podría extrapolar a otros municipios, sobre todo los más pequeños, que cada cuatro años tienen dificultades para completar sus listas. Y es que ser concejal es una tarea más bien ingrata, con mala prensa y desigual reconocimiento público y económico. Tienes poco que ganar (salvo que seas un corrupto vocacional) y mucho que perder. Si lo haces bien, pocos te van a felicitar porque es tu deber y obligación servir, ayudar y colaborar con tus vecinos; si lo haces mal, te lloverán las críticas, serás pasto de los rumores, te dejarán de saludar e incluso perderás algún amigo. La inmensa mayoría de las más de 640 personas que mañana serán alcaldes y concejales de Gipuzkoa trabajarán de forma altruista, robando horas a su tiempo libre y sin más pretensión que echar un cable en el pueblo. Tarea no les va a faltar.
viernes, 5 de junio de 2015
'Sinpas' en gasolineras
No sé si alguna vez han
sentido la tentación de repostar gasolina en un surtidor repleto de
vehículos y camiones, y marcharse sin pasar por caja, como quien no
quiere la cosa, silbando. Sepan que, a diario, un centenar de
conductores lo hace. Según la patronal AOP, que agrupa a Cepsa, Repsol,
BP, Saras y Shell, en los tres últimos años esta escena se ha repetido
115.000 veces. O sea, 115.000 fulanos han llenado el depósito de su
vehículo (digo yo que si no vas a abonar el importe, mejor llenarlo
hasta los topes), y han hecho luego un sinpa en toda regla. Con
dos. Bajar, repostar y darse a la fuga. Todo en uno. Las empresas
aseguran que estos robos suponen unas pérdidas de cinco millones de
euros al año, que no pongo en duda porque la gasolina lleva ya unos años
a precio de lujo asiático, más otros dos millones por el coste de
interponer denuncias. Dicen también que estos robos entrañan riesgos
para la seguridad y el medio ambiente (sic). No dicen cuánto dinero
recuperan tras las denuncias. Seguramente, no hay lugar menos indicado
para robar y darse a la fuga que una gasolinera. Pocos sitios hay tan
repletos de cámaras de seguridad por todos lados. Así que, líbrense de
la tentación y pasen por caja, s’il vous plaît.
jueves, 4 de junio de 2015
El no descenso del Eibar
La web oficial del Tour
señala como vencedor de la edición de 2006 a Óscar Pereiro. Floyd Landis
se llevó los oropeles en el podio de los Campos Elíseos, pero pocos
días después se supo que el ciclista estadounidense había ganado la
decisiva etapa con llegada en Morzine dopado hasta las trancas con
testosterona sintética. Año y medio después, Pereiro recibió el maillot
amarillo en una ceremonia en Madrid tras la descalificación de Landis.
Uno siempre ha tenido la sensación de que el excorredor gallego es un
ganador del Tour en diferido, de segunda, con perdón. Sin entrar en
paralelismos, el Eibar puede lograr en los despachos la permanencia que
no consiguió sobre el césped, pese a que técnicos y jugadores se dejaron
hasta la última gota de sudor. La oportunidad que se le abre al club
armero habla muy bien de su gestión financiera y de sus saneadas arcas,
pero si sigue en Primera será por méritos extradeportivos, que también
cuentan aunque al aficionado le dejen una sensación agridulce. No es lo
mismo celebrar la permanencia con tu hinchada en Ipurua que hacerlo
después de recibir un frío comunicado de la LFP. No se trata de
cuestionar el legítimo derecho del Eibar a agotar todas las vías
(faltaría más), sino de subrayar la diferencia entre una permanencia
tangible e intangible, entre el descenso y la salvación ganada fuera del
verde.
viernes, 29 de mayo de 2015
Autocrítica
"El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error
mayor". Confucio dixit. No es frecuente que un político haga autocrítica
y reconozca que la estrategia ha sido equivocada. Sorprenden, por
inusuales, las palabras de Hasier Arraiz, que el martes admitía que la
gestión de EH Bildu en las instituciones que ha gobernado en Gipuzkoa no
ha sido del todo adecuada. "No se puede hacer el cambio político si la
gente entiende que nos despegamos de ellos, que vamos demasiado rápido",
dijo en un gesto de fair play. En un mundo político en el que cada día
te desayunas con mourinhistas como Yolanda Barcina y Esperanza Aguirre,
la autocrítica es un sano ejercicio. No diremos que Arraiz es
guardiolista y mea colonia, pero ha sabido reconocer los errores de la
coalición y no ha recurrido a la clásica excusa de culpar al empedrado o
insultar al electorado. Aprender de los errores es seguramente la
receta más apropiada para no volver a cometerlos. Aseguran los
politólogos que parte del éxito del PNV se debe a lo que aprendió
durante sus tres años largos en la bancada de la oposición cuando los
socialistas gobernaban desde Ajuria Enea. Vamos, que hizo una saludable
autocrítica hasta dar con la estrategia correcta que le ha llevado a
gobernar de nuevo las principales instituciones.
viernes, 22 de mayo de 2015
La campaña (y IV)
el periodista deportivo Tomás Guasch acuñó hace ya unos años el término Cagómetro
para referirse, por decirlo finamente, a clubes, dirigentes o
futbolistas que, llegado el momento de dar el callo, se descomponían
ante una situación delicada. Si el Barça encabezaba la Liga pero le
apretaba el Madrid y se olía que podía perder el liderato, Guasch medía
los cagaherzios entre jugadores, técnicos, directivos y
aficionados blaugranas. Aplicado el susodicho aparato a la política, la
comunidad y el partido que mejor reflejan el miedo a perder el poder son
Navarra y UPN, que no son lo mismo aunque a veces lo parezca. El Cagómetro
está que se sale en las filas de los conservadores forales. No hay más
que echar un vistazo a la prensa afín para comprobarlo (Un inciso. Jaime
Ignacio del Burgo debe ser la única persona en el mundo que en sus
artículos usa el término euskalherríaco). Después de 19 años de ordeno y
mando, el cambio de gobierno es posible aunque sea una tarea propia de
jeroglífico acertar qué sigla o siglas gobernarán la tierra de la
diversidad los próximos cuatro años. El barcinato llega a su
fin (ya veremos si también la etapa de UPN en el Gobierno) y se nota, se
siente, el nerviosismo. Ha aflorado tanta mierda bajo las alfombras del
Palacio Foral que ya no sirve de parapeto el socorrido “que vienen los
vascos”.
sábado, 16 de mayo de 2015
La campaña (III)
Andan los partidos
políticos disfrutando durante dos semanas de sus días de vinos y rosas,
en pleno frenesí de mítines, paseos, visitas a empresas, reparto de
rosas y demás menesteres propios de una campaña electoral. Son
jornadas de cálculos, de hacer las cuentas de la lechera, de cuántos
junteros o concejales saldrán de las urnas. Si se peca por defecto, a un
miembro de la lista que va de relleno le cae un caramelo envenenado.
Si, por el contrario, se peca por exceso, te llevas un chasco. Chasco
rima con Gasco, protagonista hace cuatro años de una pirueta digna del
Circo del Sol. El hoy candidato a alcalde de Donostia figuraba entonces
en el décimo puesto de la lista que encabezaba Odón Elorza. El PSE tenía
once concejales, así que pensaron aquello de repetir o superar el
resultado de 2007. Pero hete aquí que lograron siete ediles. No había
hueco para Gasco, así que, en un triple salto mortal con tirabuzón,
renunciaron varios compañeros para que el portavoz de los socialistas no
se quedara sin silla en Ijentea. Por el contrario, Miguel Buen, Txarli
Prieto y José Antonio Pastor, candidatos a diputado general en Gipuzkoa,
Araba y Bizkaia, respectivamente, salieron elegidos pero no llegaron a
tomar posesión de su cargo. Cálculos no previstos del partido se llama.
jueves, 14 de mayo de 2015
La campaña (II)
cuando, enrolado como
becario en una redacción, te enfrentas por primera vez a un texto, uno
de tus mayores quebraderos de cabeza es dar con el titular preciso.
Aquello de resumir la noticia en pocas palabras para que el lector la
entienda a primera vista. Complicada labor, más si el sujeto de la
noticia es una persona y tiene un apellido extenso en sílabas y
consonantes. No te digo nada si te ubican en la sección de Cultura y un
día te encargan una información sobre un artista de nombre Manu y de
apellido Muniategiandikoetxea. Como bien saben los redactores de
Cultura, no hay titular sobre el pintor de Bergara que quepa a una
columna. Necesitas dos como mínimo para articular un titular en
condiciones. En Deportes no se suelen andar con chiquitas. Craioveanu es
Gica, Iñigo Martínez es Iñigo, Cristiano Ronaldo es CR7 (horror de
nombre), y Joaquim Rodríguez es Purito. En las páginas de
Deportes se pueden permitir licencias que los libros de estilo no
admiten en otras secciones. Así que locos nos tienen los Olano, Xabier y
Markel, uno de Bildu y el otro del PNV, porque cada vez que hay que
poner un titular, se añade el nombre de pila de cada uno. Será cuestión
de llamarlos como a los árbitros, con dos apellidos: Olano Jauregi y
Olano Arrese. El problema es que no caben los dos en el titular.
jueves, 7 de mayo de 2015
La campaña (I)
ya lo dice el maquiavélico Frank Underwood en la excelente serie House of cards:
“Ningún político se resiste a hacer promesas que no podrá cumplir”.
Pasen y vean. Si la precampaña les ha sabido a poco, llega ahora la
campaña, que es lo mismo pero con más parafernalia, más palabrería y más
sonrisas, aunque afortunadamente con fecha de caducidad: el viernes 22
de mayo. Es como la pretemporada y la temporada. Luego queda ese día
suelto, tontorrón y anquilosado que llaman jornada de reflexión -como si
fuéramos todos a estar pensando durante 24 horas a quién vamos a
votar- en la que descubrimos que en su tiempo libre -oh my god- los candidatos van al monte, hacen las compras con su pareja o pasean. La campaña es el tiempo del puedo prometer y prometo. En el hit parade
de las promesas, hay una por la que sienten predilección nuestros
políticos locales: la regeneración de la bahía de Pasaia. No hay campaña
que se precie en la que uno o más candidatos no se desplacen a la bahía
para ofrecer los discursos de rigor y hacerse las fotos embarcados en
una motora. En los siguientes cuatro años no son capaces de ponerse de
acuerdo y lograr consensos (palabra que se gasta mucho estos días), pero
que no sea por anunciar una promesa que no cumplirán.
jueves, 30 de abril de 2015
Los grupos de ‘WhatsApp’
los móviles de última
generación nos han convertido a los usuarios en zombies andantes. Ya no
hablamos por la calle; contestamos mensajes del WhatsApp como autómatas. Concretamente, mensajes de los grupos de WhatsApp (los sms han pasado a mejor vida). Según un trabajo de campo
que he hecho entre amigos, compañeros de trabajo y la parentela, hay
grupos para dar y tomar. A saber. Está el grupo de los padres de la
clase del hijo mayor, de la cuadrilla, de los de la cuadrilla que
organizan las cenas de los jueves, de la partida de mus, de los
cumpleaños de clase del primer semestre, de los compañeros de trabajo,
de los primos (los tuyos y los de tu mujer), de las cuñadas, de suegros y
padres (todos mezclados, qué peligro), de los padres que se reúnen por
la tarde en el parque, de los excompañeros de la uni, de la porra
semanal de fútbol, del poteo de los sábados al mediodía, del equipo de
baloncesto de la chavalería, del campeonato de frontenis, de las amigas
de tu hija (que no tienen móvil), de los que vamos en Semana Santa de
casa rural, de la cena de sidrería, de los amigos que hicimos de
Guadalajara, de los de Barcelona, del grupo de montaña, de los que
quedamos para correr, de los amigos de agosto en Cambrils, de los
quintos del 69, de los fines de semana en Baqueira, del grupo de dantzas
y de las exalumnas de Ursulinas. Por ejemplo.
lunes, 27 de abril de 2015
Sin asignatura de Religión
Hace unos 30 años, un puñado de alumnos, creo que no más de cinco, decidimos no estudiar Religión y optar por la asignatura de Ética. Cursábamos BUP en un instituto público hoy desaparecido y supongo que llevar la contraria al resto de la clase era una especie de acto de rebeldía juvenil. El caso es que fue también una manera de romper con la Iglesia, con la religión católica y con todo lo que nos habían inculcado desde niños. El siguiente paso fue no cumplir con el sacramento de la confirmación. Luego, ya adultos, llegaron las ceremonias de boda civiles, pasar olímpicamente del bautismo y la comunión, y desterrar varios rituales más. A la vista de cómo se ha distanciado la sociedad de la Iglesia, se diría que fuimos unos adelantados, con perdón. Según se señala en la web de Europa Laica, cada vez son más los centros públicos que no imparten la asignatura de Religión por falta de demanda. En Euskadi, por ejemplo, y según datos recogidos por la Cadena Ser, son ya 70 colegios de un total de 332. Es la comunidad con más centros. Simplemente, no hay profesores de Religión (católica, se entiende) porque nadie lo pide. Sostienen los defensores de un Estado laico que es un fenómeno imparable. Seguramente, no les falta razón.
jueves, 23 de abril de 2015
Un campeón modélico
durante los últimos días
hemos recordado en este periódico el 20º aniversario de la Copa de
Europa que conquistó el Bidasoa con reportajes, entrevistas,
fotografías, opiniones y profusión de anécdotas y datos. Poco más hay
que añadir de aquella gesta irrepetible. Si acaso que el equipo
irundarra era modélico en la cancha y en los despachos, pero también en
el trato que dispensaba a los medios de comunicación. Lo mismo daba que
llamara una radio de barrio que un periódico de gran tirada. Atendía a
todos por igual. Si no me falla la memoria, a la cabeza del servicio de
prensa se encontraba Txema Pardo, un periodista que conocía el oficio,
dato relevante cuando se trata de hacer de hilo conductor entre un club y
los medios. Pardo hacía más fácil nuestro trabajo, que es de lo que se
trata al fin y al cabo. No está de más reconocer su labor en estos
tiempos en los que algunos responsables de prensa solo ponen zancadillas
y trabas a la tarea de informar. La grandeza de un club se mide también
por los pequeños detalles. El Bidasoa, por ejemplo, tenía a bien reunir
de vez en cuando a los periodistas para que Villarreal o Sopalovic
desgranaran el juego del rival europeo de turno. Toda una lección de
balonmano y de saber tratar a los medios.
miércoles, 15 de abril de 2015
“¡Qué necesidad, chico!”
la frase es de Ane Gabarain, Maritxu en la serie Allí abajo,
pero podría salir de la boca de cualquier amatxo que supere los 60
tacos. Le cuentas que vas a hacer una caminata de seis horas por el
monte y te suelta con un poso de pesadez un “¡Qué necesidad, chico!”
para el que no tienes preparada una respuesta. Y donde dices una
caminata, pon una carrera en el encierro de sanfermines, subir en bici
al Tourmalet o cualquier iniciativa, casi siempre deportiva, que entrañe
un puntito de riesgo. ¿Qué necesidad hay de hacerlo?, viene a decir. ¿Para qué semejante esfuerzo? Allí abajo está plagado de los tópicos que triunfaron en Ocho apellidos vascos
y aporta nuevos lugares comunes llevados al extremo. Retratos de la
vida cotidiana como el de Iñaki (Jon Plazaola) el protagonista, que
llega a la cafetería del hospital sevillano en el que está ingresada
amatxo (sin artículo, aquí hablamos sin artículos) y lo primero que hace
al entrar es recoger unos vasos de una mesa y llevarlos a la barra del
bar. Costumbre sana donde las haya que algunos también practicamos lejos
de la ficción de la caja tonta. Si reír es una buena terapia para
olvidarnos de los problemas del día a día, Terol, Gabilondo y compañía
nos arrancan varias carcajadas en poco más de una hora de televisión.
sábado, 11 de abril de 2015
La yihad catalana
Jorge Fernández Díaz, el ministro del Gobierno de Rajoy condecorador de vírgenes y santas, vinculó el pasado miércoles nacionalismo catalán y yihadismo de una manera tan malintencionada y miserable que recordó al “todo es ETA” que apadrinó el juez Baltasar Garzón y coreó el PP al unísono durante años y años. Hace tiempo que el foco político se ha trasvasado de Euskadi a Catalunya. Las estrategias que utilizan los partidos españolistas para tratar de desacreditar la causa soberanista nos resultan desde la distancia hasta familiares. Nada que no hayamos experimentado por estos lares. Hoy es relacionar yihadismo con nacionalismo, mañana será denunciar que los niños catalanes que hablen castellano llevarán una marca en la frente y pasado mañana que los españoles que aterricen en el aeropuerto de El Prat pagarán una tasa por pisar suelo catalán. Sandeces varias que en el caso catalán, como antes en el vasco, tienen su cohorte de voceros en tertulias y medios. Y sandeces propias del ultracatólico Fernández Díaz, que no predica precisamente la paz de Dios, y cuya altura intelectual se resume con otras dos perlas que soltó en su día sobre la cuestión catalana: “Homenajear a la División Azul en Cataluña es un acto de reconciliación“ y “muchas familias catalanas no se reúnen por Navidad por culpa del soberanismo”.
viernes, 3 de abril de 2015
Multas a la finlandesa
en Finlandia no se andan
con chiquitas con las multas de tráfico. A un tal Reima Kuisla, un
empresario con unos copiosos ingresos en su cuenta corriente, le acaban
de atizar con una sanción de 54.000 euros por superar en 23 km/h el
límite de velocidad. Este buen hombre conducía a 103 km/h en un tramo en
el que estaba prohibido superar los 80 km/h. Nada que no le suceda al
común de los mortales. La desproporción entre la infracción y el importe
de la multa resulta llamativa, si no fuera porque en Finlandia las
sanciones se imponen en función de la renta del conductor que incumple
el código de circulación. Tanto ganas, tanto pagas por saltarte la ley.
El modelo, que cuenta con la aceptación de la mayoría de la población,
no ha sido puesto en práctica anteayer. Al contrario. Data de 1921 y se
aplica también en Suecia y Noruega, lo que da idea de las traineras de
ventaja que nos llevan los países nórdicos, referentes indispensables en
las políticas sociales. Difícil extrapolar el sistema finlandés a estas
tierras, donde por comprar un vehículo nuevo te hacen la misma rebaja
ya ganes 20.000 euros que 100.000. Lo más proporcional que se ha visto
en los últimos tiempos es la decisión del Ayuntamiento de Irun de cobrar
las sanciones de OTA en función del tiempo de aparcamiento que se haya
excedido.
lunes, 30 de marzo de 2015
“Si en el monte compites por conseguir récords, la solidaridad pasa a un segundo plano”
HONDARRIBIA - Recién cumplidos los 69 años, Xabier Erro luce una figura envidiable.
Jubilado desde hace un tiempo como profesor de instituto en Irun,
disfruta de la vida y de su pasión: el montañismo. Erro, lesakarra
residente en Hondarribia desde 1979, afina estos días la preparación
para guiar en la Cordillera de Perú a un grupo de amigos que también
superan los 60 años. Experiencia no le falta. Durante años ha trabajado
como guía de Mendiak eta Herriak, la agencia que dirige Felipe Uriarte, y
ambos formaron parte del grupo de doce alpinistas que hace 35 años
llevaron al montañismo vasco a lo más alto del mundo: la conquista del
Everest. Erro tuvo un papel trascendental antes y después de la gesta
que protagonizó Martin Zabaleta el 14 de mayo de 1980. Fue el primero en
llegar al campo base y el último en abandonarlo. El miércoles pasado
recordó las vivencias en el Teatro Principal de Donostia en la
proyección de Agur Everest, la película que recoge las dos primeras expediciones vascas al Everest en 1974 y 1980.
Cuentan las crónicas que en enero de 1980, seis meses antes del éxito en el Everest, partió desde Katmandú con 105 porteadores y tres toneladas de oxígeno y butano.
- Tenía la desgracia de que sabía inglés. Prepararlo todo me llevó seis meses, desde el 9 de diciembre en que fui a Bombay. Llevé dos camiones desde Bombay a Katmandú pero llegó solo uno, ya que el otro lo descargaron: lo necesitaban para llevar a la gente a votar porque eran las elecciones en la India. A los seis días apareció. En enero preparé en Katmandú la logística. El gas y el oxígeno no se podían transportar en avión, así que con 105 porteadores caminé primero hasta Namche Bazaar. A partir de ahí el traslado ya fue con yaks. De ahí al campo base ya fui solo y me junté con unos polacos que intentaban la ascensión invernal al Everest. Busqué un emplazamiento y bajé hasta Katmandú, donde me reuní con la expedición el 20 de febrero.
Entonces solo se permitía una expedición por temporada.
- Sí, una premonzónica, en primavera, y otra en el postmonzón, en otoño. Éramos doce alpinistas y doce sherpas. No era una expedición muy numerosa, pero nada que ver con lo de ahora. El año pasado visité el campo base del Everest en un trekking y había 25 expediciones de todos los colores, unas 600 personas. La BBC suele decir que el pub irlandés más alto del mundo está a 5.300 metros, en el campo base del Everest. El año pasado, solo en la zona del Everest, entre escaladores y trekinistas visitaron la zona más de 30.000 personas.
¿Qué recuerdos guarda de aquella expedición?
-Buenos, aunque pasé momentos malos por si no llegaba todo el material. Llevamos 12.000 kilos desde aquí. En Nepal compramos arroz, verduras..., pero lo importante iba desde aquí. Y si no llegaba a tiempo, podía fracasar la expedición. Lo pasé muy mal. Iba conviviendo con los nepalíes, durmiendo mal, y tuve unos problemas estomacales muy fuertes durante un mes. La aproximación con 105 porteadores de pueblo en pueblo por Nepal hace 35 años fue una experiencia increíble. Era una zona muy poco desarrollada. Vivía en sus casas, convivía con ellos, dormía con ellos, bebía su cerveza, comía con ellos, aprendí algo de nepalí… Luego, ya con la expedición, recuerdo lo que nos costó superar la Cascada de Hielo. Estuvimos una semana luchando para superar 500 metros de desnivel cuando hoy lo haces en dos horas porque está equipada. Trabajamos mucho la pared del Lhotse poniendo cuerdas fijas hasta el Collado Sur. Y ya el 14 de mayo, conseguir la cima fue una alegría del trabajo en equipo.
Pasaron un mal rato por las dificultades de Martin Zabaleta y el sherpa Pasang Temba al descender.
- La noche del 14 fue muy mala porque llegaron a la cima pero no bajaron al Collado Sur. Se quedaron a dormir cerca de la cima sur por problemas del sherpa. El equipo que íbamos para arriba organizamos una expedición de ayuda para subir oxígeno y que bajaran los dos en buenas condiciones. Les ayudamos a bajar y vimos las dos caras de la moneda. La alegría porque habíamos hecho cumbre pero la tristeza de que no había posibilidad de hacer nuevos intentos porque el equipo de sherpas que nos iba a ayudar a Felipe (Uriarte) y a mí se había desgastado.
Usted se quedó a hacer todo el papeleo de vuelta y no estuvo en el recibimiento en Sondika.
- La expedición aterrizó en Sondika el 12 de junio pero yo me quedé para traer de vuelta el material y regresé a Lesaka el 6 de julio, la víspera de San Fermín. Tuve un homenaje en Lesaka, en el que me acompañó Martin.
Hoy sería impensable un proyecto como aquel. Las expediciones no son tan grandes y ahora a veces se prima más el éxito personal.
- Nuestra expedición fue un trabajo en equipo. De hecho, había miembros que por sus características no tenían opción de hacer cumbre. Pero se sacrificaban hasta la altura que podían para conseguir el objetivo, que era hollar el Everest. Zabaleta y el sherpa saben que sin el apoyo del resto no hubieran llegado a la cumbre. Hoy la filosofía ha cambiado y las expediciones han evolucionado. Muchas expediciones van esponsorizadas y tienen que aparecer en los medios de comunicación. Se buscan nuevas rutas, acumular ochomiles, etc. y debe aparecer la persona que ha hecho esas hazañas para que vuelva a tener un soporte económico.
¿Cómo ha observado la evolución del montañismo vasco en las grandes cumbres?
- Con mucho interés y respeto, probablemente no comulgando con la filosofía actual de los logros y récords. En este pequeño país tenemos buenos himalayistas y escaladores. Pero si el montañismo se diferencia de otros deportes es en la no competición. En todo caso compites por intentar la cumbre, es decir compites, con todo respeto, con la montaña. Entiendo que el montañismo en un ochomil es el compromiso de trabajo en equipo y la solidaridad, y si estas compitiendo por establecer récords, la solidaridad pasa a un plano secundario.
Cuando subieron al Everest no se imaginaban que, por ejemplo, años después tres vascos iban a coronar todos los ‘ochomiles’.
- Ha sido el resultado de la evolución de la moda que inició Messner. Algunos alpinistas, no todos, se han dedicado a eso. La gente que se ha dedicado a hacer cosas nuevas no ha tenido como objetivo los catorce ochomiles. Pero otros sí, como Oiarzabal. Iñurrategi ha hecho cosas interesantes, Zabalza y Vallejo también, aunque no les veo en la carrera de los ochomiles. A Txikon sí le veo por esa carrera… Son filosofías nuevas, récords que es necesario hacer para seguir teniendo esponsor y alimentar a los medios. Es una filosofía distinta a la que teníamos en los 80, y sigo teniendo ahora, que respeto pero con la que no comulgo mucho. Pero he seguido con interés a Iñurrategi, Zabalza, Vallejo, Zulueta, Uriarte, Tamayo, Zabaleta, a Gregorio Ariz, a Mari Abrego, a Pili Ganuza, a Amaia Aranzabal, a los hermanos Pou. O recientemente a Adolfo Madinabeita, que ha escalado el Fritz Roy por la vía Afanasieef, con un desnivel de 1.600 metros.
Decía recientemente el alpinista Jordi Corominas que hoy parece que se da más importancia a contar lo que has hecho en la montaña que a hacerlo.
- Conozco a Corominas y estoy de acuerdo con él. ¿Por qué es tan importante que la gente conozca lo que ha hecho un alpinista? Por la esponsorización. Si te obligan a hacer algo y tiene que aparecer en los medios de comunicación, se prioriza su difusión. Cuando subes al Txindoki, también te sacas una foto y la mandas a los amigos por el WhatsApp para que la cuadrilla vea dónde estás.
Sigue practicando montañismo.
- Ahora que estoy jubilado, más que antes. Siempre que el tiempo lo permita, me encontrarás en un monte. Y a poder ser, en algún sitio en el que no haya estado. Conozco muchos sitios en Alpes, Andes o Himalaya, pero hay valles y montes al lado de casa que no he subido ni conozco. A eso me dedico últimamente, a conocer zonas cercanas.
En abril viaja con un grupo a la Cordillera Blanca. ¿Se prepara específicamente?
- Me preparo y preparo al grupo que llevo. Hacemos salidas en las que les controlo la tensión arterial, el peso, el oxígeno en sangre y pongo un ritmo alegre. Es un grupo de amigos, más que clientes, entrados en años (60 y pico) y nos dedicamos a hacer un trekking cada año. El año pasado estuvimos a 6.400 metros en el norte de Chile, en Parinacota. Hace dos años hicimos cuatro cimas de 4.500 y llegamos al Campo Base del Annapurna… Ahora vamos a la Cordillera Blanca y al final intentaremos ascender el Pisco, de 5.750 metros.
¿Qué ejercicio hace?
Todos los días hago mis 10 kilómetros de caminata. Tres días por semana nado y un par de días a la semana voy desde Hondarribia a Otsondo o Urdazubi en bici. No hago solo monte. Me gusta cambiar. Con la bici de monte voy a Oiartzun, Aritxulegi, Agiña, bajo a Lesaka, tomo un café en Ibardin y a casa. Hace años hice la travesía en bici de Tarifa a Hondarribia en seis días: 1.300 kilómetros. 274 en la última etapa, Vinuesa-Hondarribia.
Si se repasa su historial, llama la atención la infinidad de veces que ha viajado a los Andes.
Trabajé en México y en vacaciones me dedicaba a ir a Perú, Ecuador o a bajar al Aconcagua. Ahí se empezó a hacer mi cuerpo a la altura. Subir un fin de semana un 5.000 era casi una excursión mañanera. Al mediodía del domingo estaba en el centro vasco comiendo con los amigos. Luego hice el Aconcagua en solitario. Puse la primera ikurriña en el Aconcagua, aunque los primeros vascos que subieron fueron Ángel Rosen y Juan Ignacio Lorente en febrero del 76. Conozco el Altiplano, Perú, Chile, Argentina...
¿Qué atractivo tienen los Andes?
- Todos los montes tienen aproximaciones muy largas y son muy solitarios, son zonas inhóspitas, muy salvajes, muy poco pobladas… Son lugares en los que te sientes muy a gusto.
¿Qué le parecen los récords que se realizan ahora, como el de subir y bajar el Aconcagua en once horas?
- Ellos lo pasan bien. Sé lo que cuesta subir al Aconcagua desde el lago de Horcones. De Horcones a plaza de Mulas son de seis a ocho horas a un ritmo normal. Hacer Horcones-Aconcagua-Horcones en 11 horas es una salvajada. Parte de la subida y toda la bajada hay que hacerla corriendo. Bajar todo aquello corriendo, ¿sabes lo que sufren las rodillas? Son jóvenes, pero si llegan a mi edad no sé cómo van a tener las rodillas y el motor. Las articulaciones sufren muchísimo. Ahora hay atletas que no sabes si son montañeros o atletas que usan la montaña como pista de entrenamiento. Cuando se jubilen, estarán peor que yo.
Se enfrentan dos filosofías.
-Totalmente. Hemos entendido la montaña como un deporte de equipo, de compañerismo, de solidaridad, y si la vuelves competitiva con marcas y récords, malamente vas a ser solidario porque vas a ir a lo tuyo.
¿Hay todavía muchas montañas por descubrir?
-Sí. En los Andes hay todavía muchas montañas que aún no se han subido, hay muchas zonas inhóspitas, remotas, con poca logística. Y en Himalaya también. Todo el mundo va a por los ochomiles pero hay cantidad de seismiles sin subir.
Si tuviese 25 años, ¿qué monte subiría?
-Con 25 años y la experiencia de ahora sería diferente. He sido montañero de fin de semana, de vacaciones. He trabajado, tengo una familia y gracias a eso tengo una pensión. He cotizado 42 años. No me he podido dedicar profesionalmente. Si tuviese 25 años, no me hubiera dedicado a la montaña profesionalmente, a pesar de que me gusta muchísimo. Perdería quizás un poco de romanticismo.
¿Iría a un ochomil?
- Igual no. Pero en aquella época era un reto. Queríamos hacer una nación y el Everest era lo más, marcaba.
HONDARRIBIA - Xabier
Erro y Martin Zabaleta vivieron hace 37 años una experiencia
inolvidable. Se propusieron atravesar el continente americano desde
México hasta el Fritz Roy, una imponente pared de roca en la Patagonia,
entre Argentina y Chile. Erro conocía México y sus montañas al dedillo
(su colección de ascensiones es innumerable) ya que trabajó varios años
en el país azteca como director técnico de la fábrica de Contadores de
Donostia. El alpinista se tomó un año sabático, compró el clásico coche
mexicano (el Wolkswagen escarabajo), le acopló un remolque y una gran
ikurriña con el lema Expedición vasca México-Tierra de Fuego, e inició con Zabaleta una aventura que se extendió de octubre de 1978 a abril de 1979.
Tras subir a varios volcanes mexicanos, la ruta se complicó.
El relato de Erro no tiene desperdicio: “En Nicaragua nos pilló la guerra entre sandinistas y somocistas. Pasamos a Costa Rica y de allí a Panamá, pero no se podía pasar a Colombia, así que fuimos a Colón y dormimos en la base de los americanos, que controlaban el Canal de Panamá. Un barco contrabandista nos llevó a isla Margarita. En Venezuela nos robaron y nos dejaron sin documentación y estuvimos retenidos 20 días en casa de un refugiado, Josu Bilbao, hasta que nos hicieron pasaportes nuevos. En Colombia hicimos un pico virgen, el Nevado del Huila (5.400 metros), pero al bajar la Policía nos detuvo y nos llevó al cuartel. Se habían mosqueado al ver el coche. Nos tuvieron detenidos, desmontaron todo para ver si había droga y, al no encontrar nada, nos dijeron que meterían droga en el coche para acusarnos. Empezamos a negociar, nos pidieron 1.000 dólares y, gracias a que tenía contactos en Bogotá de una vez que fui con mi empresa, hablé con la embajada y al final pagamos 100 dólares y pudimos salir. Atravesamos Perú, Chile, el desierto de Atacama.. y llegamos al paso de los Andes. Allí nos pilló un conflicto entre Chile y Argentina por el caudal del Beagle, con los dos ejércitos preparados. Nos retuvieron otros tres días”.
Los dos montañeros llegaron al Aconcagua y abrieron una ruta junto a, entre otros, Felipe Uriarte, pero se les resistió el Fritz Roy: “Nos pilló una tormenta que nos arrancó la tienda. No podíamos ni salir. Estuvimos seis días”. Volvieron a Buenos Aires, Martin tomó un avión y Xabier embarcó con su destartalado escarabajo al puerto de Barcelona. Meses después volvieron a reunirse para afrontar la expedición al Everest.
el protagonista
Nombre. Xabier Erro.
Lugar y fecha de nacimiento. Lesaka. 5 de febrero de 1946. Casado con Josune, tiene dos hijos: Haitz y Eki.
Profesión. Actualmente está jubilado. Trabajó en Industrias Españolas de Donostia y en una filial en México durante varios años. Exprofesor en el Instituto Pío Baroja de Irun. Ha guiado a cientos de montañeros integrando la agencia Mendiak eta Herriak que lidera Felipe Uriarte.
Historial montañero. Conoce la mayoría de cumbres de Pirineos y Alpes, y es un experto en los volcanes de México. Entre otras cimas, ha subido 18 veces al Nevado Toluca y 35 al Popocateptl. Conoce los Andes al dedillo. Tiene una treintena de ascensos al Aconcagua, la primera integral sur-norte, la primera invernal vasca... Formó parte de la expedición al Everest’80. Coronó su único ochomil, el Gasherbrum II, en 1991, en la primera ascensión navarra a esta cumbre, y ha participado en expediciones al Lhotse Shar, Baruntse, Makalu, Kangchenjunga y K-2, entre otras.
Cuentan las crónicas que en enero de 1980, seis meses antes del éxito en el Everest, partió desde Katmandú con 105 porteadores y tres toneladas de oxígeno y butano.
- Tenía la desgracia de que sabía inglés. Prepararlo todo me llevó seis meses, desde el 9 de diciembre en que fui a Bombay. Llevé dos camiones desde Bombay a Katmandú pero llegó solo uno, ya que el otro lo descargaron: lo necesitaban para llevar a la gente a votar porque eran las elecciones en la India. A los seis días apareció. En enero preparé en Katmandú la logística. El gas y el oxígeno no se podían transportar en avión, así que con 105 porteadores caminé primero hasta Namche Bazaar. A partir de ahí el traslado ya fue con yaks. De ahí al campo base ya fui solo y me junté con unos polacos que intentaban la ascensión invernal al Everest. Busqué un emplazamiento y bajé hasta Katmandú, donde me reuní con la expedición el 20 de febrero.
Entonces solo se permitía una expedición por temporada.
- Sí, una premonzónica, en primavera, y otra en el postmonzón, en otoño. Éramos doce alpinistas y doce sherpas. No era una expedición muy numerosa, pero nada que ver con lo de ahora. El año pasado visité el campo base del Everest en un trekking y había 25 expediciones de todos los colores, unas 600 personas. La BBC suele decir que el pub irlandés más alto del mundo está a 5.300 metros, en el campo base del Everest. El año pasado, solo en la zona del Everest, entre escaladores y trekinistas visitaron la zona más de 30.000 personas.
¿Qué recuerdos guarda de aquella expedición?
-Buenos, aunque pasé momentos malos por si no llegaba todo el material. Llevamos 12.000 kilos desde aquí. En Nepal compramos arroz, verduras..., pero lo importante iba desde aquí. Y si no llegaba a tiempo, podía fracasar la expedición. Lo pasé muy mal. Iba conviviendo con los nepalíes, durmiendo mal, y tuve unos problemas estomacales muy fuertes durante un mes. La aproximación con 105 porteadores de pueblo en pueblo por Nepal hace 35 años fue una experiencia increíble. Era una zona muy poco desarrollada. Vivía en sus casas, convivía con ellos, dormía con ellos, bebía su cerveza, comía con ellos, aprendí algo de nepalí… Luego, ya con la expedición, recuerdo lo que nos costó superar la Cascada de Hielo. Estuvimos una semana luchando para superar 500 metros de desnivel cuando hoy lo haces en dos horas porque está equipada. Trabajamos mucho la pared del Lhotse poniendo cuerdas fijas hasta el Collado Sur. Y ya el 14 de mayo, conseguir la cima fue una alegría del trabajo en equipo.
Pasaron un mal rato por las dificultades de Martin Zabaleta y el sherpa Pasang Temba al descender.
- La noche del 14 fue muy mala porque llegaron a la cima pero no bajaron al Collado Sur. Se quedaron a dormir cerca de la cima sur por problemas del sherpa. El equipo que íbamos para arriba organizamos una expedición de ayuda para subir oxígeno y que bajaran los dos en buenas condiciones. Les ayudamos a bajar y vimos las dos caras de la moneda. La alegría porque habíamos hecho cumbre pero la tristeza de que no había posibilidad de hacer nuevos intentos porque el equipo de sherpas que nos iba a ayudar a Felipe (Uriarte) y a mí se había desgastado.
Usted se quedó a hacer todo el papeleo de vuelta y no estuvo en el recibimiento en Sondika.
- La expedición aterrizó en Sondika el 12 de junio pero yo me quedé para traer de vuelta el material y regresé a Lesaka el 6 de julio, la víspera de San Fermín. Tuve un homenaje en Lesaka, en el que me acompañó Martin.
Hoy sería impensable un proyecto como aquel. Las expediciones no son tan grandes y ahora a veces se prima más el éxito personal.
- Nuestra expedición fue un trabajo en equipo. De hecho, había miembros que por sus características no tenían opción de hacer cumbre. Pero se sacrificaban hasta la altura que podían para conseguir el objetivo, que era hollar el Everest. Zabaleta y el sherpa saben que sin el apoyo del resto no hubieran llegado a la cumbre. Hoy la filosofía ha cambiado y las expediciones han evolucionado. Muchas expediciones van esponsorizadas y tienen que aparecer en los medios de comunicación. Se buscan nuevas rutas, acumular ochomiles, etc. y debe aparecer la persona que ha hecho esas hazañas para que vuelva a tener un soporte económico.
¿Cómo ha observado la evolución del montañismo vasco en las grandes cumbres?
- Con mucho interés y respeto, probablemente no comulgando con la filosofía actual de los logros y récords. En este pequeño país tenemos buenos himalayistas y escaladores. Pero si el montañismo se diferencia de otros deportes es en la no competición. En todo caso compites por intentar la cumbre, es decir compites, con todo respeto, con la montaña. Entiendo que el montañismo en un ochomil es el compromiso de trabajo en equipo y la solidaridad, y si estas compitiendo por establecer récords, la solidaridad pasa a un plano secundario.
Cuando subieron al Everest no se imaginaban que, por ejemplo, años después tres vascos iban a coronar todos los ‘ochomiles’.
- Ha sido el resultado de la evolución de la moda que inició Messner. Algunos alpinistas, no todos, se han dedicado a eso. La gente que se ha dedicado a hacer cosas nuevas no ha tenido como objetivo los catorce ochomiles. Pero otros sí, como Oiarzabal. Iñurrategi ha hecho cosas interesantes, Zabalza y Vallejo también, aunque no les veo en la carrera de los ochomiles. A Txikon sí le veo por esa carrera… Son filosofías nuevas, récords que es necesario hacer para seguir teniendo esponsor y alimentar a los medios. Es una filosofía distinta a la que teníamos en los 80, y sigo teniendo ahora, que respeto pero con la que no comulgo mucho. Pero he seguido con interés a Iñurrategi, Zabalza, Vallejo, Zulueta, Uriarte, Tamayo, Zabaleta, a Gregorio Ariz, a Mari Abrego, a Pili Ganuza, a Amaia Aranzabal, a los hermanos Pou. O recientemente a Adolfo Madinabeita, que ha escalado el Fritz Roy por la vía Afanasieef, con un desnivel de 1.600 metros.
Decía recientemente el alpinista Jordi Corominas que hoy parece que se da más importancia a contar lo que has hecho en la montaña que a hacerlo.
- Conozco a Corominas y estoy de acuerdo con él. ¿Por qué es tan importante que la gente conozca lo que ha hecho un alpinista? Por la esponsorización. Si te obligan a hacer algo y tiene que aparecer en los medios de comunicación, se prioriza su difusión. Cuando subes al Txindoki, también te sacas una foto y la mandas a los amigos por el WhatsApp para que la cuadrilla vea dónde estás.
Sigue practicando montañismo.
- Ahora que estoy jubilado, más que antes. Siempre que el tiempo lo permita, me encontrarás en un monte. Y a poder ser, en algún sitio en el que no haya estado. Conozco muchos sitios en Alpes, Andes o Himalaya, pero hay valles y montes al lado de casa que no he subido ni conozco. A eso me dedico últimamente, a conocer zonas cercanas.
En abril viaja con un grupo a la Cordillera Blanca. ¿Se prepara específicamente?
- Me preparo y preparo al grupo que llevo. Hacemos salidas en las que les controlo la tensión arterial, el peso, el oxígeno en sangre y pongo un ritmo alegre. Es un grupo de amigos, más que clientes, entrados en años (60 y pico) y nos dedicamos a hacer un trekking cada año. El año pasado estuvimos a 6.400 metros en el norte de Chile, en Parinacota. Hace dos años hicimos cuatro cimas de 4.500 y llegamos al Campo Base del Annapurna… Ahora vamos a la Cordillera Blanca y al final intentaremos ascender el Pisco, de 5.750 metros.
¿Qué ejercicio hace?
Todos los días hago mis 10 kilómetros de caminata. Tres días por semana nado y un par de días a la semana voy desde Hondarribia a Otsondo o Urdazubi en bici. No hago solo monte. Me gusta cambiar. Con la bici de monte voy a Oiartzun, Aritxulegi, Agiña, bajo a Lesaka, tomo un café en Ibardin y a casa. Hace años hice la travesía en bici de Tarifa a Hondarribia en seis días: 1.300 kilómetros. 274 en la última etapa, Vinuesa-Hondarribia.
Si se repasa su historial, llama la atención la infinidad de veces que ha viajado a los Andes.
Trabajé en México y en vacaciones me dedicaba a ir a Perú, Ecuador o a bajar al Aconcagua. Ahí se empezó a hacer mi cuerpo a la altura. Subir un fin de semana un 5.000 era casi una excursión mañanera. Al mediodía del domingo estaba en el centro vasco comiendo con los amigos. Luego hice el Aconcagua en solitario. Puse la primera ikurriña en el Aconcagua, aunque los primeros vascos que subieron fueron Ángel Rosen y Juan Ignacio Lorente en febrero del 76. Conozco el Altiplano, Perú, Chile, Argentina...
¿Qué atractivo tienen los Andes?
- Todos los montes tienen aproximaciones muy largas y son muy solitarios, son zonas inhóspitas, muy salvajes, muy poco pobladas… Son lugares en los que te sientes muy a gusto.
¿Qué le parecen los récords que se realizan ahora, como el de subir y bajar el Aconcagua en once horas?
- Ellos lo pasan bien. Sé lo que cuesta subir al Aconcagua desde el lago de Horcones. De Horcones a plaza de Mulas son de seis a ocho horas a un ritmo normal. Hacer Horcones-Aconcagua-Horcones en 11 horas es una salvajada. Parte de la subida y toda la bajada hay que hacerla corriendo. Bajar todo aquello corriendo, ¿sabes lo que sufren las rodillas? Son jóvenes, pero si llegan a mi edad no sé cómo van a tener las rodillas y el motor. Las articulaciones sufren muchísimo. Ahora hay atletas que no sabes si son montañeros o atletas que usan la montaña como pista de entrenamiento. Cuando se jubilen, estarán peor que yo.
Se enfrentan dos filosofías.
-Totalmente. Hemos entendido la montaña como un deporte de equipo, de compañerismo, de solidaridad, y si la vuelves competitiva con marcas y récords, malamente vas a ser solidario porque vas a ir a lo tuyo.
¿Hay todavía muchas montañas por descubrir?
-Sí. En los Andes hay todavía muchas montañas que aún no se han subido, hay muchas zonas inhóspitas, remotas, con poca logística. Y en Himalaya también. Todo el mundo va a por los ochomiles pero hay cantidad de seismiles sin subir.
Si tuviese 25 años, ¿qué monte subiría?
-Con 25 años y la experiencia de ahora sería diferente. He sido montañero de fin de semana, de vacaciones. He trabajado, tengo una familia y gracias a eso tengo una pensión. He cotizado 42 años. No me he podido dedicar profesionalmente. Si tuviese 25 años, no me hubiera dedicado a la montaña profesionalmente, a pesar de que me gusta muchísimo. Perdería quizás un poco de romanticismo.
¿Iría a un ochomil?
- Igual no. Pero en aquella época era un reto. Queríamos hacer una nación y el Everest era lo más, marcaba.
La aventura desde México al Fritz Roy
MARTIN ZABALETA Y XABIER ERRO VIVIERON HACE 37 AÑOS UNA TRAVESÍA LLENA DE ANÉCDOTASEl relato de Erro no tiene desperdicio: “En Nicaragua nos pilló la guerra entre sandinistas y somocistas. Pasamos a Costa Rica y de allí a Panamá, pero no se podía pasar a Colombia, así que fuimos a Colón y dormimos en la base de los americanos, que controlaban el Canal de Panamá. Un barco contrabandista nos llevó a isla Margarita. En Venezuela nos robaron y nos dejaron sin documentación y estuvimos retenidos 20 días en casa de un refugiado, Josu Bilbao, hasta que nos hicieron pasaportes nuevos. En Colombia hicimos un pico virgen, el Nevado del Huila (5.400 metros), pero al bajar la Policía nos detuvo y nos llevó al cuartel. Se habían mosqueado al ver el coche. Nos tuvieron detenidos, desmontaron todo para ver si había droga y, al no encontrar nada, nos dijeron que meterían droga en el coche para acusarnos. Empezamos a negociar, nos pidieron 1.000 dólares y, gracias a que tenía contactos en Bogotá de una vez que fui con mi empresa, hablé con la embajada y al final pagamos 100 dólares y pudimos salir. Atravesamos Perú, Chile, el desierto de Atacama.. y llegamos al paso de los Andes. Allí nos pilló un conflicto entre Chile y Argentina por el caudal del Beagle, con los dos ejércitos preparados. Nos retuvieron otros tres días”.
Los dos montañeros llegaron al Aconcagua y abrieron una ruta junto a, entre otros, Felipe Uriarte, pero se les resistió el Fritz Roy: “Nos pilló una tormenta que nos arrancó la tienda. No podíamos ni salir. Estuvimos seis días”. Volvieron a Buenos Aires, Martin tomó un avión y Xabier embarcó con su destartalado escarabajo al puerto de Barcelona. Meses después volvieron a reunirse para afrontar la expedición al Everest.
el protagonista
Nombre. Xabier Erro.
Lugar y fecha de nacimiento. Lesaka. 5 de febrero de 1946. Casado con Josune, tiene dos hijos: Haitz y Eki.
Profesión. Actualmente está jubilado. Trabajó en Industrias Españolas de Donostia y en una filial en México durante varios años. Exprofesor en el Instituto Pío Baroja de Irun. Ha guiado a cientos de montañeros integrando la agencia Mendiak eta Herriak que lidera Felipe Uriarte.
Historial montañero. Conoce la mayoría de cumbres de Pirineos y Alpes, y es un experto en los volcanes de México. Entre otras cimas, ha subido 18 veces al Nevado Toluca y 35 al Popocateptl. Conoce los Andes al dedillo. Tiene una treintena de ascensos al Aconcagua, la primera integral sur-norte, la primera invernal vasca... Formó parte de la expedición al Everest’80. Coronó su único ochomil, el Gasherbrum II, en 1991, en la primera ascensión navarra a esta cumbre, y ha participado en expediciones al Lhotse Shar, Baruntse, Makalu, Kangchenjunga y K-2, entre otras.
viernes, 27 de marzo de 2015
Examen con premio
los expertos en Educación
suelen asegurar que es poco aconsejable la fórmula que utilizan algunos
padres de prometer a su hijo un premio a final de curso si aprueba todas
las asignaturas. Ya saben, aquello de, si no dejas tarea para el verano
(léase cates), te compraremos una bici, la Play o la Wii. El
examen al que se sometió el martes la delegación de Donostia 2016 en
Bruselas recuerda a este tipo de palos y zanahorias. Y no lo digo
porque, siguiendo con los paralelismos, la oficina de la capitalidad se
asemeje a los malos estudiantes que lo dejan todo para el final y van
renqueando durante el curso. Es tal el follón político y mediático que
hay en torno a Donostia 2016, que seguramente lo más potable es el
trabajo que se hace en el corazón del proyecto. El comité europeo que
evalúa el trabajo de Donostia 2016 premia con una bolsa de 1,5 millones
de euros a la ciudad si supera la prueba del martes. Como a los
escolares, este grupo de notables nombrados por la Comisión Europea te
promete una lluvia de euros si eres un alumno aplicado. Y se toma su
tiempo, no crean. La nota de la reválida no se conocerá antes de septiembre. Hasta la fecha, todas las capitales de la cultura han aprobado, ergo han recibido el galardón y los millones. Estoy de los nervios por saber si Donostia lo conseguirá.
domingo, 22 de marzo de 2015
Los jetas de la austeridad
a veces los gerifaltes de
la economía europea (que no es lo mismo que la elite de las finanzas) te
ponen las columnas a huevo. Los jetas que exigieron a gobiernos como el
griego, el español o el portugués que metieran la tijera en la
educación y la sanidad, que no revalorizaran las pensiones, que
aplicaran el medicamentazo, que rebajaran los sueldos y que no
tocaran a los de siempre; esos jetas con cara de mármol que laminaron
los derechos sociales hasta límites insoportables; esos jetas que no
saben qué es vivir para llegar a final de mes; esos jetas de coche
oficial y hotel de seis estrellas, digo, se han pulido 1.300 millones en
la construcción de la nueva sede del BCE en Fráncfort. Austeridad pura y
dura. Han gastado 400 millones más de lo previsto (el presupuesto
inicial era de 850 millones) en el flamante edificio que domina el skyline
de la capital financiera alemana. Se ve que la receta que tanto les
gustaba predicar de limitar el gasto público no iba con ellos. La
astronómica cifra representa casi el doble del presupuesto anual de la
Diputación de Gipuzkoa. Resulta obsceno que la institución que
machaconamente ha exigido reducir el gasto, la que pagamos a tocateja
cada uno de los ciudadanos europeos, dilapide semejante pastizal.
Indecente es poco.
viernes, 13 de marzo de 2015
¿Hay un Underwood vasco?
Francis, Frank, J. Underwood es el político más despiadado y maquiavélico de la ficción televisiva. Protagoniza House of cards,
una serie que retrata las cloacas del poder en EEUU y la ambición sin
límites en el Congreso y en la Casa Blanca. Un tipo sin escrúpulos,
capaz de matar a su madre por conseguir su propósito, o lo que es lo
mismo, más poder. Intrigas, engaños, manipulaciones, negociaciones y
corrupción salpican cada entrega. Es difícil no resistirse a realizar un
paralelismo entre el desalmado protagonista de House of Cards y
los políticos de nuestro terruño. Urkullu sería nuestro Underwood
vasco, pero es que ambos se parecen como un huevo a una castaña. Urkullu
es el polo opuesto: sereno y extremadamente prudente, aunque en las
últimas fechas haya mostrado su lado más desconocido al encararse ante
grupos de manifestantes. Ni en la ficción ni en la realidad hallaremos
un Underwood local, aunque a veces comprobemos con sorpresa que en la
política vasca hay fontaneros que aplican las estrategias que se cocinan
en las altas esferas de EEUU. Como esa que dice que anuncies una
noticia de envergadura (pongamos una presunta irregularidad) un viernes
por la tarde, con medio país a la bartola. Recuerden el caso Cabieces, que salió a la luz a eso de las 19.00 horas del 30 de enero. Fíjate qué casualidad, era viernes.
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